¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?

Poco perdón que pedir (I)

cecilio j. venegas fito

Domingo, 25 de diciembre 2022, 08:57

Recientemente participaba en una Convención de Químicos Farmacéuticos en Perú y tuve el honor de ser recibido como conferenciante visitante en la Universidad Nacional Mayor ... de San Marcos de Lima, decana de América, fundada en 1551 (dos siglos previos a las estadounidenses, a la vez que más de cuatrocientos años antes que nuestra Universidad de Extremadura) y alma mater de importantes élites científicas, culturales y de dirigentes del país andino.

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Aún cuando mi conferencia versaba sobre aspectos técnicos del mundo de la farmacia y el medicamento, no pude dejar de incluir en su introducción ciertos aspectos y reflexiones sobre el legado hispánico en América y pasar revista al rosario de fundaciones de universidades, escuelas, monasterios y hospitales que pueden encontrarse desde las latitudes del paralelo 60º Norte en Canadá y Estados Unidos al 60º Sur en los confines de Chile, en la mayor extensión territorial de España.

Incluso estando en un ambiente universitario, y cuando proyecté una diapositiva con el listado de universidades y colegios virreinales creados en los dominios americanos por la Corona española hasta 1812, vi ciertas caras de extrañeza. Sabían naturalmente de la antigua fecha de fundación de su universidad, pero ignoraban las fechas y el valor agrupado del conjunto fundacional en todo el continente, tan así que al finalizar la ponencia algún profesor se interesó por la procedencia de los datos.

Y es que, transcendiendo la anécdota, los partidarios negro legendarios han llevado a reconstruir o a opacificar una parte de la historia de España, bien haciendo una relectura formalmente torticera o interesada o bien simplemente dejando que el olvido, la incuria o la apatía se apoderen del conocimiento. Y en este último estadio puede que todos los hispanohablantes, de los varios continentes tengamos algo de culpa. Los de mas allá del Océano Atlántico, por invasiones formales (léase Filipinas). Por injerencias directas culturales o económicas de vecinos continentales, o por un indigenismo exacerbado de signo populista (países de Centroamérica o Sudamérica). O directamente negacionistas de su propio origen (Estados Unidos). Con el agravante adicional de que aún los españoles actuales desconocen la inmensa huella de nuestros antepasados en aquellas tierras. (ya sabe, el viejo adagio de que si alguien habla mal de España, con frecuencia somos los mismos españoles).

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Los de esta parte del océano, con frecuencia hemos querido, en los últimos años sentirnos más decididamente europeístas, adjudicando ideográficamente los temas de la historia de América a un valor del NODO, del cine en blanco y negro de Alba de América o de Fray Escoba, hechos estos que también han sido aprovechados por un sector de población en España misma que ha adjudicado a este revisionismo un carácter de estructura ideológica y de adoctrinamiento.

Así se ha llegado a una situación generalizada en la que aprovechando el tirón mediático de ciertas celebraciones se llega incluso a reclamar una demanda de declaración de culpabilidad y solicitud de perdón por la historia cometida.

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Para alguno de los supuestos, el de los Estados Unidos, bien valdría releer a Charles Fletcher Lummis en su tratado The Spanish Pioneers. «Si no hubiera existido España hace cuatrocientos años, no existirían hoy los Estados Unidos… Porque creo que todo joven sajón-americano ama la justicia y admira el heroísmo tanto como yo, me he decidido a escribir este libro. La razón de que no hayamos hecho justicia a los exploradores españoles es sencillamente porque hemos sido mal informados. Su historia no tiene paralelo… Amamos la valentía, y la exploración de las Américas por los españoles fue la más grande, la más larga y la más maravillosa serie de proezas que registra la Historia…».

Por otra parte, alguien tan poco sospechoso como el neoyorkino Walt Whitman, considerado como el padre de la moderna poesía norteamericana, y entre los más influyentes escritores del canon estadounidense, en la Carta conmemorativa 333 aniversario fundación de Santa Fe, en 1883, nos indica lo siguiente: «Realmente, los norteamericanos tenemos que conocer nuestros propios antecedentes… Hasta ahora, influidos por los maestros de Nueva Inglaterra, nos hemos entregado a la idea de que nuestros Estados Unidos solo fueron modelados desde las Islas Británicas, lo que constituye un gravísimo error».

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En otras latitudes nosotros mismos, españoles de hoy, no tenemos nada claro que todo el Océano Pacífico fue en otro momento de la historia ‘El lago español’, vinculado a México por el Galeón de Manila, y algo tan simple pero tan medular como la toponimia del Pacífico está directamente entroncado con nuestra decisiva actuación en esos confines desde la arribada de la española ‘Expedición para la descubierta del Maluco’ de Magallanes y Elcano.

Así invito a los lectores a descubrir el origen y etimología de las islas Marianas, Filipinas, Guadalcanal, o la mismísima Australia en honor de la casa reinante en España, y muchos otros de la Polinesia derivados de incursiones desde el Virreinato del Perú.

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El caso de la desaparición de la cultura española en Filipinas sin duda tiene que ver con su historia moderna y contemporánea. El desastre del 98, el genocidio estadounidense, la ingeniería social y la ocupación japonesa, acabaron con la lengua y la cultura española en menos de un siglo en la zona.

Y si les parece podemos dejar el sucinto análisis de Centro y Sudamérica para una próxima ocasión….

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