El Señor de los Vinos no bebe nada

Me he hecho de Facebook y me están llegando peticiones de amistad «por mi amor al buen vino». Por la calle, me para la gente y me pregunta: «¿Usted es el señor de los vinos, verdad?». Respondo tímidamente que sí y al instante me sueltan: «Buenas cogorzas se pillará usted». Me temo que ya tengo mote para el resto de mi vida: El Señor de los Vinos igual que hay un Señor de los Anillos y un Señor de las Bestias. El otro día me paró la Guardia Civil cuando iba a hacer un reportaje. Yo era el copiloto, pero cuando un guardia me vio, le dijo muy sonriente al otro: «Pero si es el señor de los vinos». Y muy divertidos nos dieron paso sin hacerme el control de alcoholemia, supongo que porque conducía mi mujer y ella, por ahora, solo es, como le dijeron el otro día en el Día: «La señora del señor de los vinos». En Puebla de Alcocer, por las calles de Cáceres, en Alcántara, en Puebla de la Reina y hasta en Borba ha habido conductores que han detenido su coche, han bajado la ventanilla y me han gritado: «¿Eh, señor de los vinos!». Aunque el colmo fue el otro día en una tienda. La tendera me envolvió una camisa y me regañó de antemano: «No se le ocurra mancharla de vino». Yo agradezco estas muestras de cariño y me encanta que los extremeños vean en Canal Extremadura el programa 'Entre vinos' en el que aparezco, pero quiero dejar algo muy claro: «Soy prácticamente abstemio, no bebo casi nunca porque me mareo y no puedo escribir. Y el vino extremeño es magnífico y tiene un aroma insuperable, pero yo solo bebo agua y tónica del tiempo». ¿Qué le vamos a hacer, soy El Señor Aburrido!