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Uno de los paseos principales de Oliva de la Frontera. / P.MIRANDA
En agradecimiento a los hermanos portugueses
REGIONAL

En agradecimiento a los hermanos portugueses

Oliva de la Frontera levantará un monumento en homenaje al teniente Seixas, que lideró los campos de refugiados españoles en el municipio luso de Barrancos durante la Guerra Civil

ROCÍO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

Domingo, 26 de abril 2009, 04:00

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Es una deuda pendiente. Los vecinos de Oliva de la Frontera no han olvidado lo que sus hermanos portugueses de Barrancos hicieron por sus abuelos y bisabuelos durante la Guerra Civil. En plena contienda española, los habitantes del suroeste de la provincia pacense cruzaron La Raya para huir del conflicto armado. Allí fueron acogidos por los vecinos de este municipio luso, que organizó para ellos dos campos de refugiados a los que diariamente llevaban víveres. Al frente de éstos se encontraba el teniente António Augusto de Seixas, que se enfrentó a sus superiores y se jugó su puesto al considerar una injusticia la situación de los que llegaban del otro lado. Gracias a los campos, más de 1.500 extremeños salvaron su vida, muchos de ellos procedentes de Oliva. Y es esta acción humanitaria de Seixas la que los vecinos oliveros no quieren que caiga en el olvido.

Por ello, el Ayuntamiento ha encargado que se levante un monumento en homenaje al teniente, una obra que actualmente se está modelando y que será inaugurada a finales del mes de septiembre. «Aún no sabemos dónde la vamos a poner, seguramente en uno de los parques, pero todo el pueblo está de acuerdo en que este monumento se lo debemos al pueblo de Barrancos», asegura el alcalde de Oliva de la Frontera, Víctor Morera.

Huellas de niños

El ideador de la obra es José Luis Hernández, un joven de 30 años residente en Oliva que desde niño se interesó por el episodio de los campos de refugiados. «Recuerdo que nos llevaban siempre de excursión a los valles y nos explicaban lo que allí había pasado», explica Hernández, que en su día a día se dedica al diseño. «El monumento consiste en una mano de granito que trepa por un bloque de piedra como si quisiera llegar hasta el final. Esta piedra ha sido traída de los valles donde se ubicaban los campos de refugiados», indica.

«En el bloque de piedra la intención es dejar unos huecos libres donde colocaremos arcilla para que los niños de Oliva descendientes de los acogidos en Barrancos dejen la huella de sus manos. De la gran mano de granito saldrá un chorro de agua que llegará a todas las huellas del bloque. Es un símbolo de la superación y la solidaridad», detalla.

«Estamos muy ilusionados con el proyecto y de momento marcha a buen ritmo. Lo más difícil será encontrar a los niños descendientes de esas familias de Oliva de la Frontera que fueron ayudadas por los hermanos portugueses, por eso pedimos la colaboración de todos para que podamos reunirlos», resalta el diseñador del monumento.

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