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HOGAR DEL MAYOR. Aquí se juega a las cartas en portugués./ RSR
El abuelo es el que 'fala' portugués
olivenza

El abuelo es el que 'fala' portugués

Europa propone que los vecinos de Olivenza, en la frontera, aprendan el idioma luso

ROCÍO S. RODRÍGUEZ

Lunes, 5 de enero 2009, 13:50

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En el Hogar del Mayor de Olivenza se juega a las cartas en portugués. Esta localidad pacense, situada a 11 kilómetros de La Raya, conserva la impronta de su país vecino, al que perteneció durante más de 500 años. Hace más de dos siglos que fue devuelta a la corona española, pero por la calles de Olivença (como la llaman al otro lado de la frontera) se respira aún el carácter alentejano. A pesar de la importante huella que pervive entre los vecinos de esta localidad de casi 12.000 habitantes, son muy pocos los que hoy día saben hablar portugués. Sólo la población que supera los 75 años de edad conserva el idioma. «Son los abuelos los que conocen y entienden la lengua del país vecino. La generación siguiente nos hemos limitado a que sean los portugueses quienes nos entiendan a nosotros», asegura el alcalde de Olivenza, Manuel Cayado (PSOE). Precisamente para fomentar que este idioma no se pierda, el Consejo de Europa propuso hace unas semanas que aquellas comunidades autónomas con 'lenguas minoritarias' desarrollen un modelo de enseñanza de «inmersión total». Europa recomienda que se tomen medidas de protección y promoción de lenguas como el catalán y el aragonés en Aragón, el bereber en Melilla, el árabe en Ceuta, el gallego en Castilla y León y, por último, el portugués en Olivenza. Pero lo que hablan los abuelos de Olivenza, tanto en el Hogar de Mayores como en la Plaza de España y en la de Portugal (los dos paseos centrales del pueblo), es el portuñol. Así lo explican Julio Margallo, de 75 años; Reimundo Barranca, de 81; José Núñez, de 75 años; y Joaquín González, de 80. «Casi toda la gente de nuestra edad habla portugués, pero está muy mezclado con el español, por eso lo llamamos portuñol. Pero nosotros podemos entender a uno que venga de Lisboa o de más allá, por ejemplo, aunque es cierto que hay palabras a las que le hemos cambiado el significado», explican estos oliventinos. «Ni nuestros hijos ni nuestros nietos saben hablarlo. A veces los niños preguntan cosas, pero parece que no tienen mucho interés, aunque después les gusta aprender palabras nuevas. Entre nosotros hablamos a menudo en portugués, pero con nuestras familias nunca, no hay costumbre», apuntan. Estos abuelos presumen de sus 'vestigios lusos' y muestran con orgullo, por ejemplo, el carné de afiliados al Hogar de Mayores de la vecina Elvas, la localidad portuguesa más cercana y de la que hablan con entrañable afecto. Junto a ellos también se encuentra Antonio López, de 81 años, cuyo acento delata que procede de tierras castellanas. «Yo soy oliventino adoptado, así que no hablo portugués, pero creo que es una pena que el idioma se pierda cuando desaparezca la generación que lo habla. Lo bueno es que la gente joven del pueblo ahora hace cursos», afirma. De hecho, son esos cursos los que están permitiendo que hoy día los habitantes de este municipio pacense se familiaricen aún más con el idioma del otro lado de la Raya. Y es esa aproximación la que Europa quiere que se potencie y proteja. Fomento de la enseñanza El alcalde de Olivenza asegura que, sin necesidad de que el Consejo Europeo mande ninguna recomendación -la cual se acepta de buena gana- en su localidad se llevan a cabo desde hace varios años diversos programas que tienen como objetivo conservar «el idioma de nuestros abuelos». Eso sí, se trata de una enseñanza del portugués oficial, es decir, «aquel que no está mezclado, por lo que difiere un poco del portuñol». «El idioma se enseña como asignatura optativa en los colegios, tanto en el público como en el concertado; en el instituto y en la Universidad Popular. En el colegio público hay 630 alumnos y todos ellos dan portugués. En el concertado, el Sagrado Corazón, son 643 y dan clases de esta lengua 252. En ambos casos los profesores son nativos. En el instituto son menos los interesados, sólo 80 de los 680 alumnos que tiene, y todos ellos pertenecen a primero y segundo de Secundaria. En este caso la profesora es española», explica Manuel Cayado. «Hay un sentimiento común por parte de mi generación de querer que nuestros hijos aprendan el idioma luso. Ya que nosotros lo hemos dejado de lado, por lo menos que ellos lo recuperen», dice el alcalde.

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