Ana Frank
ANTONIO MARTÍN ALEGRÍA
Lunes, 3 de mayo 2010, 02:17
Nunca pude imaginar que una película me iba a dejar tan consternado como la hecho 'El diario de Ana Frank'. Como la mayoría de los lectores, hace tiempo que he leído el libro y pensé que estaba preparado para tan fatal desenlace. Pero estaba equivocado. Al final de la película, cuando los nazis entran en el escondrijo donde está con su familia y aparece Ana Frank en primer plano, invadida por el nerviosismo, temblándole la mano, de tal manera que ni siquiera es capaz de abrocharse la hebilla de su zapato, totalmente estremecida por el infierno donde la llevaban, se me vino el mundo abajo. Sentí una lástima casi inexplicable. Ni siquiera conseguí dormir bien durante toda la noche. Una joven tan avispada, tan preparada, con toda una vida por delante, era oprimida, eliminada, asesinada por un tirano, que arrastraba a miles de fanáticos. Ya ha pasado mucho tiempo, pero, ¿cuántas Ana Frank puede haber escondidas en los guetos que, por desgracia, aún existen?