
El reto ante el laberinto de aranceles
Ángel J. Pacheco Conejero
Presidente De Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura
Viernes, 4 de abril 2025, 08:36
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Ángel J. Pacheco Conejero
Presidente De Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura
Viernes, 4 de abril 2025, 08:36
El reciente recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea ha puesto en jaque a uno de los sectores más estratégicos ... de la economía comunitaria, española y extremeña: el agroalimentario. Con la amenaza de imposición de aranceles por parte de la administración estadounidense y la respuesta de la UE con contramedidas que afectan a productos clave, el campo europeo se encuentra ante una encrucijada de consecuencias inciertas.
Estados Unidos ha sido históricamente un socio comercial fundamental para nuestro sector agroalimentario cooperativo y cualquier obstáculo en este flujo comercial supone un impacto significativo para agricultores, ganaderos y cooperativas. La incertidumbre generada por estos aranceles no sólo amenaza con encarecer los productos europeos en el mercado estadounidense, sino que también frena inversiones y obliga a empresas a replantear sus estrategias internacionales.
Ante este panorama, la diversificación emerge como una necesidad imperiosa. Nuestras empresas cooperativas deben empezar ya a explorar nuevos mercados o reforzar su presencia en ellos, como China o América Latina. No podemos depender excesivamente de un único socio comercial, aunque esto es una solución a largo plazo. A corto plazo, la optimización de la cadena de valor se presenta como una estrategia clave: ajustar el aprovisionamiento, reducir costes en el envasado y modificar la composición de los productos para minimizar el impacto de los aranceles son algunas de las medidas que pueden adoptarse para mitigar riesgos.
Sin embargo, el reto va más allá de la reacción inmediata. La soberanía alimentaria europea se perfila como un elemento estratégico para reducir la vulnerabilidad ante futuras crisis comerciales. Es imperiosamente esencial y necesario fortalecer el mercado interno y blindar el sector agroalimentario europeo frente a embates proteccionistas.
En este contexto, las cooperativas agroalimentarias juegan un papel clave. Como estructuras resilientes y con una visión de largo plazo, pueden liderar la adaptación del sector, promoviendo modelos de negocio más sostenibles y menos dependientes de mercados inestables. La cooperación entre productores y la apuesta por la innovación en la producción y comercialización serán determinantes para sortear los obstáculos que impone esta guerra arancelaria.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura defendemos un comercio internacional basado en reglas y en condiciones de competencia equitativas. La amenaza de aranceles unilaterales por parte de Estados Unidos es un ataque directo a estos principios y un riesgo para la estabilidad de nuestras exportaciones. Ya hemos sufrido restricciones injustificadas en productos como la aceituna negra, lo que ha llevado a la Comisión Europea a presentar un panel ante la OMC. Este es solo un ejemplo de cómo las medidas proteccionistas pueden erosionar la competitividad de nuestros productores.
Ante esta crisis, es imprescindible que la UE actúe con firmeza, pero también con mesura. Las medidas de represalia deben ser proporcionadas y gestionadas de manera conjunta, evitando respuestas nacionales o sectoriales que puedan debilitar la posición del sector agroalimentario europeo. La fragmentación solo incrementará la vulnerabilidad de nuestras exportaciones.
La vía de la diplomacia y la negociación debe mantenerse abierta. Un conflicto comercial sin control solo provocará daños en ambas partes, afectando no solo a los productores europeos, sino también a consumidores y empresas estadounidenses que dependen de nuestras importaciones. Además, es fundamental que la UE implemente medidas de compensación para los sectores que ya están sufriendo los efectos de estas políticas arancelarias.
La incertidumbre es, sin duda, el mayor enemigo del comercio. Pero el sector agroalimentario europeo ha demostrado en numerosas ocasiones su capacidad de adaptación y resistencia. La clave radica en convertir esta crisis en una oportunidad para reforzar su estructura, diversificar mercados y consolidar un modelo más autónomo y sostenible. El futuro del sector dependerá de su capacidad para afrontar estos desafíos con determinación y visión estratégica.
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