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SOCIEDAD

Olivenza recuerda su milagro

Es el único de multiplicación que ha sido certificado por la Iglesia y que cumple ahora 64 años

LAURA GONZÁLEZ

Miércoles, 23 de enero 2013, 10:44

Corría el año 1949 y Fernanda Blasco Mendoza tenía 25 años. Hoy con 89, aún recuerda como si fuera ayer cómo se produjo el milagro de la multiplicación del arroz un 23 de enero de 1949. Por aquel entonces ayudaba en la parroquia a dar de comer a las personas necesitadas.

«Ese día, un domingo, yo estaba en el Hogar de Nazaret. A mediodía, llamaron de la casa del párroco, Luis Zambrano, para informar que sucedía algo fuera de lo normal con la comida preparada para los pobres».

En la casa comían cada día alrededor de 50 personas. La despensa se llenaba con los alimentos que enviaban los fieles. Los domingos, en la época de las posguerra y ante las necesidades existentes, se llevaba la comida condimentada a los necesitados. Pero ese día no había nada, por lo que la cocinera, Leandra Rebollo y natural de Ribera del Fresno, decidió invocar al beato Juan Macías.

La cocinera se encomendó y le dijo que «sus pobres se quedarían sin comida». A continuación, usó los tres tazones de arroz que tenía y continúo sus quehaceres. Al volver, el arroz estaba al borde del puchero.

Hoy se cumplen 64 años desde que se produjo aquel milagro. «Yo siempre digo lo mismo. El principio no lo vi, y pareció que ella pudo gastar una broma de mal gusto. Pero cuando llegué, presencié durante cuatro horas, cómo se acababa el arroz en la olla y brotaban granos nuevos y duros como recién echados». No hay cifras exactas de cuántas personas comieron ese día, aunque a las cinco de la tarde ya no había sitio para llevar más arroz, por lo que el párroco pidió que se retirase la olla y cesó el milagro. Fernanda recuerda que se cocinó con carbón vegetal, al que no hizo falta añadir más que el dispuesto al principio.

Tras ese día, la cocina y los utensilios continuaron al uso. El párroco pidió a las trabajadoras que no alborotaran hasta que la Iglesia no certificara que era un milagro. «Habíamos visto una cosa extraordinaria que no cabía por las fuerzas naturales de ninguna manera», explica.

Hoy aún se conserva la zona de la cocina en la casa y un cazo que se sacó para repartir en la calle, que fue cedido a Ribera del Fresno, lugar de procedencia del beato.

A partir de ese día, Luis Zambrano informó de lo ocurrido, y la casa del párroco fue visitada por Dominicos. En el año 1961, más de veinte personas tuvieron que declarar lo que allí ocurrió. Cuenta la protagonista que se abrió un proceso de investigación para el que se constituyó un Tribunal Eclesiástico. El arroz fue analizado en el Instituto Nacional de Valencia y después en Roma. Finalmente, en el año 1974 la Iglesia consideró el hecho como un milagro y el día 28 de septiembre del año 1975 tuvo lugar la canonización del beato San Juan Macías en Roma por el Papa Pablo VI. El Sumo Pontífice regaló entonces un rosario a Fernanda, que utiliza cada día en sus oraciones.

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