El acusado de agredir sexualmente a su compañero de celda en Badajoz niega los hechos
Cree que fue la propia víctima la que se causó la fisura realizando una práctica sexual peligrosa que ya le había visto hacer con anterioridad
E. F. V.
BADAJOZ
Miércoles, 15 de febrero 2023, 07:13
Un preso condenado en tres ocasiones por delitos contra la libertad sexual –corrupción de menores, tentativa de corrupción de menores y abuso sexual sobre una ... menor de edad– fue juzgado este martes como presunto autor de la agresión sexual denunciada por su compañero de celda en la cárcel de Badajoz.
Los supuestos hechos ocurrieron el 3 de noviembre de 2018 en el módulo 5, donde habían sido ingresados dos presos que rondaban los 35 años: uno por hurto y violencia de género; el otro, por delitos de carácter sexual.
Ambos aseguran que la relación era correcta hasta que esa madrugada se produjo la supuesta agresión. La víctima afirma que estaba profundamente dormido cuando sintió un pinchazo. «Suelo dormir boca abajo y sentí un pinchazo en la parte anal. Me levanté sobresaltado, todo adormilado y a esta persona la empujé hacia atrás. Después me fui al telefonillo de emergencia pero no sonaba nada. Me pasé la noche sentado llorando en la cama».
Según su relato, dio un golpe en la puerta metálica de la celda y habló con el compañero de enfrente. «Me daba vergüenza decir lo que había pasado y le conté que había tenido un problema con mi compañero de celda. Él me tranquilizó y me dijo que por la mañana lo podría solucionar».
Distinto es el relato del acusado. Asegura que esa madrugada durmió de un tirón y rechaza haber agredido a su compañero, de quien dice que un par de días antes lo vio realizar una práctica sexual peligrosa que le podría haber causado la fisura anal (de entre 0,7 y 1 centímetro) que se describe en el informe que hizo la médico de la prisión a la mañana siguiente. Sobre esta circunstancia testificó la médico, que habló de una fisura en la zona superior.
Mes y medio después, el preso fue llevado al Instituto de Medicina Legal. Pero debido al tiempo transcurrido no presentaba lesión alguna. Sobre el tiempo que había pasado mostró su extrañeza uno de los forenses que testificaron en el juicio. «En una agresión sexual normalmente reconocemos a la víctima en el momento y hacemos una recogida de muestras para tratar de localizar restos. Es el protocolo sanitario, pero aquí no se hizo así».
Sobre esta apreciación la médico de la prisión dijo que en su caso no recogió muestras porque el preso no habló de coito sino de penetración. «No habría servido de nada», asegura.
Los forenses coincidieron en que la fisura pudo deberse a una agresión sexual, pero también a la introducción de un objeto o incluso al estreñimiento. También hablaron en sala de los rasgos de personalidad de la víctima. Dijeron que presentaba un clúster B que lo hacía impulsivo. «Tomaba antidepresivos, ansiolíticos, antisicóticos y antiepilépticos. Esos medicamentos son compatibles con un sueño más profundo».
Otro testigo que aportó información fue el funcionario al que refirió los hechos. «Vino sobre las 9.30 de la mañana, muy nervioso, llorando, y dijo que sobre la 1 de la madrugada el compañero de celda había intentado abusar de él. Le di credibilidad».
La Fiscalía considera que el Estado debe indemnizar a la víctima porque no hizo lo posible para evitar la agresión sexual
En las conclusiones, la Fiscalía mantuvo la petición de 10 años de prisión por agresión sexual, solicitud que el abogado de la acusación particular, Manuel Guerrero, eleva a 15 años por entender que era reincidente y, además, se aprovechó de la especial vulnerabilidad de la víctima.
Ambos piden una indemnización (8.000 euros la Fiscalía y 20.000 la acusación particular) de la que también hacen responsable al Estado porque se colocó en una misma celda a un agresor sexual y a una persona con un problema mental que consumía medicamentos que le causaban una fuerte somnolencia, a lo que añaden que el comunicador de la celda no funcionaba.
Distinto es el planteamiento del abogado de la defensa, Antonio González Lena. Pide la absolución porque sólo existe la acusación de un preso que está siendo tratado de esquizofrenia «y que tiene capacidad para fabular».
El abogado del Estado. Manuel García, niega la agresión y rechaza que Instituciones Penitenciarias sea responsable porque, aunque el comunicador no funcionaba, habría bastado que el preso golpease la puerta para que los funcionarios acudiesen.
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