«Una enfermedad me obligó a dejar el trabajo, sin él no pude mantener el piso; ahora solo tengo a Cáritas»
La organización dice que la exclusión se agranda y cronifica, en el último año ha atendido a un millar de personas más que el anterior
ANA B. HERNÁNDEZ
Viernes, 28 de octubre 2022, 07:16
Maribel lleva seis meses en el centro de acogida de Cáritas en Plasencia, donde llegó de otro procedente de Mérida, en busca de una oportunidad ... para retomar una vida de forma autónoma, «la que siempre tuve hasta que una enfermedad dio al traste con todo». Una dolencia pulmonar de la que aún no se ha curado «y que me impidió continuar con mi trabajo y, sin él, tuve que dejar el piso, porque no quería tener deudas y sabía que no lo iba a poder seguir pagando», explica.
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Mujer de 59 años, Maribel representa el nuevo perfil que se va abriendo paso entre las personas en exclusión social o en riesgo de ella. «En estos momentos, el 19% de nuestros usuarios son mujeres y casi el 40% del total están entre los 45 y los 60 años», ha detallado Iván Torres, director de Acción Social de Cáritas, en la presentación de la campaña en favor de las personas sin hogar de este año, un colectivo que va a más, «porque aquí no solo se incluyen las personas que viven en la calle, también las que han tenido que abandonar su casa y las que tienen una vivienda insegura o una vivienda inadecuada».
Personas 'sin cobertura', como visibiliza Cáritas en el lema elegido para la campaña de este año. «Porque son personas sin conexión a los servicios públicos, sin conexión a su salud física y mental, a sus relaciones sociales y familiares», han detallado los usuarios de la organización en la lectura del manifiesto que han leído esta mañana en la plaza Mayor, tras la presentación de la campaña.
«Yo soy hija única y mis padres murieron; he ayudado a mis hijos cuando he tenido dinero porque he trabajado, porque lo han necesitado, pero ya no puedo», explica Maribel. «Pero tengo claro que ellos tampoco están en una situación en la que me puedan ayudar a mí». Y los amigos, añade, «te pueden ayudar un día, una semana, un mes, pero no puedes convertirte en una carga para ellos». Por eso, a medida que la situación se va complicando, «que entras en una espiral en la que no ves salida, tu misma te alejas de ellos, porque tu vida empieza a tener poco que ver con la suya y no quieres estar contándoles todo el día tus problemas». Por eso, asegura también, «hoy solo tengo a Cáritas en Plasencia, es la organización que me está ayudando a tratar de no venirme abajo del todo y buscar una manera de retomar mi vida».
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Como Maribel hay en estos momentos, según los datos proporcionados por Iván Torres, 310 personas en los centros de acogida de Cáritas en la diócesis placentina, el 60% extremeños y de ellos un 24% son nacidos en Plasencia. En total, un 5% más que el año anterior, con problemas un poco más complejos y más enquistados que entonces. «Por eso ya no hay un tiempo medio de estancia, por eso hemos quitado lo de centro de acogida temporal, porque las situaciones se endurecen y cronifican y la solución es más compleja; por eso la exclusión social va a más, las ayudas públicas son insuficientes y no vienen tiempos buenos».
Los datos recogidos en la memoria de Cáritas dan muestra de ello. Las 4.262 personas a las que la acción social y caritativa de la Iglesia atendió y acompañó durante el pasado año fueron un millar más que el anterior. «Personas en su mayoría que son parados de larga duración, pero también personas que tienen un empleo y que, sin embargo, los ingresos que logran son insuficientes», ha aclarado Henar Louzado, responsable de Comunicación de la organización.
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De ahí la importancia, ha querido destacar como lo ha hecho también Ángel Custodio, director de Cáritas Diocesana, de la existencia de una entidad que trata de llegar donde no alcanza la administración. Una ayuda que hacen posible sobre todo los 522 socios de Cáritas, las 625 personas que trabajan de forma voluntaria en el servicio a los demás.
«Sin Cáritas la situación sería muy diferente y la alarma social también», ha resumido Torres, que ha instado a «cambiar el modelo social que tenemos; es imprescindible que, en vez de solidaridad, comencemos a hablar de fraternidad y nos preocuparnos los unos por los otros, porque cada vez estamos más aislados y por eso cada día somos más frágiles».
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