«Nueve de cada diez prostitutas lo dejarían si pudieran»
Apramp lleva seis años ayudando a las mujeres que quieren dejar de prostituirse, aunque pocas lo logran
C. H.
Martes, 23 de septiembre 2008, 02:48
Sin prisa pero sin pausa, e inaccesible al desaliento, la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (Apramp) presta ayuda y asesoramiento a aquellas mujeres que desean salir de la prostitución o superar las graves secuelas psicológicas y sanitarias que que este trabajo les ha causado.
-¿Cuántas prostitutas les han pedido ayuda desde que tienen sede en Extremadura?
-Muchísimas. A las que hayamos abierto ficha, y les hacemos seguimiento, más de 100, pero luego están las que vienen a nuestra oficina a demandar información o preguntar cómo conseguir la tarjeta sanitaria, por ejemplo, porque muchas son extranjeras y desconocen los servicios sociales o sanitarios a los que pueden acceder de forma gratuita. También hacemos salidas periódicas a la calle, a los lugares en los que se ejerce la prostitución, para ofrecerles información y la ayuda que necesiten. La mayoría se muestra interesada.
-Ustedes están a favor de la ilegalidad de la prostitución.
-Más bien, lo que pretendemos conseguir es que las prostitutas que quieran dejar de serlo, puedan hacerlo libremente, porque si se les pregunta, más del 90% querría dejarlo si pudiera.
-¿Y cuántas de las que lo intentan realmente lo consiguen?
-El número de las que lo logran no es muy elevado, pero para nosotras lo importante es que hay mujeres que quieren dejarlo, y lo dejan. La principal dificultad que se encuentran son la necesidad económica, sobre todo en aquellos casos en los que tienen hijos a su cargo. Y el factor de la autoestima también influye: la mayoría tienen la autoestima tan machacada, que no ven claro que puedan aspirar a un futuro diferente. En otros casos, es que ni siquiera han conocido otro.
-¿Ayudan también a prostitutas que ejercen obligadas por redes de prostitución?
-Hemos tratado algunos casos de mujeres que han denunciado, y que han sido derivadas a pisos de acogida como testigos protegidos. Pero son pocas las que denuncian. Es que incluso, teniéndolas delante y ofreciéndoles ayuda, no denuncian por miedo.