La finca extremeña que se riega y se fertiliza sola
Tecnología. CTAEX forma parte de un proyecto que utiliza múltiples sensores en una explotación de Acedera para monitorizar diversos parámetros vitales para los cultivos
JOSÉ TOMÁS PALACÍN
Viernes, 6 de agosto 2021, 10:39
Los cultivos de las zonas de regadío ya no correrán el riesgo de recibir demasiada agua. O, por el contrario, de obtener menos de la necesaria. Tampoco se regarán a deshora, basándose en un plan de programación erróneo, ni peligrará la uniformidad de sus productos, como venía ocurriendo hasta ahora. La solución es simple: agricultores, técnicos y productores podrán, con una tablet en la mano, saber cuál es la cantidad necesaria de agua para el riego, o en qué lugares y a qué horas deberá hacerse.
Todo ello, gracias a la sensorización y la monitorización de parámetros claves. Así es la propuesta de Modifier, una iniciativa implantada en una finca de Acedera, en la comarca La Serena-Vegas Altas, que ha desarrollado un sistema para frutales formado por diferentes tecnologías: sensorización en campo, imágenes recogidas en vuelos de drones e imágenes obtenidas del satélite Sentinel.
Esta mezcla de tecnologías permite monitorizar parámetros del cultivo como el riego y la fertilización. Además, no solo monitorizan, sino que también pueden analizar la evolución del suelo y del cultivo a lo largo del tiempo para poder actuar de forma automática.
El proyecto Modifier ha monitorizado, aproximadamente, unas ocho hectáreas de terreno cultivable
«Podemos hacer que se llegue a un punto en el que la finca se riegue sola. O también que el sistema nos vaya informando de las diferentes modificaciones que haya que hacer en los sectores de riego escogidos», explica Jesús Gil, responsable de Proyectos de I+D en el departamento de Agricultura de CTAEX.
De esta forma, tras cruzar todos los datos posibles, un programa organiza la información para que, en un cuadro de mandos sencillo e intuitivo, el agricultor pueda ver qué necesita cada sector de su finca en tiempo real.
La iniciativa Modifier, financiada por el Decreto de Innovación de la Junta de Extremadura, cuenta con Ambling Ingeniería y Servicios (líder del proyecto) y Coveless como las principales empresas participantes, junto a CTAEX y la Universidad de Extremadura –además de las colaboradoras Extremadura Sana, dueña de la finca donde se ha hecho la prueba piloto, y Redarex–.
Así, en la finca donde se encuentra el proyecto –y en la que se cultivan nectarinas y paraguayos–, se han sensorizado, aproximadamente, ocho hectáreas. Y en ella se encuentran 33 sensores. Cuatro de estos miden el caudal de las líneas de riego divididos en cuatro sectores y uno es un pluviómetro conectado, recalca Gil.
Por otro lado, los 28 restantes, la gran mayoría, miden los mismos parámetros. Situados en el suelo, comprueban, sobre todo, la humedad en la zona de las raíces de los árboles.
Pero también analizan si debajo de esa zona se está perdiendo agua –por ejemplo, porque el riego sea muy abundante, porque haya mucha humedad que no se aprovecha o porque se desperdicie agua en el subsuelo–.
Del mismo modo, además de la mencionada humedad del suelo, la mayor parte de los sensores instalados miden la luminosidad, la humedad ambiente y la temperatura ambiente.
En esta finca se han instalado 33 puntos de sensorización, que calculan múltiples parámetros
«La combinación de tecnologías es esencial para el proyecto», indica Gil. «Desde la obtención básica de los parámetros, a través de los sensores –tanto de los comerciales que hemos probado en la parcela, como los propios que hemos desarrollado–, hasta la tecnología a partir de análisis de imágenes hiperespectrales y multiespectrales –hiperespectrales, a pie de campo; multiespectrales, con vuelo de drones de ala fija–».
El técnico de CTAEX recuerda también que todos los sensores son inalámbricos y que funcionan con energía fotovoltaica, aportando una cierta sostenibilidad al proyecto.
«Tenemos caudalímetros, que miden el caudal de las líneas de riego; un pluviómetro conectado que nos envía sus datos, permitiéndonos ver lo que queramos: precipitación acumulada, de un día en particular, horarios, intensidad; o los sensores del suelo... Y todo funciona de forma inalámbrica».
«Además –continúa Gil–, tenemos tres nodos centrales diferentes, y cada grupo de sensores que estamos probando comunican a un nodo, también de forma inalámbrica. Ese nodo se alimenta de forma autónoma con energía solar y, a través de una conexión GPRS, envía los datos a un servidor, donde se analiza y se visualiza la información, ya categorizada, en los paneles de mando de la tablet. Todos generan una red interna, una especie de red wifi».
Y es que, como afirma el técnico, cabe destacar que la información obtenida de los sensores instalados se va actualizando para el usuario cada quince minutos. Básicamente, lo que plantean no es obtener una imagen y que de esta imagen salga un mapa con diferentes zonas que haya que regar. O que salgan datos en el cuadro de mandos que sean inteligibles. Lo que de verdad pretenden es que se obtengan respuestas en forma de alertas –o, directamente, de órdenes–.
Él mismo lo explica: «Queremos que la plataforma le diga al técnico de la finca, por ejemplo, que dos sectores que se están regando igual, a lo mejor, deberían regarse diferente. O viceversa. Y que solo tenga que saber qué parte está bien. O, en su defecto, qué parte está mal».
De este modo, el agricultor, el productor, el técnico, puede trabajar con recomendaciones. Este debe ser quien decida o quien haga los programas de cortes y de riegos, sin olvidar que este proceso también se puede automatizar.
Esto es, que el usuario puede comunicar al sistema entre qué rangos de datos de humedad de suelo –los que prefiera él o los que el programa indique que son los óptimos– se debe activar el riego, o en qué parámetros de humedad de suelo se debe cortar porque el terreno esté saturado. O también cuándo debe iniciarse el riego porque la planta está sufriendo estrés, entre otros muchos factores.
La plataforma, que cuenta con unos cuadros de mando sencillos e intuitivos–si bien se pueden ampliar para obtener información mucho más detallada, con múltiples parámetros o gráficas descargables– hace que el usuario final no necesite de mucha formación para utilizar el sistema.
«El usuario no tiene que saber interpretar toda la información disponible, que es mucha. Solo debe saber cuándo se tiene que regar», especifica Gil.
Por ello, para facilitar la vida lo máximo posible al agricultor, en los cuadros de mando se pueden ver, directamente, los diferentes sectores escogidos por el técnico de la finca en forma de cuadrados de colores.
Estos indican si se debe regar, si el suelo está muy seco o si los sectores están en perfectas condiciones y, por lo tanto, no requieren de una mayor cantidad de agua. En teoría, el usuario final, –«con el que se ha trabajado codo con codo», asegura–, no necesita nada más para mantener su finca en una situación óptima.
Este año ya han alcanzado, mejorando el sistema de riego y actuando sobre los diferentes parámetros de estudio, un hito: mantener siempre el nivel nutricional de las plantas en niveles inmejorables. «No solo hemos logrado que esté bien el nivel de fósforo, de nitrógeno o de potasio –subraya–, sino que el balance entre todos los nutrientes ha sido el adecuado».
Con ello han conseguido, además de un aumento de rendimiento en esta campaña sacando más kilos, una mejora en la uniformidad del calibre de la fruta de esta campaña.
Gil asegura: «Queremos corroborar esos datos en la siguiente campaña. Pero respecto a la del año 2020, en la que la finca no estaba monitorizada del todo, sí que se ha obtenido un mayor perfeccionamiento. Y creemos que esa mejora puede redundar en un rendimiento económico superior».
«Puedes ahorrar agua o no», admite el técnico del CTAEX. «Pero lo que es seguro es que este proyecto le pone al cultivo la cantidad justa en el momento en el que lo necesita».