Una campaña de aceite más temprana que nunca
Demanda de tempranos. Las almazaras, que en tiempos funcionaban de octubre a febrero, recogen ya este año los últimos kilos de una cosecha que rozará las 70.000 toneladas
Manolo Gallardo no para de trabajar en el campo desde la vendimia. Es un hombre muy demandado por el entorno de Mérida. Es de Arroyo ... de San Serván y son solicitados sus servicios porque cuenta con dos máquinas cosechadoras que tienen tarea de sobra entre julio y diciembre. Con ellas se recoge la uva en espaldera, primero, y después la aceituna para molino que tanto en explotaciones intensiva como en superintensiva empieza a llenar las tierras más fértiles de la región. En las Vegas del Guadiana, por ejemplo. Con su cosechadora estaba la pasada semana cerca de La Nava de Santiago, en el término de Montijo, cogiendo aceitunas de la variedad arbequina, que cada vez está ganando más terreno entre los nuevos olivares en seto. «Ya no queda muchas aceitunas. Pronto cogeré las mías que tengo en 50 hectáreas de olivar en Calamonte y se acabará la campaña en cuestión de dos o tres semanas, creo», asegura al equipo de HOY.
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Su previsión es acertada. Pocos olivar quedan ya por recolectar en Extremadura. Estamos en la primera semana de diciembre y esa realidad hace poco tiempo era impensable porque la campaña de almazara solía abrirse por estas fechas y había aceituna hasta febrero. Pero los tiempos han cambiado mucho. Ahora todo se ha adelantado por la demanda del mercado de aceites tempranos.
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«Podemos hablar de una producción media en el conjunto de la comunidad autónoma. No creo que lleguemos a las 70.000 toneladas. Pero no está tan mal comparado con lo que se hablaba hace unos meses. Eso sí, lo de comenzar la cosecha de aceituna para almazara pronto no tiene marcha atrás. Esté consolidado. Desde mitad de octubre se está cogiendo para aceite», expresa Alfonso Montaño, experto en el sector, responsable del área de Tecnología de los Alimentos y del grupo de investigación Ctaex (Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura) y oleólogo.
Hay estabilidad en los precios mientras la región supera ya las 300.000 hectáreas de olivar
«De hecho, el pasado octubre fue el mejor tercer octubre de la historia en cuanto a la producción de aceites de oliva virgen extra en Extremadura.
Sin brusquedad en el precio
Una aseveración que ratifica Manuel Zambrano, responsable de la sectorial de aceituna de aderezo para molino del grupo cooperativo Viñaoliva, el mayor de Extremadura.
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«Este año se ha cogido más aceituna para mesa que el pasado. Eso quiere decir que se ha dejado menos para molino, pero también es verdad que entran nuevas producciones de olivar en intensivo y superintensivo, y eso asegura la producción para aceite. En aceite tendremos una campaña media en esta ocasión», comenta Zambrano, quien confirma que la cosecha está muy avanzada. Tanto que la mayoría de las almazaras dejarán de molturar al final de este mes o en la primera semana de enero, a más tardar.
Subraya el técnico de Viñaoliva que la cosecha para aceite en la provincia de Badajoz es menor que la del territorio cacereño, «que va a tener una gran cosecha».
Para Zambrano, la palabra que define la campaña de aceite es estabilidad. En los precios, tanto para el agricultor como para el consumidor. Y en los mercados, con una demanda consolidada y sin grandes 'injerencias' de producciones de otros países que afecten seriamente al mercado nacional.
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España exporta alrededor de 600.000 toneladas de aceite y produce sobre unas 1.200.000 toneladas cada año. Cuando la baja la producción y, como hay que satisfacer el consumo nacional, se suele necesitar más aceite procedente de otros países para su comercialización.
«Esto es lo normal y así va a seguir siendo. Este año no hay novedades. Va a ser estable en todo. No es poco frente a los vaivenes de otras campaña», razona el oleólogo del Ctaex. Apunta otro dato interesante.
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En el conjunto de España, las últimas estimaciones apuntan a una producción total de 1,37 millones de toneladas, un 3 % inferior respecto a la campaña anterior, aunque un 24 % por encima de la media de las cuatro últimas campañas.
Esto supone, en la práctica, «un adecuado funcionamiento del mercado y la comercialización tanto nacional como internacional por parte de los operadores», según apunta el Ministerio de Agricultura.
Peso económico
El informe sobre el sector agrario en Extremadura 2024 de la Fundación CB e Ibercaja, presentado recientemente, apunta un dato revelador sobre el peso económico del sector del olivar en la región. En concreto, el subsector del aceite de oliva. En el pasado 2024, en exportaciones, reportó 222,5 millones de euros a productores y comercializadores extremeños.
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Según la Encuesta de Superficies y Rendimientos del Ministerio de Agricultura para 2024, la región ha superado ya la barrera de las 300.000 hectáreas de olivar, 300.287 en concreto, de las que 225.039 estarían en terrenos de secano y 75.248 hectáreas en regadío.
El olivar de regadío, año tras año, va ganando terreno en perjuicio del olivar tradicional de secano por simple cuestión de rentabilidad y falta de relevo generacional. Y crece tanto que tira el número final de hectáreas.
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En 2010 había 264.934 hectáreas de olivos en la región. En 2022 se alcanzaban las 292.248. La última cifra oficial, la de 2023, indica que en la región se contabilizaban 296.189 hectáreas de olivar. De ellas, 224.619 de secano (con un descenso de 430 hectáreas respecto al año 2022) y 71.570 de regadío (13.500 hectáreas más respecto al año anterior).
Explica Montaño que la rentabilidad del olivar en seto es alta porque asegura producciones y sortea un problema que sigue acuciante en el sorteo como es el de encontrar jornaleros para las cosechas.
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