Lo que piensa un profesor
Trabajar en un colegio bilingüe tiene sus ventajas, una de ellas, por ejemplo, es que los alumnos aprenden a no hacerte caso en dos idiomas
Viernes, 14 de febrero 2025, 07:50
Trabajar está mal, pero trabajar en un colegio bilingüe está peor, aunque tiene sus ventajas. Una de ellas, por ejemplo, es que los alumnos aprenden ... a no hacerte caso en dos idiomas. Les pides que se deshagan del cigarro y no lo hacen, alegando que estaban fumando en inglés y no entendieron. Te ignoran, como los gatos. Ignoran ellos, también, que me encantaría acercarme a ese váter, tirar la americana al suelo, remangar los puños de la camisa y fumarme su juventud con ellos antes de que suene el timbre que me devuelve a los treinta y cuatro.
Tener la capacidad de hacer muchas cosas y terminar no haciendo ninguna es algo que me ensimisma cuando vigilo uno de sus estudios. No hacer nada es un arte que se debe cultivar con mucha paciencia y pocas ganas. Ellos lo saben. A veces cronometro cuánto tiempo tardarán en levantar la cabeza del libro, el libro de la mesa o la mesa del suelo porque cuando uno no sabe qué hacer con el tiempo, lo mejor siempre es perderlo.
El miércoles descubrí un párrafo de Trapiello relacionado con la organización y por la tarde se lo leí a un chico que tenía su mesa hecha unos zorros. Le dije que todo en la vida tenía que ver con el orden porque, si nos paseáramos por la calle con una bolsa llena de órganos humanos, inmediatamente nos detendrían. Sin embargo, en el lugar correcto y cuidadosamente colocados, formaban un ser humano discreto. Creo que no lo entendió porque al darme la vuelta sacó un 'Bollycao' y lo engulló como un pato pensando que no le había visto. Lo que él no sabía es que siempre he creído que nuestra conciencia despierta después de engañar a quien nos aprecia y descubrir que, a pesar del daño, nos siguen queriendo.
Dice Mujica que lo más hermoso de la vida es el tiempo perdido; yo añadiría que quizás es aún más hermoso ver cómo hace un niño para perderlo, porque encierra una filosofía: todas las respuestas se consiguen mirando diez minutos a la pared, comer chicles de melón te mantiene despierto y la hoja más blanca del cuaderno siempre te hace mejor persona; más limpio, como peinarte con colonia. Ellos lo saben, yo lo recuerdo de lejos.
Me gusta la voz baja, el susurro respetuoso, un bolígrafo cayendo al suelo, el alumno buscando su futuro en las paredes, la imagen de otro pensando en nada en absoluto. El saber de un adolescente se mastica con un lápiz, como el mejor de los amores se palpa con los labios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión