Un día de verano con...
No hace grandes viajes, pero sí aprovecha para volver al pueblo y estar con los suyos
Evaristo Fernández de Vega
Miércoles, 13 de agosto 2025, 07:29
Manuel Fernández Rico nació en Campillo de Llerena (Badajoz, 1.333 habitantes) y su infancia la pasó entre el colegio y el ultramarino de su ... abuela Paca. Le gustaba la tienda, pero también se sentía a gusto en la iglesia, donde ayudaba como monaguillo, una experiencia que le animó a estudiar en el Seminario de San Atón de Badajoz. Ahora, es párroco en la barriada del Cerro Gordo de Badajoz.
–¿Le gusta el verano, prefiere otro momento del año o es su favorito?
–Sí, aunque a veces el calor aprieta demasiado. Pero tiene su encanto: los días son largos, hay más planes al aire libre, más momentos con la familia...
–¿A qué hora arranca el día? ¿Cambia su horario de levantarse en verano o solo durante las vacaciones?
–En vacaciones me levanto un poquito más tarde, pero no mucho, porque me encanta aprovechar el fresquito de la mañana para dar un paseo y rezar disfrutando de la naturaleza. El resto del verano intento mantener más o menos el mismo ritmo y rutina que el resto del año, porque me ayuda mucho a organizarme. No suelo dormir algo más.
–¿Suele hacer más deporte, menos o igual que el resto del año?
–Depende del calor, claro, pero intento moverme un poco más. Aprovecho las mañanas para pasear, montar en bici, darme un baño en la piscina...
–¿Aumenta sus lecturas?
–¡Sí! El verano es ideal para leer. Como hay más tiempo y se vive con algo más de calma, saco ratos para esos libros que tengo pendientes o que me han regalado. Pero lo que más disfruto es leer la prensa por la mañana, tranquilo, en el patio de casa con un cafelito.
«Me encanta el fresquito de la mañana para pasear y rezar disfrutando de la naturaleza»
–¿Diría que su participación en actividades culturales aumenta?
–Aumenta, sin duda. Me encanta ir a conciertos al aire libre de música clásica, jazz, soul… o visitar exposiciones. También me gusta simplemente pasear por pueblos y ciudades y descubrir su historia en sus plazas, monumentos y rincones. En verano adoro las actividades culturales por la noche. Las disfruto un montón.
–¿Es de las personas que va apuntando cosas para hacer en vacaciones?
–No, en verano no hago listas. Las dejo para el resto del año. En vacaciones, lo que venga y así se disfruta más.
–¿Cuál es su plato favorito en verano?
–Una buena ensalada fresquita o una tortilla de patatas con cebolla. Y cualquier comida que haga mi madre: eso es insuperable. ¡Ah! Y que no falten la sandía y melón fresquito, por favor.
–¿Cambia su estilo de alimentación? ¿Se permite más caprichos?
–Intento cuidarme, pero es difícil resistirse. Me gusta disfrutar de la comida, compartir mesa con amigos y familia, y charlar… Esos momentos valen mucho, aunque a veces se caiga en algún exceso.
–¿Echa la siesta?
–Si el calor aprieta y tengo un rato, claro que sí. Aunque sea una cabezadita rápida, con el murmullo de la tele de fondo.
«Intento desconectar, pero es complicado: al final, acompañar, escuchar y cuidar es parte de mi vocación»
–¿Aguanta bien el calor?
Más o menos. Si hay ventilador, lo llevo mejor. Pero cuando hace mucho, mucho calor… ¡uff! Se hace cuesta arriba...
–¿Aprovecha para dedicar más tiempo a los amigos y la familia, o es de los que desaparece?
–Aprovecho todo lo que puedo para estar con mi familia y amigos en el pueblo. Aunque a veces me escapo unos días de viaje con algún amigo o estoy de campamento con grupo de jóvenes. Procuro priorizar el tiempo de verano con los míos.
–¿Diría que socializa más en verano o igual que el resto del año?
–Yo socializo todos los días del año, y en verano más. En verano los planes surgen solos: una terraza, la fiesta del pueblo, encuentros espontáneos, paseos… Todo invita a salir y compartir vida...
–¿Suele viajar?
–Tres o cuatro días. Pero últimamente, con mis padres mayores, prefiero dedicarles más tiempo, porque durante el año es más difícil. También ellos me lo dedican a mí, es una gozada.
–¿Cuál es su sitio favorito en verano? ¿Playa, terraza, campo, pueblo...?
–Mi pueblo: Campillo de Llerena. Mi casa, mi sofá, mi cama, el patio, los alrededores del pueblo, los caminos… Todo eso me suena a descanso, a desconexión, a vida tranquila, a hogar.
–¿En vacaciones desconecta del todo?
–Intento desconectar al máximo, pero a veces es complicado: mensajes, llamadas, correos… Al final, acompañar, escuchar y cuidar forma parte de mi vocación. Y lo hago con gusto.
–Un día de verano especial.
Una noche en el campo de mi cuñado y mi hermana, en mi pueblo: con la familia, amigos, guitarra, baile, risas, piscina, vinito, barbacoa, conversaciones y estrellas. Nada planeado, pero todo salió redondo. ¡Un lujazo!
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