«Nos han fotografiado los mejores»
Hablará en Aula HOY sobre el trabajo de los fotógrafos extranjeros en ExtremaduraCecilio Venegas Fito Farmacéutico y coleccionista
MERCEDES BARRADO TIMÓN
Lunes, 14 de mayo 2012, 02:27
Siente simpatía por aquellos fotógrafos del siglo XIX que recorrieron Extremadura cargando con 20 kilos de equipaje entre placas de cristal, papel encerado, cámara oscura y lonas para taponar la luz. Pero sobre todo, piensa que hay una deuda regional con aquellos fotógrafos extranjeros que dejaron parte de su tiempo en tratar de reflejar cómo éramos.
Cecilio Venegas, farmacéutico y socio de la Hispanic Society, ha buceado en los archivos de esta institución y de otras muchas, como la Biblioteca Nacional, siguiendo el rastro por Extremadura de los pioneros de la ilustración tal que Doré o Clearjan de Champagny y luego de fotógrafos como Clifford, todos los que trabajaron bajo la marca Laurent o los más cercanos Smith, Morath, Anderson o David Seymour. Dice que la historia de la foto en Extremadura a partir de 1951 está por hacer.
-Defiende que Extremadura ha tardado mucho en estar representada en la fotografía turística que trataba de dar una imagen nueva de España.
-'Platero y yo' es de 1913 y Extremadura no está en «las vistas» que pregona un personaje del comienzo del libro, 'el tío de las vistas'. Pero Hielsher dijo que quería llegar adonde no había llegado nadie y es un alemán que se queda aquí durante la Primera Guerra Mundial porque le cierran su país, compra una cámara y se dedica a hacer fotos por España. Ese sí nos saca y nos saca reiteradamente. Es el año 1916.
-Para entonces ya llevamos más de medio siglo de fotografía. ¿Qué resumen hace de la forma en que la región fue reflejada por este medio?
-En primer lugar, que a Extremadura vienen los mejores fotógrafos apoyados por la nobleza. Vienen para reflejar la visita real de Isabel II o apoyando a la nobleza o para fotografiar los monumentos. En realidad se fotografía por cuatro razones: Por erudición, por cariño o por amor, por evasión o por deseo de reforma. Y son prácticamente las razones por las que se viaja. La fotografía y el viaje van muy juntos.
-¿Cual es la primera fotografía que hace un extranjero de Extremadura?
-Son las de la visita de Isabel II, que las hace Clifford. Él vuelve al año siguiente porque recibe un encargo de la Real Academia de Bellas Artes para seguir historiando monumentos.
-Se nos ha fotografiado mucho por los monumentos, tal vez menos por la necesidad de reformas.
-Pero ahí está el reportaje de Eugene Smith sobre Deleitosa, que es un caso precioso, de libro, de cómo la fotografía influye en la sociedad y viceversa.
-Tras más de 150 años de fotografía, ¿se atreve a formular una teoría sobre cómo nos han visto los fotógrafos extranjeros?
-Pues nos han visto primero con curiosidad historicista. Un texto del año 1854 que analiza por qué España podría ser interesante para fotografiar dice: «España debe atraer al fotógrafo tanto como atrae al pintor y al poeta. Para el poeta tiene el encanto de lo misterioso que le da el aislamiento entre los raudales azules del Mediterráneo, las planicies verdosas del océano y las cimas nevadas de los Pirineos. Tiene sus grandes recuerdos, sus luchas gigantescas, sus glorias, sus flaquezas, sus caídas, sus dolores. Tiene sus supersticiones, sus amores apasionados, sus danzas alocadas, sus poéticas canciones, sus noches perfumadas. Para el artista tiene sus monumentos, las obras maestras que le quedan de los esplendores pasados. Tiene Sevilla, la Alhambra, Ribera, Velázquez y Murillo. Tiene sus paisajes, sus trajes y su sol». Y luego Hielsher dice lo siguiente: «Este país me ha atrapado y quise llegar a conocerle en profundidad. Así llegué a lugares donde ningún fotógrafo o pintor había llegado antes». Los que vienen a Extremadura buscan más de lo que es habitual en España.
-¿Buscan la España profunda?
-Son un punto voyeuristas, pero después quedan seducidos. A Extremadura se viene con curiosidad antropológica sobre un espacio alejado pero después la región atrapa a la foto. Hielsher historia la realidad social de forma bastante edulcorada. Es un buen fotógrafo de monumentos, más cerca de los arcaicos. Tiene una foto preciosa de Aldeanueva de la Vera, empieza a fotografiar a la gente dentro del entorno urbano y va a Zafra. En el balance, Cáceres siempre sale beneficiado con respecto a Badajoz. Tiene mucho más metraje de fotos. Cáceres es más fotogénica.
-De todos los fotógrafos que ha manejado, ¿cual es su favorito?
-Tengo tres, uno es Clifford, un artista finísimo y, además, un químico. Es un hombre con un manejo muy largo de la técnica.
-¿Conecta con él por su profesión de farmacéutico?
-Si, si. Pero la reina para mí es Matilda Ruth Anderson. Yo vengo de un gusto historicista por la foto de Ortiz de Echagüe, de sus fotos de los años 20 y 30. A partir de ahí entro en Matilda Ruth Anderson y en el tiempo más actual me llama la atención el trabajo de un marroquí Bruno Barbey. Hay una foto suya que muestra un hombre igual que el Azarías de 'Los Santos Inocentes'. Barbey fotografía el mayo francés y hace fotos de Extremadura como de un pueblo hermano. Los ingleses y franceses tienen un punto distinto. Matilda Ruth historia la Extremadura fabril, a granel, la de fines de los años 20, aunque vuelve aquí a fines de los 50 pero ya solo a fotografiar trajes, porque la España que ella vio antes se había acabado.
-¿Introduce algún tipo de ruptura la guerra civil en la mirada de los fotógrafos?
-Sí, en la conferencia también trataré la visión de los corresponsales, de los portugueses como Ferreira da Cunha o René Bru. Aquí no vino Capa pero sí Seymour y en la Bolsa de la Serena también operan los corresponsales.
-Los que vienen después de la guerra, ¿qué vienen buscando?
-Eugene Smith, que era antifranquista, vino a Deleitosa con su reportaje en la cabeza. A su madre le escribía: «Voy a intentar entrar en un pueblo español a fin de descubrir la pobreza y el miedo engendrado por el régimen franquista. Espero realizar el mejor reportaje de mi carrera». Su reportaje provocó una catarata de artículos en prensa. Supuso un hachazo respecto a los carteles publicitarios que se hacen en esa época en España. Su publicación en un medio de primer nivel como era 'Life', cuando el franquismo estaba tratando atraer ayudas estadounidenses quebró absolutamente la visión de 'España en progreso' o 'España es diferente' que se estaba tratando de dar.
-De los fotógrafos que ven la España de después de la guerra ¿con cual se queda?
-Me quedo con Inge Morath, que mima la composición de sus fotos. Ella va a Las Hurdes y pinta unas Hurdes distintas. Esta foto suya es casi «un Covarsí». Por cierto, Matizad Ruth Anderson, cuando viene a Badajoz en 1928, se entrevista con Covarsí y Hermoso, los dos pintores de la época, porque quiere atesorar todo el conocimiento pictórico de Extremadura. Tenemos su diario de viaje y podemos saber el día y la hora en que hizo sus fotos.