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Juan Ignacio Zoido con la catedral de Sevilla al fondo. :: HOY
DE PERFIL | juan Ignacio Zoido, Alcalde de Sevilla

EL POLÍTICO QUE IBA PARA PASTELERO

Juan Ignacio Zoido Alcalde de SevillaSe crió en Fregenal de la Sierra, donde sigue abierto el obrador de una familia que siempre tiró para Sevilla

PILAR ARMERO parmero@hoy.es

Domingo, 16 de octubre 2011, 02:31

MI infancia son recuerdos de un patio de Sevilla...», escribió en su día Antonio Machado. Pues bien, si tuviera que ser Juan Ignacio Zoido el que resumiera la primera etapa de su vida de una manera similar, seguramente solo cambiaría la ubicación del verso para decir que su infancia son recuerdos de un patio de Fregenal de la Sierra. Lo diría a buen seguro recordando el que separaba su casa de la de sus tías abuelas paternas, Antonia y Juana, en la localidad pacense donde pasó su niñez y juventud.

Dos mujeres que tuvieron mucho que ver en la educación del actual alcalde de la capital del Guadalquivir, que se crió en este pueblo extremeño donde uno de sus hermanos mantiene todavía el obrador 'Hijos de Manuel Risco'. Representa la cuarta generación de una empresa familiar con más de un siglo de elaboración artesana, fundada por el bisabuelo de los cinco Zoido Álvarez y a la que ahora se dedica José María, uno de los hermanos. Otro de ellos, Florentino, también regenta una farmacia en esta localidad de algo más de 5.000 habitantes separada de Sevilla por unos 120 kilómetros.

Si Juan Ignacio no hubiera estudiado leyes seguramente estaría hoy vestido de pastelero. Era el destino que le tenía más o menos marcado su padre, Florentino, al que echó muchas veces una mano en la empresa cuando era un chaval. A su muerte, sin embargo, las cosas cambiaron tanto que los chicos se pusieron a estudiar y eso determinó el futuro del alcalde hispalense, que antes de político fue juez.

Vino detrás una carrera en el Partido Popular que le llevó hasta Castilla-La Mancha como delegado del Gobierno, el mismo cargo que tuvo posteriormente en una Andalucía que conocía bien desde pequeño. De hecho en su biografía, 'Zoido. Destino Sevilla', escrita por el periodista Carlos Navarro Antolín, se cuenta que la ciudad era el sitio al que iban a pasar el tiempo libre.

«La familia jamás hace las compras en Badajoz, siempre en Sevilla, convertida en la capital del sur de Extremadura», recoge el autor, que describe que a la capital pacense no fue Zoido más que para hacer un examen de ingreso en Bachillerato cuando tenía 11 años y poco después para operarse de las anginas. Una querencia que revela que su sitio acabaría estando junto a la Giralda.

A pesar de ese asentamiento, por el pueblo se le ve bastante, sobre todo en las fiestas de la Patrona Virgen de los Remedios. Vuelve siempre que puede varias veces al año para visitar a su madre y a sus hermanos, aunque es cierto que desde que ocupa la Alcaldía sevillana tiene menos tiempo que nunca.

Conquistó el sillón municipal el pasado 22 de mayo, en un segundo intento que le convirtió en uno de los protagonistas indiscutibles de la jornada. No podía ser de otra manera porque consiguió arrebatar al PSOE uno de su feudos más preciados.

La primera vez que quiso ocupar la alcaldía fue en 2007, en unas elecciones en las que empató con unos socialistas a los que esta vez batió por goleada, con 66.000 votos de diferencia. Resultados que sirvieron para que por ejemplo Mariano Rajoy asistiera a su toma de posesión.

También estuvo el candidato a la Presidencia del Gobierno en la presentación de la biografía de Zoido, prologada por el periodista Carlos Herrera, un evento que tuvo lugar el otoño pasado en el que se dieron cita más de un millar de personas. Entre ellas, la duquesa de Alba o los modistos sevillanos Victorio y Lucchino ocupando las primeras filas. Le arroparon porque quienes le conocen cuentan que es un hombre con tirón popular, afable y de buen trato, cofrade amante de la Semana Santa y también del Rocío.

No le tiembla el pulso sin embargo a la hora de tomar decisiones tan antipopulares como despejar Sevilla de gorrillas o quitarle a una calle el nombre de Pilar Bardem. Tampoco se le pone nada por medio, como ha demostrado al conseguir que la final de la próxima Copa Davis se juegue al pie del Guadalquivir el próximo mes de diciembre.

Maneras de un hombre de moda que acaba de ser elegido presidente de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), un cargo más que añadir a su agenda en la que hay menos horas que antes para echar un partido de pádel.

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