Condenan a dos hermanos por vender sustancias estupefacientes

«Villa Arriba. Hoy no se fía, mañana sí. Consumo mínimo 7 euros. El que no los traiga que vaya a kaskarla». Esta frase, escrita en un tablón de madera, es la que figuraba en el interior de la vivienda de los hermanos Félix y Felisa V. S., que han sido condenados por dedicarse a vender droga en su casa de Plasencia, en el barrio de San Lázaro. Cada uno debe cumplir una pena de cuatro años de cárcel y pagar una multa de 200 euros.

La Audiencia Provincial de Cáceres les ha condenado junto a una mujer que les ayudaba a vender. Ésta ha sido condenada a dos años de prisión.

Félix V. S. tiene 28 años y su hermana Felisa 39 años. Los dos viven en una misma vivienda en donde se dedicaban a vender cocaína y mezcla de cocaína y heroína (conocido como 'revuelto').

Para eludir la posible actuación policial usaban como intermediaria a la toxicómana Isabel, una mujer de 46 años de edad. Ella recogía el dinero de los clientes, iba a la casa de los hermanos y compraba la droga.

La sentencia señala que el 25 de enero de 2010, varios agentes de la Policía Judicial observaron cómo Isabel contactaba en las proximidades del puente del ferrocarril con dos hombres. Ellos le dieron 10 euros a Isabel que fue a por la droga, quedando para verse después en un inmueble en ruinas conocido en Plasencia con el nombre de 'La Moncloa'. Los agentes escucharon que al llegar Isabel les dijo a los dos hombres, «aquí os tengo lo que me habéis pedido» y les entregó dos papelinas de 'revuelto'.

Al día siguiente el Juzgado dio permiso para entrar y registrar la vivienda de los dos hermanos. Cuando la policía entró en la casa, Felisa extrajo de su escote dos envoltorios de plástico que echó a la chimenea encendida. Los agentes pudieron rescatar uno que tenía 1,54 gramos de cocaína. Al ser cacheada le encontraron bajo el sujetador 75 euros.

En el juicio los tres negaron que se dedicaran a vender droga. Félix dijo que era consumidor, que necesitaba todos los días unos 30 ó 40 euros de cocaína y revuelto, consiguiendo el dinero de vender chatarra. Aseguró que la droga la tenía su hermana porque se la estaba dosificando.

Isabel declaró que era toxicómana y que conseguía los 10 ó 20 euros diarios de droga que necesitaba, trabajando de empleada de hogar o vendiendo lotería.

El tribunal no ha creído a ninguno de los tres acusados. A cada uno de los dos hermanos le condena a cuatro años de prisión, y a dos años a Isabel.