«Ahora que se pierde el caprino, proliferan los incendios»
Este vecino de Deleitosa es uno de los responsables de una ganadería con caprino, ovino y porcino
Juan Pedro Domínguez forma parte de la quinta generación de una familia de ganaderos. Aunque ha sido diputado regional y alcalde, siempre ha estado ligado ... a la explotación familiar Ganados Domínguez, de la que es socio. Disponen de cabras, ovejas y cerdos, con los que se apuesta por las marcas de calidad. De forma paralela, tienen una entidad de agroturismo.
–¿Cómo es esta explotación?
–Con nuestros animales siempre hemos buscado la calidad, perteneciendo a las denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas. Además, respetamos los usos tradicionales, sin olvidar la innovación, además de las condiciones sanitarias y la legislación vigente. De forma paralela, hemos implementado una alternativa turística, Geoedisea, con la que se hacen visitas guiadas, para que se vea el funcionamiento real de una explotación, con sus pros y contras. La verdad es que tiene buena aceptación, porque hay un gran desconocimiento de este funcionamiento.
–¿Qué se muestra?
–En el ecosistema de la dehesa y la explotación ganadera se explica, por ejemplo, los requisitos que tiene que cumplir el ganado porcinos de la Dehesa de Extremadura. La gente se sorprende porque hay un valor añadido. Un cochino, desde que nace hasta que lo vendemos, está dos años con nosotros, donde le tienes que mimar y establecer unas condiciones muy restrictivas, sanitarias, de uso, de alimentación... Luego se lo vendemos al industrial, que lo mantiene otros cuatro años, hasta que sale el producto. Eso mucha gente no lo sabe y por eso no lo valora. Por eso tiene que costar más, porque vale mucho más producir ese tipo de productos. Y eso es lo que comían nuestros antepasados. Es el salero que nosotros estamos tratando de preservar o de custodiar para que no se pierda.
«Muchas veces no se valora o, a lo mejor, no estamos sabiendo trasladar ese trabajo a la opinión pública»
–¿Falta más información para que se valore más esa labor?
–Exactamente. Estos animales necesitan unos requisitos de cría, alimentación y control de calidad que no los tienen en otros sitios. Igual nos pasa con los cabritos, que solo pueden alimentarse de la leche materna, que son cabras veratas puras y se crían en extensivo. Salen a las nueve al campo y están pastando hasta por la tarde. A partir de ahí, maman los cabritos leche, que es especial de los pastos de la dehesa extremeña. Desgraciadamente, si tú miras en las cartas de los restaurantes, hay pocos que tenga carne de cabrito, porque desgraciadamente quedan pocas explotaciones.
–¿Su familia siempre ha apostado por el caprino?
–La cabra verata es muy rústica, muy fuerte, se alimenta de los pastos. La ventaja que tiene el caprino es que es una desbrozadora natural. Cuando estaba en los campos estaban limpios, quitaban la maleza y no había tanto fuego. Y ahora que se pierde el caprino, proliferan los incendios. Se están perdiendo.
–¿Por qué?
–Los requisitos sanitarios y legislativos están poniendo muy difícil que una persona joven pueda entrar en este mundo. Aunque nosotros disponemos de diferentes elementos tecnológicos para hacer el trabajo más sencillo, el caprino necesita estar pendiente mañana y tarde. Son muchas horas. No obstante, utilizamos sistemas ancestrales en los cuidados, que también se convierte en un valor añadido para estos animales. Muchas veces tampoco se valora o, a lo mejor, no estamos sabiendo trasladar a la opinión pública ese trabajo. Igual pasa con el cordero, como en el cerdo.
–¿La leche también se aprovecha?
– Actualmente vendemos a través de cabrito de Extremadura y la leche a una quesería que es Denominación de Origen Queso Ibores. También aprovechamos la lana de la oveja merina, que está muy arraigada, es dura y aguanta las inclemencias, tanto de frío como de calor de nuestra tierra. Al final, lo que hemos procurado es tener una explotación buscando el equilibrio con el caprino, ovino y porcino.
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