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Tienda de artículos religiosos, en Fátima. :: E.R.
Guía comercial de Fátima
UN PAÍS QUE NUNCA SE ACABA

Guía comercial de Fátima

Recorrido por uno de los mayores parques temáticos religiosos

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Martes, 9 de mayo 2017, 07:53

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El colmo de la provocación o del marketing sería abrir en Fátima una tienda y llamarla Lucifer. En Fátima, todo tiene nombre santo, desde las calles hasta las hamburgueserías, y la única heterodoxia que se permiten los comerciantes es, solo en un par de casos, recurrir a nombres 'non sanctos' para bautizar sus comercios. Así, entre el batiburrillo frenético de hoteles y tiendas de nombres sagrados, sorprenden la boutique de productos religiosos Casa Plátano y la lencería Coliflor. Nominalismo vegetal que aquí suena a heterodoxia hiriente, casi a provocación.

Fátima es un parque temático de la religión que huele a cera. Misas, rosarios y procesiones se suceden sin parar y, como en Eurodisney, al anochecer se celebra un esperado desfile fin de fiesta, en este caso no protagonizado por Dumbo y Donald, sino por peregrinos, que culminan la semana con la esperada y catártica procesión de las velas del sábado a las nueve y media de la noche.

Como en Eurodisney, los alumnos europeos de Secundaria roban recuerdos en las tiendas de souvenirs. La diferencia es que, en Fátima, al frente de las excursiones van desesperados 'paters' y sores, que jamás pudieron imaginar verse en el trance de tener que sufrir cacheos y registros porque también los alumnos de 'Reli' roban, bien es cierto que cambian al ratón Mickey y al Tío Gilito de Eurodisney para sus novias por vírgenes luminosas y ampollas de agua bendita para sus tías abuelas.

Galerías del Rosario, Hotel Católica, Restaurante La Santa Cruz. Ocho mil personas escuchando misa en la iglesia gigante del Sacramento y miles de peregrinos curioseando en la tienda de recuerdos Corazón de María, merendando en la cafetería San Agustín, haciendo el chek in en la hospedería Santa Noche y el chek out en el hotel Aleluya. Los carteles anuncian las especialidades de cada bazar. 'Temos hóstias e vinho de misa', proclaman en la Loja Todos os Santos. 'Temos anxos da garda', anuncian en Souvenirs Coração de Maria.

En los escaparates, se mezclan osos pandas con tortugas, ranas y dinosaurios. Están el papa Wojtila en grande y el Papa Francisco en pequeño. En Fátima, queda claro cuál es el 'hit parade' papal de la cristiandad: el primero, sin duda, Wojtila, detrás, el resto. Por cada cinco retratos o bustos del Papa polaco, se ve uno de los demás.

Medallas, rosarios, ladrillos con la virgen, garrafas de agua bendita, velas, llaveros con santos, coronas, cálices, sagrarios, vinajeras. Trajes de obispo, de cardenal y de cura raso. Mantos de vírgenes a 12 euros, velas, exvotos de cera, corazones con crucifijos. Pero también bolas de cristal con Buda dentro. Y búhos elegantes. Y figuritas del belén. Y dedales santos. Y cucharillas santas. En Fátima se puede comprar de todo.

El santo que deseen, por raro que sea, lo encontrarán: San Expedito, el Menino de Praga, Santa Lucía la romana, Santa Rita, San Jofiel, la Princesa Santa Joana, Santa Filomena, Santa Eufemia, el Arcángel Barachiel, San Benedito, San Ambrosio. Curiosamente, falta la Santísima Virgen de la Concepción, patrona de Portugal, cuyo santuario está en Estremoz, donde fue coronada por João IV, primer rey portugués tras los reinados de los felipes españoles. A cambio, se puede encontrar una imagen de la Santísima Trinidad, algo difícil de conseguir.

La tienda más interesante, con imágenes de mucha calidad, es Decorarte. Está en el lado izquierdo de la explanada, detrás del restaurante Panorama. Visitarla es como visitar el museo Salzillo de Murcia en pequeño. Otra experiencia imprescindible es asistir a una de las misas cantadas de la basílica de toda la vida: la belleza del lugar, las voces delicadas y la majestuosa música de órgano producen una emoción que toca hondo a los impresionables. Eso sí, al salir te encuentras con una procesión nocturna de jóvenes cantando en español y sus mensajes reaccionarios y ñoños te devuelven a la realidad. Fátima: turismo de la experiencia puro y duro.

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