Abuela, Zapatero tiene un ordenador para usted
Josefa Durán, de 82 años, sufre una parálisis en su mano derecha que le impedía escribir sus memorias y pidió un portátil al presidente, que no dudó en enviárselo
FRANCISCO J. NEGRETE
Viernes, 15 de febrero 2008, 10:05
JOSEFA Durán Gómez llevaba escribiendo sus memorias desde principios de los años 70. Nació en 1925 y nunca fue a la escuela. Lo hacía en libretas o en hojas sueltas, siempre manuscritas. Su ilusión por dejar huella de su intensa vida se truncó hace dos años, cuando sufrió una parálisis que la abocó a una silla de ruedas y le afectó a la parte derecha de su cuerpo, incluido el miembro que ella más necesitaba: la mano. Desde entonces, se esfuerza todo lo que puede, pero sus letras salen temblorosas y apenas son legibles.
Pepa, la 'churubina', como la conoce todo el pueblo, es una mujer valiente y nada se le pone por delante. Así que pensó que la solución al mal que la aflige era un ordenador.
Ni corta ni perezosa, se puso en contacto con el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, en agosto del pasado año, para pedirle un ordenador portátil. Le remitió una carta en la que le explicaba su problema y confiaba en obtener una respuesta positiva, pero no fue así. En septiembre recibió una misiva de Presidencia en la que le decían: "La carencia de esos aparatos y del presupuesto para su adquisición impide atender su solicitud".
Josefa decidió recurrir a Zapatero, a quien escribió así: "Soy una mujer mayor, de 82 años; por favor, necesito un ordenador portátil porque tengo las manos que me tiemblan y quiero seguir escribiendo mis memorias". Únicamente escribió en el sobre, con letras desfiguradas: "Sr. Presidente del Gobierno. Palacio de la Moncloa. Madrid".
Esta decidida señora, que vive con su esposo jubilado y una hija viuda, temía que "entre tanta correspondencia importante como recibirá el presidente, no entendieran las letras del sobre y ni siquiera lo abrieran". Sin embargo, el martes la llamó una mujer desde la Presidencia del Gobierno y le dijo que había entendido su misiva, se la leyó a Pepa por teléfono y le aseguró que "entre hoy y mañana" recibiría el aparato en su domicilio.
Ayer volvieron a telefonearla por orden de Zapatero. Era otra persona, extremeña por cierto, quien le comunicó que el ordenador acababa de salir con dirección a Alburquerque. Le explicó que, en principio, recibiría uno de sobremesa y, más adelante, le enviarían el portátil. La joven dijo que el presidente estaba interesado en las cosas que pudiera escribir con él, por lo que le pidió que enviara periódicamente algunos de los escritos sobre su vida.
No es la primera vez que Pepa escribe a una personalidad importante. Conserva cartas de los Reyes de España, con una foto incluida del príncipe firmada por éste, y de la reina Fabiola, quien le respondió desde Bélgica.
Asimismo, una vez remitió una misiva al entonces jefe del Gobierno, Felipe González, para pedirle ayuda acerca del injusto despido de su marido. Su abogado, el conocido ex diputado provincial Matías Ramos, le falló y no sabía a quién recurrir. El presidente la llamó personalmente y le prometió mediar en el asunto. Y lo hizo, y con resultado positivo.
Nunca fue a la escuela
Josefa Durán no pudo asistir jamás a la escuela porque tenía que hacer de niñera de sus tres hermanos. Eran los años 30. "Mi madre iba casi a diario a buscar comida a Portugal porque en Alburquerque no había nada para llevarse a la boca", explica, y añade que aprendió gracias a las cosas que sus hermanos le traían de las clases que ellos sí recibían. De esta manera, incluso llegó a hacer los presupuestos de las obras para su padre.
Tras casarse, marchó con su marido al campo y recorrió diversas fincas, entre ellos 'El Zajarrón', donde se rodó la película 'Los Santos Inocentes'. Por entonces, su afición a la escritura comenzó a servirle para luchar contra las injusticias. A finales de los 70 remitió una carta al programa 'Música mientras trabaja' de Radio Extremadura (Cadena Ser) para denunciar que en el campo donde estaba había 75 niños, entre ellos sus dos retoños, que no podían acudir a clases por falta de transporte escolar.
El caso fue aireado en el medio citado, por lo que un inspector de Educación se personó en la finca, acompañado por el director de la escuela de Alburquerque, con el fin de comprobar si había tantos niños sin escolarizar. El funcionario se entrevistó con ella y le dijo que, al curso siguiente, llegaría el transporte a aquel lejano paraje. Pero no fue así, lo que la enojó mucho. Se presentó en Badajoz, en la inspección de Educación. "Me encontré con aquel señor y lo puse de sinvergüenza", asegura. Al poco tiempo, el autobús escolar llegó a la finca.
En El Zajarrón vivían en chozos, otro motivo de queja para Pepa, que optó por hablar con el administrador, un "sacerdote moderno", hijo del dueño de la finca. "Me dijo que, de toda la vida, los empleados del campo habían vivido en chozas y yo le contesté que de toda la vida he visto a los curas con sotana y ahora los veo yeyé", comenta seriamente.
Todos estos episodios y muchos más de su agitada vida narra sin parar esta simpática mujer, que conserva una memoria prodigiosa. Todo ello lo tiene recogido en unas memorias que le gustaría ver publicadas algún día. Si se lo propone ya le escribirá a alguien.