El porcino, un sector autosuficiente
ANÁLISIS AGRARIO ·
JUAN QUINTANA
Lunes, 7 de febrero 2022, 08:42
Se ha debatido en Bruselas la situación del sector porcino de capa blanca y se reconoce la complejidad del contexto en la que se encuentra, pero la Comisión es reacia a conceder ayudas extraordinarias. Todo esto cuando el porcino se ha puesto en el centro de la actualidad agraria por las polémicas declaraciones de nuestro ministro Garzón; y no solo en España, sino también en las propias instituciones europeas. Sin duda se trata de una circunstancia política y de opinión pública poco favorable para la adopción de medidas de apoyo al sector. Lo que Bruselas recomienda es que se reduzca la producción para poder equilibrar el mercado y que bajen los precios.
La cuestión es que para disminuir la producción hay que tomar medidas a corto plazo en las explotaciones, lo que supone un coste. En este sentido, las ayudas excepcionales suelen ir dirigidas en la mayoría de las ocasiones, y no solo en este sector, a costear estos costes extraordinarios. Dicho esto, hay tres puntos que es importante recordar. El primero de ellos, que este sector es altamente competitivo e históricamente ha demostrado su alta capacidad de adaptarse a los vaivenes del mercado, tanto cuando le perjudican como cuando le favorecen. Por otro lado, el porcino no está sujeto a ayudas directas de la Política Agraria Común, y basa por tanto su competitividad en la propia eficiencia de su tejido productivo, ganadero e industrial. Sí es cierto que puede recibir ayudas de forma excepcional, tal como ya se mencionaba anteriormente, bien al almacenamiento privado de carne congelada, para retirar producto del mercado, o también las llamadas restituciones a la exportación, para dinamizar la venta exterior. En tercer lugar, este tipo de ayudas han sido pedidas por la presidencia francesa, y la línea propuesta por la Comisión apoyada por el gobierno español. Sin embargo, la realidad es que el sector no cree que vayan a tener una gran impacto en caso de aprobarse, confiando más en su capacidad colectiva como productores y en su fortaleza como sector; si bien es cierto, que en otros países donde son menos competitivos, la perspectiva cambia.
Por otro parte, uno se entristece cuando lee algunos artículos como el publicado recientemente en un gran medio como es El País, y que explica detalladamente pero con un enorme sesgo lo que es una moderna explotación de porcino. Un claro ejemplo de cómo dando datos en buena parte reales, se extraen conclusiones equivocadas. Adornado con excelentes infografías y otros elementos gráficos muy atractivos, se habla recurrentemente de hacinamiento, sin explicar que la densidad de animales está aprobada por la normativa europea y condicionada por las buenas prácticas de bienestar animal, y las instituciones europeas no legislan para que los animales estén hacinados. También se destaca que otros países han reducido su producción de porcino mientras que en España está aumentando, y con ello se traslada la idea de que ha sido por motivos medioambientales o de bienestar. Lo que realmente ha pasado es que mientras otros países pierden competitividad y mercado, el sector español avanza con paso cada vez más firme; y que no quepa duda que nuestros vecinos europeos aumentarían encantados su producción si el mercado se lo permitiera. Otros datos hay que ponerlos directamente en cuestión, como que de media el 10% de los animales mueren en una explotación. La mortandad existe, al igual que en cualquier población animal que vive en libertad, pero de media muy por debajo de esta cifra, entre otros motivos porque el cuidado sanitarios, higiénico y alimentario es estricto. Y para terminar, otro dato real usado como crítica es que los animales tienen una vida mucho más corta que en la naturaleza y crecen más rápido. ¡Por supuesto! El ganadero no cría animales para que se expandan por nuestros espacios naturales, ni tampoco como mascotas. El ganadero cría animales para consumo humano, para la imprescindible ingesta de proteínas de alto valor nutritivo. Por ello, tiene que cuidar y hacer crecer lo más rápido posible a sus animales, con el lícito objetivo de conseguir alimentos de calidad, seguros y, muy importante, a precios razonables.