«La antigua juguetería reunirá la hostelería y el hotel será funcional»
Termina la rehabilitación del edificio histórico, que quieren abrir este año dentro de un complejo turístico
El Hotel de las Tres Campanas abrirá este año. Ese es el objetivo del empresario David Guerrero, que dio los primeros pasos para recuperar la antigua juguetería en 2010. Las obras empezaron en 2017.
El hotel se estructura en dos edificios distintos. El alojamiento se reunirá en el nuevo edificio que da hacia la calle Duque de San Germán, con un estilo funcional que tendrá cuatro o cinco estrellas. Guerrero explica que están analizando a qué categoría acogerse en función de los requerimientos de las 15 habitaciones que tendrá.
El otro edificio, el que se adapta sobre la antigua juguetería, se dedicará a la hostelería. Habrá cafetería, cervecería y restaurante, otra planta para bodas y eventos, y una más para establecimiento de copas. A esto se añadirá la terraza en la planta superior, donde están las tres campanas que daban nombre a la mítica juguetería, y que ofrece unas visitas privilegiadas de la ciudad.
«La obra está terminada y estamos amueblando el interior. Los suelos de la planta baja se han terminado esta semana y ahora se ven las formas del suelo en la planta cero, que llevaban 50 años ocultos. Lo hemos recuperado todo».
Las obras están terminadas a falta de la visita de los técnicos municipales y el mobiliario. «Querríamos tenerlo todo listo para empezar a funcionar este 2023».
La familia Guerrero, conocida por el negocio de las grúas, se estrenará en el mundo de los hoteles con este establecimiento que gestionarán ellos mismos. David confía en que el propio edificio sea el atractivo. «No hay un establecimiento de estas características en Badajoz. Será casi una visita obligada. En Carnaval también funcionará para el cliente que quiera algo especial», señala el empresario.
Explica que de la antigua juguetería han «mantenido todo: suelos, paredes y los baños de las tres plantas, con los azulejos originales que tienen más de cien años». Durante las obras ha aparecido una placa en la parte superior del inmueble que data el origen del edificio en 1880. Tanto su fachada como el interior están protegidos, por lo que han tenido que ser muy cuidadosos con la intervención.
En este tiempo han restaurado el mobiliario y la estructura de madera, la recuperación de las columnas de forja y los vidrios de la fachada. Han conservado los dos ascensores históricos, que fueron los primeros que se instalaron en la ciudad.
Guerrero no quiere dar datos de inversión, pero reconoce que se ha ido a bastante más del 1,2 millones de euros que barajaron inicialmente.
