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Martínez, en su despacho en un centro de salud pacense. :: j. v. a.
«No se puede saber con exactitud si alguien es transexual a los cuatro años»

«No se puede saber con exactitud si alguien es transexual a los cuatro años»

María Teresa Martínez Equipo del SES que atiende a transexuales

C. J. VINAGRE

Jueves, 25 de febrero 2016, 01:09

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La psiquiatra María Teresa Martínez Rey forma parte del servicio que la sanidad pública extremeña tiene para abordar la atención a las personas transexuales o que presentan lo que, en términos médicos, se llama disforia de género. «Es un chico en un cuerpo de chica o al revés», concreta esta profesional del equipo de Salud Mental de Ciudad Jardín, en Badajoz.

El SES, en colaboración con la Fundación Triángulo, cerró un protocolo de atención con dos equipos para evaluar a los jóvenes de Extremadura que con probable diagnóstico de disforia de género.

Martínez relata que el protocolo dice que primero hay que acudir al médico de cabecera «y el pediatra o el médico de familia, en su caso, si considera que tiene una disforia de género nos lo deriva a nosotros. Nos encargamos de cotejarlo. Hacemos el diagnóstico clínico para ver si de verdad hay disforia porque a lo mejor no estamos ante eso sino ante travestismo o ante una persona fantasiosa que se viste de determinada forma». Una vez diagnosticado se hace un seguimiento para confirmarlo y pasa al endocrino. Es el que aborda los tratamiento hormonales futuros, que no se producen antes de los diez años normalmente.

La especialista señala que «muchos adultos transexuales se refieren a que ya de pequeño sabían que lo eran, que no estaban conformes con su cuerpo». Cuando se trata de personas menores pero que ya superan los 12-14 años «normalmente el diagnóstico es más fácil». Pero apunta más dificultades cuando se atiende a niños. Martínez indica que, a su juicio, no se puede saber si un niño de poca edad es de verdad transexual.

«No se puede saber. Yo no lo sabría con exactitud y no me atrevería a diagnosticarle a un niño de cuatro años disforia de género. Puede tener ciertas características que pueden apuntar a que puede en un futuro sea eso. Pero hay un porcentaje alto que en la adolescencia modifican y dejar de tener el deseo de tener otro cuerpo», relata.

La psiquiatra entiende que la transexualidad en menores y, más concretamente en niños, entra dentro del ámbito de la privacidad de la persona y de la familia. «Tienen que saber manejar eso. En estos casos más que con los niños se trabajan con los padres y con el ámbito familiar». Para eso reclama buenas dosis de prudencia.

Martínez Rey añade que «jugar con una barbie o con color rosa no es ningún problema. El problema es que el compañero de al lado le llame mariquita. Se trabaja más porque a un padre no le afecte».

La facultativa de la unidad del SES que atiende a personas transexuales insiste en que es clave que «el niño haga una vivencia normal de su sexualidad y cuando llegue el momento, si se confirma el diagnóstico en una edad para un tratamiento hormonal, nos lanzamos en esa atención. De trata de normalizar su situación, como se ha aceptado con normalidad la homosexualidad en la sociedad», finaliza.

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