En Siria queda lo más difícil
Martes, 9 de diciembre 2025, 01:00
Hace un año, Ahmed Al Sharaa lideró la ofensiva que, en 11 días, logró lo que parecía imposible: expulsar al sanguinario Bashar Al Assad, acogido ... con rapidez por la autocracia rusa. Terminó así una dictadura familiar de cinco décadas y los sirios se asomaron al vértigo de la libertad y a la falta de todo lo demás, en un país devastado por la rapiña del régimen derrocado y el destrozo de 15 años de guerra civil. El antiguo miembro de Al-Qaida y ahora presidente interino ha conseguido respaldos poderosos. Turquía, Arabia Saudí y, por encima de todos, Estados Unidos bendicen a un dirigente que ha desterrado la influencia iraní pero que ahora necesitará algo más que elogios para afrontar los desafíos más difíciles. Uno, vital, es el de unir a una nación fracturada, con inclusión y respeto al pluralismo. Un objetivo inalcanzable si la liberalización económica no produce resultados tangibles para el 80% de la población sin apenas acceso a servicios y vivienda; y para traer de vuelta a los más de seis millones de refugiados y desplazados, de los que solo la mitad ha podido regresar. Pese al hostigamiento incansable de Israel, Siria es ahora buena noticia en Oriente Próximo.
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