Alumnos y docentes del Seminario de Cáceres, en una de sus aulas. Jorge Rey

Las vocaciones no levantan cabeza: 29 seminaristas entre las tres diócesis de Extremadura

La región tiene ya un único seminario abierto como tal, en Cáceres, y entre este, Mérida-Badajoz y Plasencia suman 15 adultos y 14 menores estudiando para ser curas

Domingo, 10 de diciembre 2023, 07:39

13 seminaristas mayores, 12 menores y cuatro en otras modalidades. Son las cifras clave de las vocaciones en la iglesia extremeña, que en este ... capítulo no es ajena a la situación preocupante que se vive a escala nacional y que motivó que el Papa Francisco convocara a todos los obispos españoles a un encuentro en el Vaticano, donde se reunieron el pasado día 28.

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Pese a los intentos de las diócesis por reflotar las vocaciones, estas siguen estancadas, y el número de quienes estudian para ser sacerdotes es muy inferior al de hace unas décadas, cuando en las aulas de los seminarios había muchos más jóvenes que ahora y estas sedes tenían una presencial social que han ido perdiendo. Prueba de ello es que en la comunidad autónoma ya solo queda un seminario al que vayan los alumnos a recibir clases cada día. Es el de Cáceres, que en este curso tiene seis alumnos en el mayor y cinco en el menor. «A ellos hay que sumar dos hermanos Esclavos de María y de los pobres, que también estudian aquí, en nuestro Instituto Teológico», explica Roberto Rubio, rector del seminario de la diócesis de Coria-Cáceres.

Un grupo de seminaristas cacereños. Hoy

Él añade que hay también dos seminaristas en familia, una modalidad en la que el menor vive con sus tutores y los fines de semana participa de la formación y actividades que organiza el seminario.

Los once seminaristas cacereños son uno más que el curso pasado (había cinco en el mayor y los mismos en el menor), lo que en la situación que viven las vocaciones es una noticia para celebrar. En el curso 2020-21 había nueve, y diez en el 2019-2020. «En los últimos cinco años, nos hemos mantenido en cuanto al número de alumnos, aunque lógicamente hay que reconocer que son muy pocos», analiza el rector del Seminario cacereño.

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«Tenemos muy pocos seminaristas pero somos positivos, hay varios chicos ya adultos que se plantean entrar el próximo curso»

Roberto Rubio

Rector del Seminario de Cáceres

«No obstante –continúa Rubio–, somos positivos, porque este año ha aumentado la cifra y también tenemos brotes verdes para el próximo curso, es decir, varios chicos ya mayores de edad que se están planteando entrar en nuestro seminario y que en este momento están haciendo su discernimiento (la etapa en la que tomarán la decisión de si continúan o no su carrera hacia el sacerdocio)».

En el arzobispado de Mérida-Badajoz hay este curso cinco seminaristas en el mayor y cinco en el menor. De los cinco adultos, uno está haciendo el Propedéutico (una especie de curso introductorio a los estudios eclesiásticos), otro está en primer curso, otro en segundo y dos en quinto.

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Seminaristas de la diócesis de Coria-Cáceres, durante una excursión. Hoy

Los que no han alcanzado la mayoría de edad residen en el seminario menor y estudian en el colegio San Atón, mientras que mayores no están en Badajoz, ya que el arzobispado decidió hace dos años que ante el reducido número de seminaristas, era mejor que se formaran en Salamanca, junto a los de otras seis diócesis. Allí están también los de la diócesis de Plasencia, que tomó esta misma decisión en el año 2017.

Así, los seminaristas de Mérida-Badajoz y de Plasencia viven en el Teologado de Ávila en Salamanca y reciben sus clases en la Universidad Pontificia. Plasencia aporta en este capítulo tan solo dos estudiantes (uno en primero de la etapa discipular, en Primero de Filosofía) y otro en el Propedéutico. Además, tiene un estudiante de Bachillerato haciendo el Seminario en familia.

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«El fomento de las vocaciones –explica la diócesis placentina– pasa por concienciar de su importancia a los sacerdotes y seglares, y también por actividades como las convivencias con jóvenes, los encuentros de monaguillos o la campaña del seminario».

Un equipo específico

En este mismo capítulo, el arzobispado de Mérida-Badajoz tiene en marcha un plan específico. «Y existe una delegación episcopal para las vocaciones –explica la archidiócesis–, constituida por un equipo de sacerdotes y laicos dirigido por el formador del seminario Francisco Orán, que organiza actividades tanto en el seminario como en las parroquias».

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En Coria-Cáceres, las vocaciones son una de las grandes preocupaciones de su obispo, asegura el rector del seminario. «Don Jesús (Pulido) lleva un año y medio en nuestra diócesis, y su prioridad desde su llegada ha sido apoyar al seminario y trabajar por las vocaciones», asegura Roberto Rubio. «La primera apuesta firme que hizo dentro de su proyecto –desgrana– fue cambiar el equipo de formadores del seminario y ofrecer instrumentos tanto materiales como personales para motivar e intensificar el trabajo en pro de las vocaciones».

A este asunto se refirió hace un mes el obispo de Plasencia en una entrevista en HOY al cumplir un año en el cargo. «Es sin duda un tema que nos preocupa», asumía Ernesto Brotóns, que apostaba por una reestructuración diocesana y por conceder un carácter prioritario a la labor pastoral en este capítulo.

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«Hay toda una serie de factores sociológicos que condicionan el número de vocaciones sacerdotales», reflexionaba Brotóns, que apuntaba también que estas «surgen de comunidades vivas, de familias que viven y transmiten su fe a sus hijos, de un trabajo pastoral fiel y constante con adolescentes y jóvenes, y de una fe y una vida sacerdotal y religiosa testimoniada con dedicación, entrega y alegría».

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