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J. R. Alonso de la Torre
Lunes, 4 de mayo 2015, 08:21
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En los periódicos y en las cadenas de televisión de España se presta atención cada lunes a los resultados de fútbol de las ligas de Escocia, Holanda o Bélgica. Sin embargo, es muy difícil, casi imposible, encontrar alguna información sobre la liga más próxima: la portuguesa.
Hace ocho días, el Benfica y el Oporto, separados por tres puntos a favor de los lisboetas, se jugaron el liderazgo en el bello Estadio da Luz. Empataron a cero goles, pero fue difícil encontrar referencias en los medios españoles, que sin embargo prestaron mucha atención al Arsenal-Chelsea, también finalizado con empate a cero, que sin embargo no se jugaban el título pues el Chelsea sacaba al Arsenal 13 puntos.
Podría argumentarse que la liga portuguesa no tiene equipos de la categoría del Ajax, el Celtic de Glasgow o el Brujas para justificar que las ligas de esos países sí sean atendidas por los medios. Pero no es cierto: el Oporto ha resistido en la Champions hasta los cuartos, el Benfica jugó la final de la Europa League el año pasado contra el Sevilla y el Sporting de Lisboa y el Braga suelen contender dignamente en las competiciones europeas. Además, el Oporto ha ganado dos veces la Liga de Campeones, dos la Intercontinental, dos la Copa de la UEFA y una la Supercopa de Europa. O Glorioso Benfica, por su parte, tiene dos Copas de Europa y ha quedado cinco veces subcampeón de este torneo. Podría argumentarse también que en España no interesa la competición lusa por su poco peso futbolístico. Pero nada más lejos de la realidad. En Portugal, juegan y entrenan muchísimos españoles. El Oporto es uno de los equipos que mejor ficha del mundo y la puerta por donde han entrado en Europa cracks como James Rodríguez o Radamel Falcao, mientras que Diego Costa llegaba fichado por el Sporting de Braga.
Queda solo un argumento, aunque sea algo ridículo: quizás le falte atractivo mediático, polémicas y demás a la liga portuguesa. Pues nada de nada. El entrenador más polémico de Portugal es el español Lopetegui, enfrentado a la prensa lusa, a la que no concede ni una entrevista, mientras que sí lo hace a los medios españoles. En Portugal, lo llaman Lototegui porque sus alineaciones parecen fruto de una lotería y el pasado fin de semana, al finalizar el clásico contra el Benfica en Lisboa, se acercó a Jorge Jesús, entrenador benfiquista, que también lo había llamado Lototegui en una rueda de prensa previa al choque, y le dijo al oído: «Si vuelves a cambiar mi nombre, te pego un puñetazo, cabrón». No me digan que no hay materia para que la liga portuguesa tenga morbo y sea mediática en España. Pues nada, aquí nos muestran los goles del Twente-Molembeeck y el Benfica-Oporto no existe.
En Extremadura, además, tenemos el acicate de la proximidad. En tiempos, los rayanos Elvas y Campomaiorense estuvieron en Primera y lidiaron con los grandes de Portugal, que, salvo el Académico de Coimbra y los madeirenses Marítimo y Nacional de Funchal, son de ciudades o barrios de los entornos de Lisboa y Oporto. El equipo más cercano a Extremadura es el S.C. Covilhá, de Segunda División, que, por cierto, está solo a dos puntos del ascenso directo a Primera a falta de cinco partidos para acabar el campeonato.
Parece evidente, en fin, que el fútbol portugués tiene, cuando menos, tantos alicientes como las ligas que acogen al Mouscron-Péruwelz o al Zulte Waregem, equipos belgas cuyos partidos y resultados nos ofrecen los periódicos y las televisiones cada lunes mientras nada sabemos del Estoril Praia o del Vitoria de Setúbal, lugares donde, cuando menos, nos solemos bañar algunos veranos.<
Yo creo que lo del fútbol es un ejemplo más del nulo interés que se tiene en España por lo que sucede en Portugal, un país fundamental en nuestra historia y en nuestro presente, también en nuestra economía, pero que solo parece interesarnos para bañarnos en verano y comer mucho y barato los fines de semana.
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