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¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
Operarios quitando camalote en el tramo urbano de Mérida. :: J. M. Romero
La lucha contra el camalote ha costado casi 32 millones de euros desde 2005

La lucha contra el camalote ha costado casi 32 millones de euros desde 2005

2017 se cerró como el segundo año más problemático en estos trece años de invasión

Antonio Gilgado

Badajoz

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Domingo, 18 de febrero 2018, 20:39

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En el paso del Guadiana por Valdetorres, en la zona conocida como Las Caballerías, ocho embarcaciones, una retro con pinzas y dos camiones retiraban camalote el pasado martes. En Medellín había varias cuadrillas trabajando a mano, limpiado riberas del río donde no llegan las máquinas. Lo mismo ocurre en el Guadianilla de Mérida, donde además de camalote también retiran la basura sumergida en el tramo urbano de Mérida.

La planta invasora es como un virus que se reproduce cada año desde que llegó al río en 2005. No se puede erradicar y solo se controla a base de limpiar y retirar. O lo que es lo mismo, a base de dinero. Según la recopilación de datos de Confederación Hidrográfica del Guadiana, en esta plaga han invertido ya casi 32 millones de euros desde 2005 (31.843.166,07 concretamente). De media, cada año se han invertido 2,6 millones. Este dinero se destina a comprar equipos o contratar personal eventual para limpiar las manchas en las fases de expansión.

La última partida fue en julio. El Ministerio de Medio Ambiente puso sobre la mesa 3,7 millones de euros para reforzar los equipos propios de Confederación Hidrográfica del Guadiana. Con este dinero, a los 30 operarios del servicio de aplicaciones forestales del gestor de la cuenca se sumaron otros sesenta extra de la empresa Tragsa.

Este dispositivo que permitió la última encomienda del Ministerio trabaja ahora contrarreloj para dejar el río lo más libre posible antes de la primavera, época de expansión de la planta. Aunque la limpieza absoluta resulta materialmente imposible porque siempre queda alguna mata enredada o suelta en zonas de imposible acceso.

El mayor esfuerzo económico se hizo en el año 2006. Tras la aparición de la planta en 2005, Confederación se gastó entonces más de siete millones de euros en erradicar la planta. En esa época aún no se conocía muy bien el comportamiento de la planta en el Guadiana y se trabajaba con la esperanza de que limpiando el río se eliminaría por completo. Tras doce años de convivencia los ingenieros y equipos de trabajo de Confederación conocen mucho mejor el ciclo de la planta, lo que permite programar campañas de contención de forma más efectiva.

La experiencia ha demostrado, por ejemplo, que la maquinaria y la extracción masiva tiene que hacerse en septiembre porque no tiene sentido meter máquinas para retirar a finales de primavera o verano, cuando la capacidad de crecimiento supera a la de extracción. También hay que tener en cuenta las climatología. Los años más complicados y por lo tanto los más costosos, son los precedidos por otoños poco lluviosos y calurosos, un fenómeno muy repetido en la última década.

En 2016 y 2017 se mantuvieron estas condiciones, lo que ayudó a la reproducción de las manchas verdes entre Medellín y Badajoz. Según explican en Confederación, en 2017 se sacaron 167.000 toneladas de camalote del agua, una cifra similar a la de 2016 y solo superada por las 183.000 de 2006. La invasión que trata de controlar ahora Confederación, por tanto, es similar a la primera colonización que tanto alarmó entonces.

Aunque el origen de este problema está en el año 2004, cuando alguien arrojó una planta amazónica al río, su propagación permanente se debe en parte a la expansión que tiene en este tramo de la cuenca el regadío. La incidencia crónica del camalote es uno de los ejemplos que Promedio, el consorcio de la gestión del agua de Diputación, pone para concienciar sobre la conservación de los ríos. El camalote es un organismo vivo que encuentra nutrientes suficientes como hidrógeno y fósforo para sobrevivir. Parte de estos restos acaban en el Guadiana por el arrastre de los fertilizantes agrícolas.

En los 150 kilómetros de cuenca afectados hay diez puntos críticos donde se sitúan habitualmente las barreras de contención y trabajan cada poco tiempo las máquinas y los equipos a mano. Medellín es uno de esos sitios. En este tramo son habituales las manchas verdes desde las charcas junto al castillo hasta el término de Don Benito.

En Valdetorres se ven en la zona de las Caballerías, en el Badén de Torremayor a la altura de Hoyo Gilete, en el Puente de los Suspiros de Lobón, en Valverde de Mérida, en el club de piragüismo de Mérida y en Badajoz.

Hay siete equipos de maquinaria repartidos por estos puntos, más las cuadrillas manuales que peinan los pesquiles de Badajoz o la playa de Medellín. De media, cada día sacan en estos momentos entre 1.200 y 1.500 toneladas.

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