El milagro de ZP

P asado el debate en el Congreso sobre nuestra delicada situación económica, convienen algunas reflexiones. La primera es una inquietud. ¿Leerá el presidente Zapatero los periódicos con libertad? Quiero decir, elige él los periódicos o le señalan qué editoriales, qué artículos, qué columnistas importan, a quién hay que considerar aun no siendo partidario. Quiénes escriben desde la independencia y al mismo tiempo desde su indubitable aprecio por el interés general. Esos, lo debería saber Zapatero, son molestos. En realidad lo son y serán, pero deberían contar en un momento como éste.

Por eso me pregunto hasta qué punto el presidente del Gobierno escruta las páginas de los diarios a su libre albedrío y no en una selección previa realizada por un asesor, por lo general complaciente. Es lo mismo. Vamos a suponer que el asesor tiene ganas de agradar a su jefe. Pues bien, tendrá que hacer un periódico nuevo porque Zapatero ha conseguido, desde su laicismo militante, un verdadero milagro: poner de acuerdo a todos los periódicos. Hay fuego en los frentes. El fuego amigo mediático resulta ahora el más dañino.

La realidad, que es tozuda, ha puesto de acuerdo a todos los diarios nacionales y regionales que en este momento son algo en España. Para un laicista como nuestro presidente es casi un milagro: el milagro de ZP. Puede negar la realidad, puede despreciar la opinión pública y especialmente la publicada. Algo de humildad, por poca que sea, se hace necesaria ahora. No entender el mensaje que el miércoles nació en el Congreso es no querer esforzarse en hacer un diagnóstico de lo que hay junto a una receta de lo que se debe hacer.

Hace unos meses la soledad era algo que el PP sentía en sus espaldas. El último debate ha escenificado justo lo contrario: ningún partido apoya al Gobierno. Sólo el PNV es el único dispuesto al pacto. Si la mayoría de los partidos se aleja de un Gobierno desnortado y romo y la prensa se une para destacar el trabajo de un Gobierno a la deriva ('El País' ), entonces la humildad a la que me refiero no es necesaria, simplemente se torna en urgente. Y que nadie saque el termómetro del patriota. A mí me da igual que Zapatero (o Rajoy) estén medio siglo en la Moncloa con tal de que mi país no se parezca a éste que es. Y mucho menos al que va a ser.