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Los participantes crean sus propias maquetas en el taller. :: josé vicente arnelas

Los aviones son un juego de niños

Unos 20 jóvenes aprenden a construir pequeñas maquetas que pueden volar

Tania Agúndez

Domingo, 6 de marzo 2016, 09:33

Miguel Ángel Gartzia descifra un plano para poco después dibujar lo que será un futuro avión. Con delicadeza maneja, corta y lija unas planchas de madera que en unos días se convertirán en un pequeño aeroplano que incluso podrá volar. Miguel Ángel forma parte de la escuela de aeromodelismo que depende de la Fundación Municipal de Deportes (FMD) desde hace un mes y ya está enganchado a esta actividad. Tiene once años y en sus ratos libres aprende a construir pequeñas maquetas de aviones que algún día se moverán en el aire con su control.

Este joven explica que le gusta todo el proceso de elaboración: desde dibujar hasta cortar y pintar. Pero lo que más le emociona es ver el resultado final. «Vi en Ifeba una exhibición de aeromodelismo y me llamó mucho la atención. Me gustó tanto que decidí apuntarme. Empecé las clases a principios de año, pero ya tengo uno de estos en casa», dice mostrando un avión de madera.

A su hermana Carmela, de nueve años, le gustó tanto la pieza que hizo en apenas unas semanas que se animó a acudir a estos talleres. Ahora van juntos a esta actividad extraescolar en la que los aviones son también un juego de niños.

Unos 20 escolares de entre cinco y 14 años están inscritos en la escuela de aeromodelismo. La actividad es gratuita. Los usuarios se reúnen los martes y los jueves en un local ubicado en Ronda del Pilar, junto a la Concejalía de Juventud. Hay dos grupos, de iniciación y de perfeccionamiento, aunque la atención que se le presta a los pequeños es individualizada por la dificultad de esta labor.

El monitor, Guillermo Lineros, adapta la actividad a la edad del niño y su nivel. «Es un deporte muy completo a través del que los participantes pueden adquirir conocimientos avanzados relacionados con la materia. Al mismo tiempo comparten las tardes con otros chavales que tienen sus mismas inquietudes. Pero la idea de la escuela es plantear el aeromodelismo como un juego para que los menores lo vean divertido y se entretengan. La intención es que les vaya picando el gusanillo», manifiesta Lineros.

Aunque se trata de una actividad minoritaria, es decir, que atrae a menos público que otras propuesta más populares como pueden ser el fútbol o la natación, para Lineros no es menos atractiva. La iniciativa traspasa la frontera de la mera manualidad, ya que requiere del usuario habilidades físicas y psicológicas muy específicas. «El problema es que se conoce menos que otras actividades», apunta el profesor que la imparte.

Conocimientos

Además de aprender las cuestiones básicas del avión, como las partes que lo componen (cabina, ala, alerones o hélice) , los pequeños empiezan a familiarizarse con conceptos relacionados con la aerodinámica, la ingeniería, la mecánica o la electricidad. También aprenden a montar baterías, motores y el sistema de radiocontrol para dirigir los aparatos.

Lo primero que llega a las manos de los niños es el plano que les guía a la hora de elaborar la maqueta. Una vez que consiguen interpretarlo, los usuarios dibujan las piezas sobre una tabla de madera que después cortan. Una vez que han plasmado las partes del avión, lijan cada fragmento y empiezan a unirlos. Al final los pintan o forran.

El responsable de la actividad vigila los trabajos que realiza cada usuario, ya que manipulan sierras, lijas, martillos y puntas, entre otras herramientas. «La motricidad que desarrolla un niño de 5 años al manejar estos instrumentos es destacable. Hay que resaltar también las habilidades sociales que llegan a adquirir, ya que chicos de diferentes edades debaten sobre cuestiones de montaje o mecánica y unos aprenden de otro. Es muy positivo. Los beneficios son personales y sociales», especifica Linares.

En algunas ocasiones, el monitor realiza salidas con los usuarios de la escuela al campo de vuelo del club de aeromodelismo de Badajoz para que empiecen a manejar algunos de estos aviones.

Linares tomó las riendas de esta actividad hace poco más de un año. Entonces, la escuela estuvo a punto de desaparecer porque el monitor que dirigía este curso se iba fuera de la ciudad. Por esta razón los padres empezaron a movilizarse e incluso se pusieron en contacto con la Concejalía de Deportes para evitar su cierre. Los responsables de este área municipal garantizaron la continuidad de esta propuesta gracias a un convenio firmado con el club de aeromodelismo, entidad que se comprometió a proporcionar un monitor.

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