«Saca la cámara que viene la Princesa»

Los niños optaron por un sencillo «Viva Doña Letizia». Algunas mujeres mayores eligieron otro lema aún más simple, «Viva Letizia». Pero fueron dos chicas jóvenes las que proclamaron el grito más llamativo de la mañana: «Viva la princesa de Extremadura». Fueron distintas formas de expresar una misma admiración, la que arrastró ayer en Mérida a centenares de curiosos que se agolparon en la plaza de Santa Clara para ver la llegada de la Princesa de Asturias.

El motivo, la inauguración del I Congreso Internacional de Medios de Comunicación en las Aulas 2.0, aunque, la verdad, casi nadie tenía idea por qué la futura reina de España estaba en la capital de Extremadura. Sólo se había corrido la voz de que venía y eso era suficiente para que las calles aledañas fueran un hervidero y los balcones un preciado tesoro para los residentes y sus amigos.

A bordo de uno de los helicópteros de la Casa Real, aterrizó a las once menos cuarto en la Escuela de Tráfico de la Guardia Civil, desde donde fue trasladada a la Asamblea a bordo de un Audi A8 azul de 12 cilindros. Doña Letizia, antes de pisar el adoquín emeritense, estaba riendo y saludando. Lo hizo durante cinco minutos para alborozo ciudadano. «¡Saca la cámara que ya viene!», gritaba como una posesa una mujer de mediana edad a su amiga. «La verdad es que es muy guapa, pero a esta chica le faltan unos cuantos kilos», añadía otra. Mientras, alumnos del colegio Trajano no cesaron de gritar y recibieron los primeros saludos de la esposa de Felipe de Borbón, diseccionada visualmente hasta en el último detalle.

Discurso

La princesa de Asturias eligió una camisa de seda de corte clásico y color beige claro, un pantalón azul marino sin pinzas y una chaqueta estilo tweed con solapa y entallada de color marino y beige. Sus zapatos, azul marino con plataforma y tacón fino. También lució unos pequeños pendientes con forma de estrella y tres anillos. «¡Qué elegante va!», se oyó clamar entre los curiosos, custodiados por un despliegue policial que impidió el mínimo movimiento lejos de los límites marcados, incluso para los 71 periodistas acreditados.

Simpática y cercana, la Princesa dio lustre al inicio de un foro de reflexión y puesta en valor de experiencias sobre como la educación y el periodismo pueden formar un matrimonio de intereses comunes que sirva para mejorar la formación de los más pequeños. Así lo destacó Doña Letizia, quien señaló en su discurso que educación y comunicación «se cruzan para conseguir alumnos libres e independientes, con criterio propio, ciudadanos responsables y formados, listos para participar de forma activa en una sociedad que los necesita». Tras sus palabras, la ponencia del periodista Manuel Campo Vidal y, después, un pequeño aperitivo en el patio noble de la Asamblea.

Allí, los asistentes al congreso utilizaron sin pudor sus cámaras para hacer fotos a Doña Letizia hasta donde dejaba la seguridad. La Princesa, en charla con el presidente Fernández Vara y del alcalde Ángel Calle, se interesó por viejos amigos y conocidos extremeños como los escritores Álvaro Valverde, José Antonio Zambrano y Marino González. A las doce y cuarto, Letizia Ortiz Rocasolano, la periodista que eligió ser Princesa, dio por cumplido su trabajo y regresó a La Zarzuela tras su tercera visita a Mérida en cinco años.