Borrar
Miembros de la BRIMZ Extremadura XI, durante una patrulla junto a la frontera israelí, en febrero. :: a.a.
Fin a la misión más triste

Fin a la misión más triste

Mañana llegan a casa los primeros militares extremeños tras medio año en el Líbano que será recordado porque murieron tres soldados

Antonio J. Armero

Jueves, 15 de mayo 2014, 00:34

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Mañana, a las nueve y cuarto de la mañana retraso o adelanto del avión mediante, tras medio año viendo las caras de sus familiares en la pantalla de un ordenador portátil, en torno a un centenar de militares extremeños podrán hacer lo que llevan semanas, meses probablemente, deseando: encontrarse con el hijo, la niña, la mujer, la novia, la madre, el padre, el abuelo, el amigo. Son militares, miembros de la BRIMZ (Brigada Mecanizada) Extremadura XI, con sede en el cuartel de Bótoa, y regresan de el Líbano, el país al que llegaron el pasado noviembre para cumplir una misión de paz que será recordada como especialmente triste porque en ella murieron dos soldados extremeños y uno de El Salvador.

«Esas pérdidas han marcado a toda la agrupación», comenta por teléfono desde Oriente Próximo el teniente coronel Álvaro Capella, jefe del batallón español desplegado en Líbano y miembro de la BRIMZ Extremadura XI. «Tuvimos una semana de ánimo bajo admite el mando militar, pero cerramos filas y se impusieron la unión y el espíritu de equipo, que son parte de nuestras señas de identidad». Los que aterrizarán mañana en la base aérea de Talavera La Real serán una parte de los 450 integrantes del contingente extremeño que llegó a el Líbano en noviembre. Los demás subirán a un avión en Beirut, la capital del país, en los próximos días. Ayer no estaban aún cerradas las fechas, ya que en este tipo de vuelos militares son relativamente usuales los cambios de día anunciados con poca antelación.

Hay que tener en cuenta que cada vuelo tiene un doble objetivo: devolver a casa a los que terminan su misión y llevar a los que la empiezan. En este caso, a la brigada con sede en Bótoa le tomará el relevo la de caballería Castillejos II de Zaragoza. La sustitución no se puede hacer de golpe, por razones operativas. Se realiza de forma escalonada, de ahí que no todos regresen a España a la vez. Al margen de la experiencia que haya supuesto para cada uno de ellos a título individual, la misión Libre Hidalgo XX ha estado marcada por la muerte de tres militares. Abel García Zambrano, natural de Zafra, falleció en la madrugada del 22 al 23 de febrero al volcar el vehículo blindado modelo Lince en el que viajaba por una carretera del sur de Líbano, cerca de la localidad de Gadjar. Era su primera misión, y el pasado domingo habría cumplido 26 años. Según la versión oficial, él conducía el vehículo, en el que viajaban cuatro militares salvadoreños. Tres de ellos resultaron heridos y uno, José Samuel Cabrera Aquino, murió. La Guardia Civil abrió una investigación y el caso está en mano de un juzgado togado militar.

No había transcurrido un mes cuando el destacamento español recibió de nuevo la noticia del fallecimiento de un compañero. El soldado Carlos Martínez Gutiérrez, de 25 años y natural de Bienvenida, murió el 19 de marzo en el hospital Hammoud de Sidón, en el que había ingresado una semana antes tras sufrir un golpe fortuito mientras estaba en la base Miguel de Cervantes, el centro operativo del dispositivo Unifil (Fuerza Unificada de Naciones Unidas para Líbano).

Normalidad

En ella han vivido durante el último medio año la mayoría de los soldados extremeños no todos porque también hay posiciones avanzadas en lugares estratégicos, con bases mucho más pequeñas que mañana estarán de vuelta a casa. «En un escenario marcado por la guerra en Siria (país limítrofe con Líbano e Israel), la misión se ha desarrollado con normalidad, con algún pico de tensión en la escala de seguridad derivado de algún episodio de lanzamiento de cohetes que no ha ido más allá», resume el teniente coronel Capella. «Además concluye, esta misión nos ha permitido profundizar en las relaciones con una parte de la población de mayoría chiíta (una de las 18 confesiones religiosas de el Líbano, la más cercana a Hezbola, partido político muy presente en el sur del país y con un brazo armado al que la comunidad internacional cataloga como grupo terrorista) con la que teníamos menos contacto».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios