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La ingeniera cacereña María Concepción Pacheco ha desarrollado el hormigón de corcho en el laboratorio de Intromac. :: lorenzo cordero
Hormigón de la dehesa

Hormigón de la dehesa

Investigadores extremeños han desarrollado un nuevo material de construcción a base de desechos del corcho

Ángela Murillo

Miércoles, 18 de mayo 2016, 22:03

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Extremeño, eficiente y ecológico. Así es el hormigón de la dehesa. Un nuevo material de construcción diseñado para mejorar y abaratar las edificaciones del futuro. Se fabrica con desechos del corcho generados por la industria extremeña, que en estos momentos lucha contra la competencia del tapón de plástico. El producto ha nacido en un laboratorio del Instituto Tecnológico de Rocas Ornamentales y Materiales de Construcción (Intromac), con sede en el campus cacereño de la Universidad de Extremadura. A la cabeza del avance se sitúa la ingeniera María Concepción Pacheco (Cáceres, 1972), experta con 16 años de carrera en este centro investigador dependiente de la Junta.

El compuesto del nuevo hormigón abunda en Extremadura. Se obtiene del 'quercus suber', el alcornoque que puebla las dehesas de la región. Su refugo de corcho, subproducto granulado que procede de la trituración de las panas de corcho extraídas de la corteza de los árboles, puede mezclarse con los componentes básicos del hormigón para transformarlo después en piezas de albañilería o servir como relleno en distintas partes de un edificio. Podría emplearse además como aislamiento térmico, uno de los usos para los que se utiliza desde tiempos remotos.

El nuevo hormigón extremeño sustituye los áridos de origen inorgánico por corcho. El producto procede del descarte del granulado que se usa principalmente para la fabricación de aglomerados.

La idea nacida en Extremadura podría ser clave en el aprovechamiento de este material de alta calidad, ya que este tipo de hormigón aún no se utiliza en ningún país. «El primer estudio se realizó en la Universidad de Singapur en la década de los setenta, y ahora se está investigando en Canadá, pero no tenemos constancia de que se esté aplicando», asegura Pacheco.

Para la ingeniera de Materiales y Obras Públicas las propiedades físicas y químicas de este abundante fruto de la dehesa nunca pasaron desapercibidas. «Mi objetivo era buscar el equilibrio entre un material más ligero, con la resistencia suficiente y buenas propiedades aislantes». Pacheco inició su investigación hace cinco años, poco después del terremoto de Lorca. Ahora su estudio ha visto la luz en una tesis doctoral que hace unas semanas obtuvo calificación cum laude de un tribunal formado por doctores de distintas universidades españolas. El trabajo ha sido dirigido por el catedrático Pedro Serna Ros (de la Universidad Politécnica de Valencia) y los profesores de la UEx María José Arévalo Caballero y Antonio Macías García.

Según sus inventores, las ventajas de utilizarlo serían muchas, sobre todo por sus propiedades para el aislamiento térmico. El estudio demuestra que la incorporación de corcho en sustitución del árido convencional reduce las pérdidas y ganancias de temperatura casi a la mitad. Para comprobarlo, Intromac ha fabricado bloques a escala industrial. Así han obtenido piezas con una conductividad térmica un 38 por ciento inferior a la de un bloque convencional.

Otra ventaja sería su menor peso. «Al aligerarlo, se abarata el precio del transporte de las piezas. Y esto hace que los bloques sean más fáciles de manipular por los operarios». Por otro lado, su valor medioambiental aumenta al emplear un recurso sostenible y renovable infrautilizado. «Su uso contribuye a luchar contra el cambio climático». De ahí su atractivo desde el punto de vista de la Estrategia Europa 2020, la apuesta de Bruselas por una economía inteligente, sostenible e integradora. «Actualmente se está probando aligerar hormigones con poliestileno expandido -'corchopán'-, pero esto no es natural». Pacheco destaca también que este hormigón sería más respetuoso con la salud.

El proceso de producción sería igual al convencional. «Es otra ventaja porque no habría que incorporar nueva tecnología para fabricarlo, ni maquinaria específica. Basta con la sustitución de la materia prima sin necesidad de alterar la cadena productiva». No se encarecerían ni los costes de producción ni los de aplicación. De manera que, al final, «si se compara con otros áridos ligeros, incluso podría resultar más barato al tratarse de un descarte de la industria».

  • Refugo de corcho

  • Granulado de refugo de corcho extraído de alcornoques de la dehesa extremeña. Actualmente es un desecho de la industria.

  • Bloques de hormigón

  • Piezas de albañilería creadas a base de hormigón mezclado con granulado de refugo de corcho, desarrollado en Intromac.

  • Pruebas de laboratorio

  • Antes de transformar el hormigón con corcho en bloques se hicieron distintas pruebas en laboratorio.

En caso de terremoto, el comportamiento de un edificio construido con hormigón con granulado de refugo de corcho podría ser mejor que el habitual debido a su menor rigidez. «Esto nos lleva a vislumbrar una posible capacidad de deformación y adaptabilidad ante la influencia de la agitación sobrevenida en un movimiento sísmico».

Actualmente esos subproductos del corcho sólo se utilizan como relleno del aislamiento térmico. Por eso Pacheco ve muy positivo para las empresas dar otra salida a este tipo de granulado, «considerado ahora de calidad inferior, aunque obviamente con grandes expectativas de nueva utilidad».

De momento el producto no ha llegado al mercado. Los investigadores de la región siguen mejorando y perfilando el estudio, aunque ya empiezan a escuchar «propuestas interesantes de algunas empresas». En caso de llegar a un acuerdo, «la colaboración y respaldo con Intromac serían primordiales, por su apoyo científico, investigador y conocimiento del sector de la construcción», puntualizan desde el centro.

Resistencia

El nuevo hormigón también podría utilizarse en la fabricación de elementos estructurales, aunque, al igual que ocurre con otros áridos ligeros empleados habitualmente, con alguna limitación. «Si utilizas el granulado de refugo de corcho en hormigones, tal como ocurre con la arcilla expandida, suele bajar la resistencia de las piezas. No obstante, es un inconveniente que se puede solucionar aumentando la cantidad de cemento en la mezcla. Así se compensa la bajada de la resistencia». El problema, confirman desde Intromac, sería su encarecimiento, que repercutiría al final en un precio menos competitivo. Esta investigación ha sido viable gracias a una línea de financiación de la Junta destinada a proyectos de cooperación en sectores extremeños estratégicos.

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