Se cierran los pubs, no las procesiones

Cuentan en el gremio del clic prodigioso que Fernando Castro es el fotógrafo de guerra más joven del que se tiene noticia. Con 16 años ya cubría batallas con una autorización especial de su padre en el bolsillo. Fernando Castro vive ahora en Cáceres, pero no fotografía batallas. Esta Semana Santa le han encargado reportajes fotográficos del Cristo Negro para Australia y para Estados Unidos.

A las puertas de la Preciosa Sangre no estaba solo Fernando. Por allí se veía al fotógrafo de France Press, enviado por su agencia a cubrir la procesión cacereña. En realidad, el cortejo del Cristo Negro atrajo este miércoles a fotógrafos de toda condición que realizaban trabajos para periódicos y revistas de medio mundo.

La Semana Santa cacereña ha brillado este año como nunca. Hace años, los espectadores sabían que cada día había una procesión y no se suscitaba ningún dilema. Hoy, la situación ha cambiado tan drásticamente que ya desde el Sábado Santo hay que elegir entre unos y otros desfiles. Para que no falte de nada, el pique entre cofradías provoca afanes de superación resueltos con elegancia, pero también momentos desagradables como cuando se escuchan críticas infantiles en Santo Domingo, en voz alta, despreciando sin respeto el esforzado trabajo de los costaleros sacando el paso el lunes al anochecer.

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