La grandeza de un país
Gabriel Moreno González
Jueves, 14 de agosto 2025, 23:36
Afinales de junio Guillermo Fernández Vara se dirigió a la audiencia del Fórum Europa con unas palabras que me produjeron una sincera emoción. El expresidente, ... enfermo de cáncer, dio gracias a la vida a pesar del duro momento por el que atraviesa y, sobre todo, hizo un alegato directo y contundente en pro de la igualdad y de la sanidad pública. «Se puede nacer en una cuna de oro o en una de hojalata, pero se nazca en una cuna o en otra, vivir en un país que trata igual a quien ha sido presidente de una comunidad autónoma y a quien, como su compañero de habitación en el hospital, limpia las calles del pueblo Villar del Rey… es la grandeza de este país por la que tenemos que luchar y la que tenemos que defender», dijo, también emocionado, y consiguiendo el aplauso cerrado y unánime de quienes lo escuchaban.
Porque sí, la grandeza de la España actual, de esta España nuestra, reside sobre todo en los lazos de solidaridad y de fraternidad que podemos desplegar entre nosotros. La unidad del país, tan sagrada para quienes luego lo malvenden, lo es antes que nada de una comunidad de solidaridad, de una comunidad política de redistribución en la que nadie, nadie, debería quedar desamparado. Ser consciente en todo momento de que ante el infortunio, la necesidad o los deseos de realizar una vida plena se tiene como apoyo a una administración robusta, a unas políticas públicas eficaces y a unos mecanismos de ayuda rápidos y eficientes, debería ser el objetivo de toda nación.
En España lo cumplimos parcialmente, dada nuestra tardía incorporación al estado social, la histórica debilidad de éste y los ataques que ha recibido en las últimas décadas por una ofensiva neoliberal que tiene hoy en la Comunidad de Madrid su vanguardia más deshumanizadora. La situación de nuestro modelo social es crítica, aunque todavía salvable y, por supuesto, mucho mejor que la de la mayoría de los países del mundo, en los que no se disfruta de estado de bienestar alguno.
Las políticas sociales, la sanidad y la educación públicas, un sistema impositivo verdaderamente progresivo… son mecanismos de redistribución de la riqueza y son los que conforman esa comunidad de solidaridad mutua de todo estado social, como el que proclama la Constitución, pero si dejamos que los discursos y las lógicas que los socavan continúen ocupando espacios e imponiéndose en el imaginario colectivo, todas esas conquistas se perderán más rápido de lo que creemos.
Por eso hay que luchar, más que nunca, por una sanidad pública universal, gratuita y de calidad, porque quizá sea el primer bastión de defensa frente a quienes desean su privatización, es decir, el fin de la fraternidad colectiva que permite tratar igual a un barrendero que a un presidente. Defender lo público, crear comunidad y ser conscientes de la precariedad de las estructuras de solidaridad es lo único que nos permitirá seguir estando orgullosos de la grandeza de nuestro país.
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