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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Los equipos de rescate,trabajan en uno de los incendios que arrasan Grecia. AFP/ Vídeo: Atlas

Grecia se enfrenta a daños naturales y económicos «incalculables» por los incendios

La Policía investiga 600 siniestros por si hubieran sido deliberados mientras el Gobierno trabaja para que el fuego no afecte al turismo cuando empieza a recuperarse de la covid

Miguel Pérez

Martes, 10 de agosto 2021, 22:04

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Grecia se enfrenta a daños naturales y económicos «incalculables». Es la primera apreciación que hace en las islas del Egeo la gente agotada. Agotada y angustiada. Cansada de esnifar humo, sacudirse la ceniza de los hombros y contemplar el brutal final de sus paisajes de infancia. De sus casas. De sus negocios. «Es imposible saber todavía el grado de destrucción». Así lo resumen las autoridades provinciales de Eubea o Ática, los ecologistas, vecinos y un sector turístico que este verano buscaba una salida al duro colapso del coronavirus y hoy asiste al recorte de sus esperanzas. Como si las ilusiones fueran troncos de árbol en un Mediterráneo pasto de las llamas. «Todavía es pronto, esto no ha acabado», argumentan los bomberos de Eubea, para quienes la lucha contra el fuego se resume en cuatro palabras: «Echamos agua sobre lava».

Sólo en esta isla, la segunda más grande después de Creta, las estimaciones locales apuntan a que el 90% de la infraestructura turística, los huertos y negocios de sus 200.000 vecinos ha quedado devastado. Las aldeas pintorescas, uno de sus mayores atractivos, sufren graves daños. Cientos de casas han sido devoradas por el fuego con todos sus muebles y fotos de familia dentro. Las catástrofes deshacen historias. Y la de aquí ha borrado los recuerdos y el pasado de miles de habitantes que han sido evacuados en barco junto con los turistas.

La destrucción lleva ocho días enseñando los dientes y mordiendo Grecia. Y, aun así, los incendios prosiguen. La mayoría han sido controlados, pero otros siguen adelante alimentados por una ola de calor con temperaturas de 45 grados que impide enfriar la tierra y reseca los valles. Este martes, uno de los puntos de máximo riesgo se situaba sobre un pueblo del Peloponeso, Arcadia. Los vecinos regaban sus casas con mangueras y cuando todo se volvió inútil desalojaron los pueblos. Su incendio comenzó hace ocho días en Olimpia. Los servicios de extincióndicen que se ha multiplicado en tantos frentes que lo consideran fuera de todo control.

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La mecánica de los incendios griegos tiene tres puntos fuertes que la convierten en una apisonadora: el errático proceder del viento, cambiante en cuestión de horas; una gran carga térmica en la superficie que refuerza el calor y genera turbulencias constantes; y la abundancia de vegetación y arbolado. Los pinos son auténticas antenas transmisoras del fuego y ese es uno de los factores por los que el Observatorio Nacional de Atenas afirma que la nación está ante su mayor catástrofe ecológica. Es rápida y letal. Unas 65.000 hectáreas de reservas forestales y parques han ardido y el recuento sigue lejos de acabar.

Mientras el bombero Vasilis Filora, muerto a los 38 años al caerle encima un poste eléctrico, era este martes enterrado en su pueblo natal, el Gobierno heleno seguía envuelto en la polémica y empezaba a percatarse de los esfuerzos económicos que deberá realizar para afrontar los daños. El escándalo sobre su presunta ineficacia en las labores de extinción de Eubea está ahí. Varios vecinos se disponen a demandarlo. Sostienen que no ha puesto los medios necesarios ni en su rescate ni para salvar sus propiedades. La oposición también culpa de «incompetencia» al gabinete del primer ministro, Kyriakos Mitsotakis. Su viceministro de Protección Civil, Nikos Jardaliás, ha puesto el cargo a disposición del jefe de Gobierno.

Los efectos en las visitas

Algunos críticos sostienen que esta es la razón de que se haya diseñado un veloz plan financiero que contempla inversiones de 1.500 millones de euros y otros 500 adicionales aprobados este martes mismo. De esta manera, el Ejecutivo afirma que se podrá empezar cuanto antes a procurar un techo a quienes lo han perdido y financiar obras de emergencia, entre ellas la reconstrucción de carreteras.

Sin embargo, al país le queda un largo trecho para terminar de hacer números. Los incendios siguen vivos y la temporada turística se encuentra en medio de su apogeo. Nadie sabe el efecto que los siniestros tendrán en el sector, cuya previsión pasa por recuperar este verano al menos el 50% de sus ingresos habituales anteriores a la pandemia. Los empresarios son conscientes de que las llamas han arrasado con parte de la infraestructura, vedado el paso a áreas tradicionalmente turísticas –sin ir más lejos, en Atenas, Olimpia y el Peloponeso– y además «provocan molestias por el humo y las cenizas», según se quejaban esta semana en la capital helena.

Grecia ha sido el país europeo pionero en la recuperación turística postcovid. Promovió antes que nadie el certificado sanitario, ordenó la vacunación de todos los trabajadores turísticos y creó las denominadas 'islas-free' de coronavirus, decenas de islotes donde todo el mundo ha sido inmunizado a modo de gancho para atraer visitas. Los desastres pueden abrir una grieta en el proyecto de reactivación de un negocio que emplea al 25% de la población y en 2019 generó 18.200 millones de euros.

Como en una tragedia griega, en esta subyace un punto de misterio. El hecho de que 586 incendios comenzaran de modo casi simultáneo en áreas muy distantes del país ha levantado sospechas en la Fiscalía y la Policía, que investigan la posible intervención de una organización criminal.

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