El legado de Helga de Alvear
Análisis ·
La coleccionista alemana ha situado Cáceres en el mapa europeo del arte contemporáneo con su empeño por impulsar el museoA veces se necesita que pase un tiempo para empezar a valorar lo que tenemos. No es el caso del Museo Helga de Alvear de ... Cáceres, que desde su apertura definitiva en febrero de 2021 se ha colocado entre los centros de arte contemporáneo más relevantes de Europa. No es una opinión localista. Así lo han manifestado expertos de prestigio de varios países. El Helga de Alvear está en Cáceres y aquí destaca sobremanera, pero sería también un atractivo de primer nivel si estuviera ubicado en cualquier capital europea de renombre.
Esta semana el museo ha vuelto a ser noticia por el acto celebrado el jueves en el que el Gobierno de Portugal hizo entrega a Helga de Alvear de la Medalla al Mérito Cultural, una muestra más de que la influencia de la coleccionista alemana, que en este 2024 cumplirá 88 años, traspasa fronteras. Allí volvió a reiterar que cuando ella ya no esté todo su legado será para Cáceres, una colección compuesta por más de 3.000 obras reunidas a lo largo de muchas décadas, considerada de forma unánime como una de las más importantes del continente. El proceso para ceder todas las piezas a la fundación que lleva su nombre está siendo largo, y culminará previsiblemente una vez que concluyan las obras del almacén anexo al museo, diseñado al igual que el resto del conjunto por el arquitecto Emilio Tuñón.
Es cierto que Cáceres no fue la primera opción de Helga de Alvear. Ella misma ha dicho en numerosas ocasiones que ofreció su colección antes a otras ciudades como San Sebastián o Granada, pero ninguna le brindó la acogida ni las condiciones que encontró en la capital cacereña –con el impulso decisivo de Juan Carlos Rodríguez Ibarra–, entre ellas que se creara un edificio de nueva construcción y que el museo fuera un centro dinámico dedicado no solo a la mera conservación y exhibición de unas obras, sino sobre todo a promocionar el arte contemporáneo y la cultura en general entre un público diverso de todas las edades y capas sociales.
A Helga de Alvear, que vive en Madrid, le cuesta cada vez más desplazarse hasta Cáceres, sobre todo desde que en junio de 2022 murió su gran amigo y colaborador José María Viñuela, conservador del museo y uno de los grandes responsables de que acabara recalando en la ciudad. Sin embargo, lo sigue haciendo cada vez que siente que su presencia es importante para continuar dando impulso al centro de arte contemporáneo, aunque para ello tenga que valerse de una silla de ruedas, como ha ocurrido esta semana en la entrega del premio del Gobierno portugués.
Helga de Alvear está sinceramente agradecida a Cáceres y a Extremadura y quiere que su colección se conserve aquí para siempre. Le toca también a la ciudad saber aprovechar ese legado.
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