Tormenta perfecta del cereal
La cosecha de invierno se podría reducir por encima del 45%, un 50% si también se incluye la de primavera
Juan Quintana
Lunes, 17 de julio 2023, 09:47
Hace poco más de quince días que comenzó oficialmente la campaña de cereales 2023-2024, y se mantienen las nada halagüeñas previsiones, como consecuencia de ... una de las sequías más duras que hemos tenido en las últimas décadas. De acuerdo con los datos proporcionados por la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España (ACCOE), la cosecha de cereales de invierno se podría reducir por encima del 45%, cerca del 50% si también se incluye el de primavera. Un dato muy alarmante, considerando que la campaña del pasado año ya fue baja, lo que nos muestra la gravedad de la situación. Se prevé incluso que pueda ser la peor cosecha desde que se tienen registros históricos, o al menos, de los registros que tienen los agricultores en su memoria histórica. En otras ocasiones la sequía iba por barrios y la mala cosecha de unas zonas se compensaba con otras; pero este año el impacto ha sido casi generalizado en todas las comarcas cerealistas de nuestro país, salvo en algunas de siembra tardías en la mitad norte de España.
Por otro lado, las últimas lluvias tampoco han resuelto el problema. Si bien es cierto que han favorecido algunos regadíos, a los pastos y, por supuesto, a otros cultivos, en el caso del cereal solo han aliviado a los de siembra tardía, pero hasta cierto punto. En zonas donde el cereal, aunque escaso, ya estaba seco y listo para recogida, el agua caída ha hecho que se desarrollen de forma acelerada las malas hierbas y hayan reverdecido los campos, lo que va dificulta enormemente las labores de recolección. En algunos casos es necesario cosechar para forraje en vez de para grano, lo que supondrá una importante pérdida de ingresos para el productor
A esta situación tan precaria se ha unido el alza de los costes de producción, muy elevados este año, pero contrapuestos con unos precios de venta en origen muy bajos. Esta sería una anomalía económica, si no fuera por la evolución de los mercados internacionales, en donde la producción será más estable.
Todo esto sucede en un país, como es España, deficitario en cereal y que necesita de importaciones para cubrir la demanda, tanto para la industria alimentaria como para alimentación animal. Es pronto para calcular las necesidades de compra exterior, pero podrían rondar los 25 millones de toneladas, de acuerdo con estimaciones del sector, una cifra extremadamente elevada, que tampoco se recuerda en décadas anteriores. Por ello habrá muy poca producción, muchas importaciones y precios bajos.
El cereal es una commodity y los precios se fijan en el mercado global, por lo que la industria alimentaria y la también muy potente industria del pienso tendrán que importar cereal de otros países, de Ucrania en particular, y el precio del cereal local no podrá ser superior al internacional una vez aplicado el coste extra del transporte exterior e interior. En todo caso, no se estima que vaya a haber problemas de abastecimiento, ya que hay mercados donde seguir comprando, aun con la posibilidad latente de cierre del pasillo ucraniano.
Por otro lado, la CE ha anunciado su disponibilidad para activar ayudas por valor de 250 millones de euros, para dar soporte a los agricultores y ganaderos afectados por la sequía de España, Francia y Portugal y por las inundaciones de Italia, entre otras circunstancias excepcionales que están estudiando. No paliará de forma significativa el problema, ya que son muchos entre los que repartir, pero es un apoyo que se une a las medidas aprobadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En este caso se activaron ayudas directas de Estado para agricultores y ganaderos por valor de 636 millones de euros, además de otras medidas como el incremento de la bonificación del coste del seguro agrario para esta contingencia.
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