5.000 kilos de basura en casa de Eusebio 'El Batería'
Por orden judicial, cada seis meses operarios de Conyser limpian la casa de este hombre de 66 años que padece el síndrome de Diógenes'
SERGIO LORENZO
Miércoles, 10 de marzo 2010, 19:32
Esta mañana se han recogido en casa de Eusebio El Batería 3.800 kilos de basura, para lo que se necesitaron dos vehículos y un total de 9 operarios; las labores continuarán esta tarde, en la que se espera que otros siete operarios retiren 2.000 kilos más y objetos acumulados.
La intervención de la empresa de limpieza Conyser se hace cada seis meses por orden judicial, ante el peligro de derrumbe del inmueble y las quejas de los vecinos. En esta ocasión, por primera vez, se ha accedido a una parte de la casa llena de maderas.
En el día de ayer la policía retiró más de 2.000 kilos de basura.
«¡¿Por qué me quitáis las cosas?!»
En la casa de Eusebio Martínez Núñez, en el primer piso del número 9 de la calle Calaff, hay seis operarios de Conyser con mascarillas y guantes que tiran por los balcones kilos y kilos de cosas inservibles. Los arrojan a un camión que se va llenando de colchones roñosos, de sillas y puertas rotas, de paraguas destrozados, de ropa maloliente, de maletas vacías, de periódicos y revistas atadas,...incluso de bombonas de butano.
También hay dos trabajadoras del Instituto Municipal de Asuntos Sociales, que indican qué cosas se pueden o no tirar. Hay varios policías locales. Todos tratan con cariño al dueño de la casa, a un hombre desesperado que llega a decir que se beberá lejía si siguen llevándose sus cosas. Es el popular personaje cacereño Eusebio 'El Batería', una de las 3.000 personas que los expertos señalan que en España sufren el síndrome de Diógenes, esa enfermedad que se produce por el miedo a la miseria y a morir en la indigencia, que se manifiesta en una manía en acumular basura y objetos inservibles, sin importarles el riesgo que supone para su salud, la posibilidad de sufrir un incendio o que se derrumbe el suelo.
Eusebio Martínez se ha convertido en Diógenes una vez que se ha quedado solo, al fallecer su madre que es quien le controlaba. Desde hace siete años el problema se ha agudizado de tal forma que el Ayuntamiento tiene que intervenir ante las quejas de los vecinos. En el 2007 llegaron a sacar 10 camiones de basura después de dos días de intenso trabajo. Hace un año Conyser retiró 4.500 kilos. Ahora, por orden judicial, cada seis meses el Ayuntamiento se encarga de adecentar la casa de Eusebio, al que luego le cobran el gasto. Cuando le quitaron los 10 camiones de objetos inservibles le cobraron 1.200 euros.
A las nueve y media de la mañana de ayer, como otras veces, este peculiar y querido personaje de Cáceres que está desposeído de cualquier maldad, no quiso abrir a la Policía Local, ni a las trabajadoras del Ayuntamiento ni a los empleados de Conyser. Los bomberos tuvieron que abrir una de las cuatro puertas que dan a los tres balcones de esta vivienda.
Eusebio se mostró muy nervioso. Usando la inteligencia y las buenas palabras varios policías le llevaron a una habitación, mientras los empleados de Conyser hacían su trabajo en el resto de la casa. Esta vivienda tiene siete habitaciones, la cocina y el cuarto de baño. Son unos 100 metros cuadrados, pero al acumular las cosas le quedan sólo unos 20 metros cuadrados útiles, convertidos en pasillos por los que va al baño, a la cocina, o a la cama en donde duerme acurrucado entre estampas de la Virgen y ante un belén. En otra estancia se acumulan varias baterías, con las que aún hace alguna actuación en despedidas de soltero por 50 ó 60 euros. Encerrado en la habitación, por la ventana miraba con pena como sus cosas se iban acumulando en el camión.
Fuera, sus vecinos hablaban bien de él y de su familia. Él nació hace 66 años en Salvatierra de Santiago. Sus padres eran de Plasenzuela y ejercieron de maestros. En Cáceres vivieron en esta casa de dos plantas (luego se vendió el bajo), que convirtieron en pensión. «El padre se ponía al sol en la calle, con unas gafas redondas, y no paraba de leer». A Eusebio le vive un hermano, militar retirado que reside en un pueblo cercano a Cáceres, pero los vecinos señalan que Eusebio no le hace caso.
A las doce y media de ayer, terminó parcialmente la operación limpieza, cuando se marchó el camión cargado con 2.260 kilos; pero hoy seguirá con la retirada de la madera y revistas que llenan la planta del sótano.
Cuando le dejaron salir de la habitación, Eusebio se quejaba de las cosas que echaba en falta: «Os habéis llevado un amplificador, micrófonos, maquinillas de afeitar... Muchas cosas. Me falta el carné de músico y el DNI. ¿Pero por qué me quitáis las cosas? ¡¿Por qué?!»