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Los Beatles durante su actuación del 9 de febrero de 1964 en 'The Ed Sullivan Show'. :: AP
SOCIEDAD

Con ellos llegó la locura

Se cumplen 50 años de la primera visita de los Beatles a EE UU, que batió récords televisivos, hizo «perder el juicio» a las jovencitas y preocupó a los adultos

CARLOS BENITO

Lunes, 3 de febrero 2014, 10:45

Hace ahora 50 años, los estadounidenses pudieron experimentar dos sonidos que harían historia. El primero fue la música de los Beatles interpretada en vivo: el cuarteto de Liverpool saltó por fin el Atlántico y aterrizó en Nueva York el 7 de febrero de 1964, para una estancia de quince días que les confirmó como una revolución cultural de alcance más o menos planetario. El segundo ruido inolvidable fue el chillido que emitían las seguidoras del grupo, un grito unánime y extraordinario que acompañó todas las apariciones de los roqueros británicos, como si sus fans fuesen sus mayores detractoras y se hubiesen propuesto ahogar todas las canciones. La amplificación de la época poco podía hacer frente a ese muro de sonido, formado por las voces vigorosas y agudísimas de miles de adolescentes desgañitándose a pleno pulmón.

«Yo vi a los Beatles en directo tres veces entre 1964 y 1965, y aquellos eventos tenían algo de absurdo: no podías oír ni una palabra de lo que cantaban y los conciertos solo duraban media hora. Y, aun así, sabías que estabas en el mismísimo centro cultural del mundo conocido. Éramos conscientes de que nosotras también éramos parte de la historia de los Beatles», resume a este periódico la periodista y escritora Penelope Rowlands. Ella, por supuesto, era una de las que se destrozaban la garganta en un alarido sostenido y demente. Es más: Penelope, que en aquella primera visita de los Beatles tenía 13 años, apareció retratada en una de las fotos del 'New York Times', en el centro de una pancarta que rogaba a John, Paul, George y Ringo que se quedasen en América para siempre. Ahí está, con el pelo rizado y, sí, gritando. Medio siglo después, ha escrito 'The Beatles Are Here!', un libro que se publica esta semana y que rememora, a través de recuerdos como los de la cantante Cyndi Lauper o el periodista Gay Talese, lo que significaron aquellos días.

- Oiga, ¿y por qué gritaban así?

- Parecía la reacción correcta. Recuerdo que oí hablar de los gritos de las fans antes de escuchar la música de los Beatles. Es decir: primero tuvimos conocimiento de la 'beatlemanía' y solo después descubrimos aquellas canciones asombrosas, que sonaban tan estimulantes y tan nuevas. ¡Cómo no íbamos a reaccionar gritando!

Los propios Beatles, que entonces andaban entre los 20 y los 23 años, no se esperaban el recibimiento que les tributó EE UU. Sabían, por supuesto, que la expectación había obligado a la compañía a adelantar el lanzamiento americano de 'I Want To Hold Your Hand', que se produjo en medio de las navidades de 1963, unas fechas que no gustaban nada a la industria. En 15 días, el disco logró vender más de un millón de copias y se situó en cabeza de las listas, pero esas nociones teóricas no habían preparado al cuarteto para el impacto de toparse con miles de 'fans' apostadas en el aeropuerto JFK. Aquellas dos semanas que los Beatles pasaron en EE UU se convirtieron en un juego constante del gato y el ratón, con policías atónitos que trataban de contener a tanta jovencita impetuosa, decidida a tocar a sus ídolos o a lanzarse en plancha sobre sus limusinas. La 'beatlemanía', el término que se habia acuñado el año anterior en el Reino Unido, era mercancía exportable.

Los Beatles dieron tres conciertos en aquella visita, pero el momento cumbre fue su debut en el show de Ed Sullivan, el programa de variedades que desde 1948 ocupaba las noches de los domingos en la CBS. El propio Sullivan, un exboxeador que se pasó al periodismo deportivo y acabó como estrella de la televisión, se había cruzado con el grupo unos meses antes en el aeropuerto londinense de Heathrow. O, mejor dicho, se había cruzado con la 'beatlemanía': fue a coger el avión con su esposa y se encontró con un montón de muchachas nerviosas que aguardaban bajo la lluvia. Estaban esperando a los Beatles, que regresaban ese día de Suecia, y el estadounidense se quedó estupefacto: «¿Quién diablos son los Beatles?», preguntó. Semanas después negoció con Brian Epstein, el mánager, la aparición del cuarteto en tres de sus programas. Los Beatles pusieron condiciones: cobrarían 10.000 dólares, lo mismo que les habrían dado por una sola intervención, pero a cambio exigían abrir y cerrar cada uno de los espectáculos.

El primero habría de convertirse en historia de la televisión. Se veía venir, porque hubo más de 50.000 peticiones para asistir en directo al show, cuando el aforo se reducía a 703 personas. Evidentemente, esa expectación no se debía a los otros artistas anunciados para el 9 de febrero, un revoltijo típico del espacio, que siempre buscaba eso que llaman un público familiar: además del reparto del musical 'Oliver', estaban el imitador Frank Gorshen, el dúo cómico formado por el matrimonio Mitzi McCall y Charlie Brill, la cantante Tessie O'Shea, el mago Fred Kapps y los acróbatas Wells & The Four Fays. El programa entró directamente en materia: Sullivan leyó un telegrama en el que Elvis felicitaba a los Beatles -en realidad era cosa de su mánager, el maquiavélico 'coronel' Tom Parker, porque 'el Rey' no contemplaba con alborozo la fama de aquellos mozalbetes- y dio paso al grupo, que arrancó con 'All My Loving'. Con precisión de orquesta sinfónica, las fans iniciaron también su chillido casi sobrenatural. En la segunda canción, ''Till There Was You', unos rótulos mostraron los nombres de los cuatro músicos, y al llegar a Lennon añadieron el comentario «lo sentimos, chicas, está casado». En total, interpretaron cinco temas en aquel programa.

¡Esas cabelleras!

Lo vieron 73 millones de personas y estableció un nuevo récord de audiencia. Entre aquellos telespectadores, con el corazón encogido, no faltaba Penelope Rowlands: «Claro que lo vi, y estuve gritando todo el rato, molestando a mi familia. Es difícil reflejar la relevancia de aquella aparición televisiva. En el momento que tocaron los Beatles, la cultura popular cambió para siempre. Nos llevaron a otro tipo de música, a otra manera de mirar el mundo». No suscitó tanto entusiasmo en todo el mundo. Mitzi y Charlie, el matrimonio de comediantes, se quedaron convencidos de que actuar tras aquella primera andanada de los Beatles había hundido para siempre su carrera. En la prensa, imbuida de pomposidad madura, no faltaron las reseñas negativas. 'Newsweek', por ejemplo, valoró que los Beatles eran «visualmente, una pesadilla» y «musicalmente, algo cercano a un desastre», además de imprimir uno de esos pronósticos que acaban estallando en manos del crítico: «Lo más probable es que desaparezcan, como predecimos con confianza la mayoría de los adultos». Los Beatles, avanzadilla de lo que se dio en llamar 'invasión británica', abrieron una brecha generacional en la sociedad estadounidense. Jack Paar, una de las estrellas de la NBC, resumió el fenómeno con estas palabras: «Estos chavales llevan esos peinados tan locos y, cuando sacuden la cabeza y se les mueve el pelo, las chicas pierden la razón. ¿A ustedes no les preocupa pensar que, en unos pocos años, estas chicas estarán votando, criando hijos y conduciendo coches?».

Las cabelleras del grupo de Liverpool, tan prudentes si se las juzga desde la actualidad, constituían una auténtica obsesión para los medios norteamericanos. Buena parte de las ruedas de prensa se les fue en bobadas sobre los hábitos de barbería de los Beatles. Pero, curiosamente, los propios miembros del grupo atribuyen mucha importancia a ese factor. Paul McCartney ha resumido así aquel desembarco en EE UU: «Llegamos de ninguna parte, con nuestros pelos graciosos y nuestro aspecto de marionetas o algo así. Creo que eso fue fundamental en nuestro éxito: al principio, pesó más el peinado que la música. Un montón de padres quisieron apagar la tele. Decían a sus hijos: 'No os dejéis engañar, llevan peluca'. Muchos padres apagaron de hecho la tele, pero también hubo muchas madres e hijos que obligaron a mantenerla encendida. Todos aquellos chavales nos dicen hoy que se acuerdan de aquel día».

En sus 23 años en antena, el 'Ed Sullivan Show' recibió a varios artistas españoles. Por allí pasaron Xavier Cugat, Rocío Dúrcal y, en dos ocasiones cada uno, Raphael y Marisol, que en 1961 coincidió en el programa con uno de sus ídolos: Harpo Marx, con quien tuvo ocasión de protagonizar un 'sketch'.

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