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Antonio, María y Carmen posan de pie, junto a María Antonia, que sostiene una claqueta. :: hoy

Sonrisas que valen por una furgoneta

Un grupo de mayores de Zafra protagoniza un emotivo vídeo en el que piden dinero para renovar el vehículo que cada mañana les lleva hasta el centro de día

Antonio J. Armero

Viernes, 16 de diciembre 2016, 23:39

El vídeo dura tres minutos y seis segundos, sus protagonistas son Carmen, María Antonia, Dolores y Antonio, y tiene toda la pinta de convertirse en viral. Empieza con Carmen en primer plano, hablando a la cámara con la misma naturalidad que si llevara media vida haciéndolo a diario. «Hombre, la hemos tenido mucho tiempo, pero es que ya no puede aguantar más la pobre. Está muy vieja». No se refiere a ninguna compañera, como puede sugerir la siguiente secuencia la entrada al centro de día ASMI en Zafra, con unas letras bien grandes, sino a una furgoneta.

Hay que tener en cuenta lo que advierte el cartel que aparece justo antes de que Carmen hable: Este vídeo puede contener material altamente sensible y poco apto para los que no saben ver la vida con humor. Y así es. El aviso da en la diana. Quien ha prestado un buen servicio durante largo tiempo pero ya anda achacosa no es ninguna de ellas, sino una de las tres furgonetas que trasladan a diario a muchos de los cincuenta usuarios del centro de día que la Fundación ASMI (Arcángel San Miguel) tiene en Zafra.

Algunos de ellos viven en el mismo municipio, pero otros están repartidos por los alrededores: Los Santos de Maimona, Puebla de Sancho Pérez, Alconera, Atalaya, Valverde de Burguillos, Valencia del Ventoso, Medina y Usagre. Unos tienen deterioro cognitivo es particularmente frecuente el Alzhéimer y los casos de ictus, otros alguna dolencia física; algunos van de nueve de la mañana a cinco de la tarde, y otros de diez a una. Pero hay dos cosas que les unen: todos vivieron su infancia en torno a la mitad del siglo pasado, y todos necesitan que la furgoneta vaya a buscarles y les lleve de vuelta a casa.

«Uno de los tres vehículos que tenemos para los traslados está ya muy mal, se pasa el día en el taller, y ya sabemos a ciencia cierta que de aquí a nada se va a parar y no vamos a poder utilizarlo más», explica Javier Aguza, gerente de la Fundación AMIS. Cada vez que hay que dejar la furgoneta en el taller, toca alquilar una que la reemplace. Así lleva tiempo siendo y así será hasta que tengan una nueva.

La que necesitan es de nueve plazas y cuesta 24.000 euros, más 9.000 que vale adaptarla, requisito obligatorio dado que suben y bajan a diario de ella personas con movilidad reducida. Hasta ayer habían recaudado 8.335. «Somos una fundación sin ánimo de lucro explica Aguza, no podemos afrontar la compra de una furgoneta nueva, así que decidimos hacer una campaña de micromecenazgo». Y se pusieron en manos de Alberto Calvo Báez, extremeño de Los Santos de Maimona, nieto de un proyeccionista de cine. Con 21 años comenzó «a jugar con las cámaras», y poco después estaba en Monterrey (México) estudiando.

«Ante la necesidad de contarle a la gente que necesitábamos recaudar dinero para la furgoneta explica el director del vídeo, nos sentamos a hablar sobre cómo podíamos hacerlo y nos pareció que era más fácil que la gente pudiera identificarse con la causa si grabábamos un audiovisual con los propios usuarios como protagonistas». Carmen, María Antonia y María, las tres usuarias del centro de día, se repartieron los papeles. Y se sumó Antonio. Y aparecen también Manuel, Modesta, Dolores, Concha y Carmen, entre otros. «Grabar con todos ellos fue fácil y muy gratificante», resume Alberto Calvo, al que cada vez que ven aparecer por el centro de día le preguntan que cuándo van a repetir la experiencia. «Para ellos comenta él, esos cuatro o cinco días que estuvimos grabando fueron una revolución total, salieron de sus rutinas, creo que se lo pasaron muy bien».

El deterioro cognitivo

Ese día a día en el centro de ASMI en Zafra al que él se refiere pasa por la convivencia con los compañeros y por los ejercicios destinado a mejorar su salud física y mental. Se trata de ralentizar la aparición o el avance del deterioro cognitivo, un trabajo que implica a terapeutas y especialistas en distintas áreas. Y que se consigue pasándose un balón, moviéndose, hablando, jugando, riendo...

Canta el gato, le dice una usuaria a otra mientras van de viaje.

¿El gato, qué gato?

El del tejao.

Ah! Miau, miau, miau, miau...

La furgoneta sigue su camino hasta que se queda parada en mitad de la carretera. «Necesitamos una nueva plantea Carmen, pero como no tenemos dinero, no nos queda más remedio que comprarla por piezas». «Carmen, yo le digo a mi hija que me compre los intermitentes», dice María Antonia. Una trabajadora se compromete a comprar el volante. Y Antonio dice que se encargará de los faros. Así, grano a grano, pretenden dar forma a un enorme desierto. Lo dice Carmen en la parte final del vídeo, en su última intervención. «Ahora te toca a ti. Queremos que tú formes parte de este reto y de esta familia. Porque la felicidad más grande del mundo es ayudar a quien nos necesita».

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