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SOCIEDAD

CÁCERES, PATRIMONIO MUNDIAL (1986-2011)

ANTONIO-J. CAMPESINO FERNÁNDEZ. UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA. MIEMBRO DEL COMITÉ NACIONAL ESPAÑOL DE ICOMOSANTONIO J. CAMPESINO FERNÁNDEZ

Domingo, 27 de noviembre 2011, 01:16

La conmemoración de un cuarto de siglo de adscripción de Cáceres al Patrimonio Mundial de la UNESCO es tiempo justo, necesario, equitativo y saludable para merecer unas jornadas técnicas profesionales de reflexión, rendición de cuentas políticas y balance comparado con las restantes ciudades españolas de tan selecto club, de los éxitos y fracasos de su planeamiento y gestión, para contrastar experiencias, enmendar entuertos y reforzar futuros lazos, realmente operativos, de cooperación como destinos turístico-patrimoniales.

Consciente de que sintetizar cinco lustros de políticas, planes y proyectos urbanos en un par de páginas es misión imposible, no me resigno a no hacerlo en tan señalada efemérides para seguir ejercitando mi 'con ciencia urbana', criticando, democráticamente, la falta de voluntad política para fomentar el debate, sin que sirva de argumento la crítica situación del erario municipal, a los que a diario nos curtimos con el experimento de Bolonia 'a coste cero' y tenemos sobrada experiencia organizativa de jornadas técnicas municipales a idéntico coste.

La Ciudad Vieja de Cáceres fue inscrita el 26 de noviembre de 1986 con el número de orden 384 en la Lista del Patrimonio Mundial por los criterios (iii) y (iv). La inclusión se debió más a sus propios méritos patrimoniales y a los tiempos de vacas gordas de la presidencia española de la UNESCO, que a la fragilidad técnica del expediente, que hoy no hubiera resistido el menor análisis evaluador.

La inclusión fue tan rápida que sorprendió a Cáceres sin planeamiento general, ni especial de protección con los que garantizar la ordenación y gestión urbanística-patrimonial del bien, situación que hoy sería inadmisible. Hasta la aprobación definitiva del PEPRPACC en marzo de 1990, redactado por mandato de la aún vigente Ley 16/85, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, la preservación del patrimonio se encomendó al deficiente catálogo del PGOU de 1985.

Tras diecisiete años de la declaración, el 15 de diciembre de 2003 redactamos el primer Informe de Evaluación sobre el Estado de Conservación de la Ciudad Vieja de Cáceres, por mandato de ICOMOS-España en cumplimiento de las Directrices de Aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, Natural y Cultural, que ustedes pueden consultar en mi sitio web http://sites.google.com/site/totom68

Reseñamos entonces como fortalezas: el mantenimiento en alto grado de los criterios de autenticidad e integridad del bien; el sobresaliente esfuerzo inversor, público y privado, en la rehabilitación y refuncionalización de edificios patrimoniales con declaración de BIC para usos administrativos, culturales, museísticos, hoteleros y universitarios; la construcción de nuevos contenedores (Archivo Histórico Provincial); el desarrollo del Plan de Excelencia Turística (2001-2004) para tratar de posicionar a Cáceres, como destino inmaduro, en los circuitos turísticos nacionales e internacionales; las potencialidades de uso de las fachadas de edificios singulares, plazas y espacios libres, como escenarios permanentes de la rica oferta cultural; la consideración de Cáceres como capital cultural de Extremadura, por su carácter de ciudad universitaria; la operatividad de la Comisión de Seguimiento del Plan Especial para el control de proyectos en el ámbito del Conjunto Histórico, y el buen hacer de la Oficina Comarcal del Área de Rehabilitación Integrada (ARI).

Argumentamos, razonadamente, como debilidades: la no revisión del obsoleto PEPRPACC para su adaptación a los nuevos criterios de la Ley 2/1999, de 29 de marzo, del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura; su incapacidad normativa para integrar políticas de rehabilitación morfológica, reanimación social, revitalización funcional y recualificación ambiental; el dislate de erradicación de la función universitaria del casco intramuros, con los impactos negativos actuales sobre la devolución de la multifuncionalidad perdida, que ya vaticinamos en 1995; las carencias gestoras de una Oficina Municipal de Gestión del PEPRPACC y de un Consorcio del Centro Histórico; la concesión de licencias municipales de rehabilitación de edificios patrimoniales sin la obligada notificación a ICOMOS; la no delimitación de la zona circundante de amortiguamiento y respeto del Conjunto Histórico para la protección paisajística del perfil de horizonte y visuales; la libre-interpretación y modificaciones puntuales del PEPRPACC por corporaciones de distinto color político para incrustar a calzador proyectos a contrapelo del planeamiento; el pésimo estado de mantenimiento de la muralla (fundamento del criterio (iii) de la declaración), que precisa de un Plan Director de Restauración; la discutible gestión cultural de macro-eventos, como el festival Womad, con superación del umbral de carga patrimonial de la ciudad histórica; la banalización del ocio por prácticas consentidas de 'botellón', que contravienen el derecho a la ciudad de los residentes, incapaz de garantizar la Ley de Convivencia y Ocio de Extremadura, y los conflictos de tráfico, accesibilidad y movilidad por carencias de aparcamientos disuasorios en periferia que potencien la peatonalización, entendida como reconquista ciudadana y no como renovación especulativa del espacio central.

Conscientes de la expectativa que podía suponer la potencial candidatura de Cáceres, ciudad del Patrimonio Mundial a Capital Europea de la Cultura en 2016, tuvimos la oportunidad en 2007 de dirigir la redacción del 'Proyecto Estratégico, Cáceres 2016: de Intramuros a Europa', por encargo de la Fundación 'Cáceres Siglo XXI', bajo la presidencia de Felipe Vela.

Se fundamentó en el nuevo concepto de 'urbanismo cultural', con la estrategia de entender, recuperar y preparar la ciudad histórica para tal evento, mediante el desarrollo de los siguientes sub-proyectos: rehabilitación morfológica; repoblación social; revitalización funcional; maduración turística sostenible; recualificación ambiental; recuperación de la centralidad simbólica de la Plaza Mayor y de las plazuelas aledañas, de San Juan y de la Concepción; construcción de cuatro aparcamientos disuasorios periféricos; incremento de los espacios públicos peatonales; redacción del Plan Especial de Protección de la Ribera del Marco, y consecución de la declaración de Aldea Moret como Bien de Interés Cultural.

Colaboramos de forma activa, junto al equipo pluridisciplinar, coordinado por el profesor Francisco Javier Pizarro Gómez, en la redacción del expediente de la Candidatura de Cáceres a Capital Europea de la Cultura 2016, un excelente documento por el que, una vez más, comprometo mi prestigio profesional y el de todos los redactores de que su evaluación no fue técnica sino política. Y aprovecho esta oportunidad para rechazar de plano las críticas recibidas, procedentes de opiniones ciudadanas, presuntamente informadas, y de representantes de administraciones, presuntamente competentes, desconocedores ambos del contenido metodológico y estructural de proyectos y expedientes de candidaturas.

Disponemos desde 2010 de un Plan General Municipal, aprobado y vigente, pero seguimos careciendo del Plan Especial de Protección y Rehabilitación Integrada (pese a las tres jornadas técnicas de 2008, 2010 y 2011 y al Prediagnóstico), que revise el vetusto PEPRPACC de 1990 y desarrolle todos los sub-proyectos estratégicos pendientes ¿Para cuándo, junto a la Oficina Técnica de Gestión?

Juzguen los lectores si había o no materia suficiente para reflexión y debate en la conmemoración del 25 Aniversario de Cáceres, Patrimonio Mundial. Lo triste es que no sirve aplazarlo para las bodas de oro.

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