El viñedo de secano resiste
Mayoría. A pesar de la falta de agua, todavía 50.000 de las 82.000 hectáreas de vid en Extremadura solo reciben agua a través de la lluvia
El calor es muy duro este año. La noche nos ayuda a sortearlo». Pedro Mercado camina al amanecer por una viña pedregosa, con pasto, junto ... al equipo de HOY. Levanta una hoja de una vid y atisba un racimo con buenas hechuras, negro, muy negro. Estamos en Oliva de Mérida, en el paraje Buenavista. A la espalda, la sierra de Peñas Blancas, a un paso de La Zarza, todo en la comarca de Mérida. Es principios de agosto y acaba de comenzar la vendimia de esta campaña en Extremadura, la más tempranera desde hace muchos años.
Mercado pasa junto a un viñedo de uva tinta y de secano, ese que sigue siendo mayoritario en Extremadura a pesar de que el de regadío o con riego de apoyo ha ido ganando mucho terreno en los últimos años. Es enólogo y propietario de la bodega Pago Los Balancines, que ha hecho del secano y la calidad de sus vinos su estandarte desde 2007 dentro de un sector que atraviesa un mal momento.
Básicamente porque la oferta supera a la demanda. Y porque el impacto de la pandemia, de la guerra de Ucrania y del aumento de la inflación han provocado que en las últimas campañas el sector del vino haya experimentado un incremento de los costes de producción, se explicaba desde la Administración extremeña a inicios de este verano.
«La planta de secano está acostumbrada a sufrir estrés hídrico»
Pedro Mercado
Pago Los Balancines:
«Hay dificultades de acceso al vidrio y otras materias primas y una importante caída de las ventas», subrayaba entonces la Consejería de Agricultura cuando se avanzó que la región se sumaría a la demanda de acogerse a la destilación de crisis para sacar miles de litros de vino que no tenían salida.
50.000 hectáreas de secano
«Es un problema real. Hay mucho producto acumulado en el caso de las cooperativas o viticultores que miran sobre todo tener muchos kilos», confirma Mercado.
Según datos de la Junta a 23 de junio pasado, el volumen de existencias en las bodegas extremeñas se había incrementado en más de 290.000 hectolitros (hl) si se comparan los datos de abril de 2023 con los del mismo mes de 2018. Un incremento cercano al 50%. Si se calcula con el promedio de existencias finales correspondiente a los meses de abril de los años 2018 a 2022, el incremento es algo más suave, pero notable, con un exceso de 251.500 hectolitros, que supone un aumento del 38,6%. La mayor parte del exceso es de vino a granel.
«La merma de la cosecha va a ser de un 25% en el viñedo de regadío»
Miguel Monterrey,
Grupo Viñaoliva
El dueño del Pago Los Balancines remarca que nunca ha priorizado que sus 70 hectáreas fueran productivas por encima de todo. Por eso las mantiene en secano, lo que implica menores cosechas. «Podemos tener 2.000 kilos de media por hectárea cuando en regadío o con riego esas cifras se pueden quintuplicar, por ejemplo», resalta.
Según la Encuesta Sobre Superficie y Rendimientos de Cultivos del Ministerio de Agricultura, la comunidad contabilizaba 82.947 hectáreas al cierre del año pasado. De ellas, 50.721 eran consideradas de secano y 32.226 de regadío, esas que se plantan en espaldera y se recolectan a través de cosechadoras.
En un contexto de escasez evidente de agua y de un mercado vitivinícola tapado, el empresario y enólogo recuerda que en un año de sequía, la vid de secano «ofrece mayor resistencia que una de riego. Nuestra experiencia nos dice que sí. La planta está acostumbrada a necesitar agua, a sufrir estrés hídrico, y estos años de sequía los ha capeado con bastante facilidad».
«No hemos tenido menos producción este año. Estamos en la media, incluso parece que hay un poquito más dentro de lo que es una producción de secano baja, porque esta lo es a la fuerza, respecto a una de regadío», aclara mientras mira cómo una cuadrilla de unos veinte jornaleros vendimia desde la madrugada en una de sus parcelas.
Rendimientos bajos
Se hace duro vendimiar y caminar por suelos tan pedregosos, «pero en esto se basa buena parte de nuestra singularidad», resalta Mercado. Las piedras –recuerda– refrescan más la tierra, minimizan el impacto del calor.
En su caso, por tanto, se sigue haciendo a la antigua usanza, a mano. Porque la vid está plantada en vaso, con el cambio, eso sí, de que recolectan entre la madrugada y las primeras horas del amanecer. «Me llamaron loco cuando en 2007 hice la primera vendimia nocturna en Extremadura», incide.
Pedro Mercado lo analiza desde su punto de vista. El que apuesta desde 2006 por un proyecto de elaborar vinos de excelencia, recalca. «Trabajamos con rendimientos y producciones muy bajos porque lo que buscamos es la calidad del vino. Para conseguir grandes caldos es mejor trabajar con producciones pequeñas. Es una manera de trabajar un poco diferente a lo habitual», confiesa.
«El secano te permite conseguir uvas con un nivel de concentración mayor y que conservan todos sus aromas y sus sabores. El riego, inevitablemente algo diluye, y la calidad de los vinos también se ve afectada. El mayor reto es la sequía, por lo que hemos plantado de manera que las vides puedan vivir sin riego», sostiene en su discurso.
Desde Pago Los Balancines se indica que, en su caso, se está en la media de producción habitual en esta campaña. «Tal vez un poco más alta». matiza. La uva (solo manejan variedades tintas) tiene una graduación «equilibrada, quizás un poco más alta y el aspecto de la uva es muy bueno. Estas añadas con olas de calor se nos suelen dar bien. Manejamos bien estos vinos».
Visión global
Desde un punto de vista general del sector extremeño del viñedo, Juan Metidieri, presidente de la organización Apag Extremadura Asaja, disecciona los datos generales de la campaña. «Ha comenzado con una expectativas por los suelos y con una previsión de merma en la producción, que superará el 25% previsto inicialmente. Puede llegar al 30 o al 35%», vaticina.
La actual situación de sequía «afecta a más de 15.300 viticultores que estiman producciones en secano de 5.000 kilos por hectárea y de 11.000 en regadío, según datos de los organismos oficiales». La anterior campaña, con una complicada situación y con una producción aceptable, «lo precios fueron de ruina», agrega el dirigente agrario.
Mientras, desde el grupo cooperativo Viñaoliva, el mayor de la región en cuanto a viticultores asociados, se ahonda en el análisis. El grupo, con sede en Almendralejo, controla un total de 44.000 hectáreas de viñedo, aproximadamente el 50% de la superficie y la producción extremeña.
«La merma en la cosecha este año va a ser importante incluso en el viñedo con riego por las condiciones del tiempo. En ese caso va a haber una reducción de un 25% sobre una media normal. En el caso del secano se está hablando de mucho más, un 40%», expresa Miguel Monterrey, presidente de Viñaoliva.
Con sus 15 bodegas de vino y una capacidad de producción de 200 millones de litros, el grupo cooperativo es un actor de referencia en el sector extremeño. Para Monterrey, el problema «gordo» es de demanda y, a su vez, de precios.
«En el caso de los precios es que los tintos no se mueven nada, nada, y los blancos, que son los que más se consumen, no suben. Y así estamos desde hace mucho tiempo, complicando la situación». Para el presidente del gran grupo cooperativo regional, la realidad del sector es especialmente complicada en estos momentos y no ha previsiones de cambio a corto plazo.
Pedro Mercado, propietario de Pago Los Balancines, asume las dificultades. «Siempre las hay. Y en nuestro caso las hemos decidido intentar sortear apostando por un viñedo de secano, de bajas producciones y con un vino de mucha calidad. Ese es nuestro modelo, que tiene sus grandes dificultades, claro, pero también sus grandes oportunidades».
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