Adele, la estrella escondida
Desde que es madre, hace dos años y medio, la cantante no ha actuado en directo ni se ha prodigado en público. En noviembre saca disco nuevo y tendrá que volver al mundo
CARLOS BENITO
Sábado, 5 de septiembre 2015, 10:19
Eso de la hiperexposición no va con Adele. En estos últimos años, nos hemos acostumbrado a que las grandes estrellas de la música nos vayan informando de las minucias de sus vidas, tanto de las que nos importan como de las que no: la vanidad se ha convertido en un estupendo aliado de la promoción. Pero Adele, esa hada madrina de la industria que ha vendido más de cuarenta millones de copias de sus dos álbumes, utiliza las redes sociales a su manera, como suele hacerlo todo. El blog de su web se actualizó por última vez en junio de 2012: «Estoy encantada de anunciar que Simon y yo estamos esperando nuestro primer hijo», dice ese 'post' casi arqueológico, acerca de un niño que anda ya por los dos años y medio. El perfil oficial de Facebook solo presenta una entrada desde febrero de 2013, y fue para difundir una campaña de la oenegé que dirige su pareja, el ya citado Simon Konecki. Y la cuenta de Twitter no pasa de un rácano goteo, con dieciséis tuits en todo 2014 y siete en lo que va de 2015: el mejor, el de su cumpleaños en mayo, cuando compartió unas descacharrantes fotos en las que aparece disfrazada de George Michael.
Esta semana, el mundo entero está hablando de que el tercer álbum de Adele, continuación de los exitosísimos '19' y '21', se editará por fin en noviembre. La noticia, una filtración publicada por la revista 'Billboard', no ha sido corroborada oficialmente por nadie, y desde luego no ha movido a la vocalista inglesa a abandonar su existencia retirada y discreta. Adele lleva esos dos años y medio de maternidad sin actuar en directo, dedicada a preparar su disco y a vivir, que en su caso son dos asuntos muy relacionados: sus canciones siempre han sido radicalmente autobiográficas, lo que hasta ahora ha dado lugar a dos álbumes consagrados a rupturas y malos rollos, y ya anunció en su momento que probablemente necesitaría «cuatro o cinco años» para completar su siguiente referencia. «No sacaré más música hasta que sea mejor que '21'. No espero vender tantos discos, pero no quiero publicar una mierda. Además, ¡no tengo nada sobre lo que escribir! Estaría mintiendo», declaró a la revista 'Vogue' a principios de 2012, cuando los premios y las ventas la habían afianzado ya en lo más alto.
Del disco se sabe poco, aunque cabe suponer que su actual vida apacible en una casa campestre junto a Simon y el pequeño Angelo dará como resultado un repertorio más luminoso que el de los dos anteriores, descarnados análisis de relaciones desgraciadas. Se ha rumoreado que puede contener colaboraciones de Lady Gaga y Beyoncé, una artista a la que Adele idolatra, pero el invitado estelar que está confirmado es Pharrell Williams, que ha manifestado su pasmo ante la sinceridad lírica de las nuevas canciones: «Es como si Adele te dijese: 'De acuerdo, voy a abrir mi diario durante veinte minutos'».
Concierto a los 3 años
Adele Laurie Blue Adkins siempre ha parecido muy real, quizá demasiado, en un entorno que promueve las figuras huecas y prefabricadas. Su madre la tuvo con 18 años; su padre, un fontanero galés, se marchó de casa dos años después, y Adele se curtió en las calles de Tottenham y Brixton, que no son precisamente el Londres más pijo. De aquella infancia y aquella juventud salió una mujer malhablada, de risa brusca, propensa a beber y fumar de más -ahora dicen que ha dejado los dos vicios- y apasionada de la música: su madre la llevó a un concierto de The Cure cuando solo tenía 3 años, después vino su obsesión duradera por las Spice Girls y más tarde descubrió a las grandes divas de la música negra. Otra cosa muy distinta es que le agrade la fama, con todas esas servidumbres que tienen tan poco que ver con el acto de cantar: «Odio la alfombra roja. No es que me sienta insegura, simplemente pienso que no es lo que quiero hacer. Literalmente me da dolor de estómago», ha dicho.
Los tabloides británicos han publicado esta semana que la artista ha rechazado una oferta de 110 millones de euros para presentar en gira su nuevo disco, y también que los casinos de Las Vegas están dispuestos a pagarle hasta un millón por concierto. Mientras tanto, por alguna misteriosa razón, muchos medios españoles se han hecho eco de un extraño bulo que asegura que la cantante ha adelgazado un montón: 30 kilos según unos y nada menos que 68 según otros, que no se sabe en qué cifra alucinante estimarían el peso original de Adele. Con cosas como esta, no es raro que se le quiten las ganas de volver al mundo.