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Nadie en Badajoz quiso perderse la inauguración de las Tres Campanas
Empresarios y políticos acuden a la invitación de la familia Guerrero, que ofreció un largo cóctel tras la bendición del deán de la Catedral
Se respiraba el ambiente de los grandes momentos. Porque Badajoz acoge pocas inauguraciones de este tipo, porque el último hotel en abrir sus puertas fue ... Las Bóvedas y lo hizo en 2009, porque la oferta hostelera de las Tres Campanas es amplia y porque cuando un pacense entra en el edificio recupera los sueños que tenía de niño.
«Una fábrica de ilusiones». Así lo describió este miércoles el concejal de Turismo, Rubén Galea, que habló en el acto en representación del alcalde. A Ignacio Gragera la inauguración de la inversión privada más esperada de los últimos años en el Caso Antiguo le ha cogido en Bruselas.
Pero políticos hubo. Tantos, que en algunos momentos del acto de inauguración daba la sensación de que estaban vampirizando el protagonismo de la familia Guerrero. Poco dados a salir en los medios, solo su hijo David, gerente de Las Tres Campanas, tomó la palabra para hablar de la ilusión, la constancia y del trabajo que les ha costado sacar adelante la iniciativa. No quiso desvelar a cuánto asciende la inversión.
Más parlanchín fue Luis Ramallo. El primer presidente de Extremadura cuando era una preautonomía es también el nieto del empresario que construyó el edificio. El político, hoy con 86 años, recordó su infancia, se enorgulleció de su abuelo, puso en valor el arrojo de las familias emprendedoras y le terminó saliendo el discurso político contra «la lluvia impositiva» que cae sobre los empresarios.
Tras él, llegó el concejal Rubén Galea, que aprovechó para decir que el turismo ha crecido esta Semana Santa con respecto a la de 2023; el presidente de la Diputación, Miguel Ángel Gallardo, que alabó la creación de medio centenar de puestos de trabajo; y Abel Bautista. El consejero de Interior de la Junta valoró que los promotores recuperaban un edificio para la ciudad.
El último en tomar la palabra fue el deán de la Catedral, Pedro Fernández del Amo, que bendijo el negocio, a todos los que allí estaban y a los que están por entrar en el edificio. Tras sacar el hisopo y extender el agua bendita, rezó. Con un «amén», el auditorio dio por terminadas las intervenciones.
Mientras estos hablaban, el cortador de jamón rebanaba una pata que predecía el cóctel que vendría a continuación. Quesos, foie, macarons rellenos de patatera y queso, salmón, pan bao con cerdo, ostras, arroz y un largo listado de bandejas que no dejaban de salir.
Mientras los políticos hablaban, el cortador de jamón rebanaba la pata como antesala del cóctel
El salón estaba lleno. Representantes empresariales, como Francisco Javier Peinado (Creex) y José Luis Iniesta (CIEM), arroparon a los promotores, Paco y Gloria Guerrero López. 'Los Emilios', como se conoce al director y al presidente de la Fundación CB acudieron, al igual que el abogado Román Prieto, y quien fuera durante años gerente del Patronato provincial de Turismo, Juan Pedro Plaza, o el director de Aspremetal, Ángel García.
Como el cóctel fue largo, cada uno pudo hablar con quien quiso. Al delegado del Gobierno, José Luis Quintana, se le acercó Luis Ramallo para decirle que el Gobierno había vendido España por siete votos. Un chaparrón que Quintana soportó con una sonrisa, seguida de la explicación de la buena marcha de la economía.
Entre saludos y cervezas, la inauguración de Las Tres Campanas se alargó hasta la tarde en una de esas citas que se repiten pocas veces en Badajoz.
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