Gente que interesa
Dramaturga y librera. Esta joven artista y emprendedora nos cuenta su historia de resistencia
Laura Rodríguez Parra (Plasencia, 1992) es Laura Heristone, graduada en Comunicación Audiovisual y en Arte Dramático y titulada por el Instituto del Cine de Madrid. ... Ha sido redactora de informativos de Canal Extremadura Televisión, ha trabajado tres años en la sección de papelería de un bazar y ha abierto en abril una librería en la calle Hernando de Soto de Cáceres. Como la librería está especializada en literatura queer (identidad de género que no se ajusta a las tradicionales categorías: heterosexual, hombre, mujer), Laura ha recibido alrededor de 500 mensajes de odio que ha impreso y colgado en su escaparate. Esta circunstancia la ha llevado a ser entrevistada por múltiples medios nacionales y regionales, ¿pero cuál es la verdadera historia de Laura Heristone?
–¿Por qué Heristone?
–Desde niña, he sentido que me robaban la identidad, tenía alguna etiqueta, no encajaba con la norma. Escogí este apelativo para tener una nueva identidad y, a partir de ahí, comenzar un proceso de resiliencia y renacimiento. Heristone vendría a significar las piedras del camino.
–¿Qué piedras?
–Mi padre nos abandonó a mi madre y a mí cuando yo tenía tres años. En 5º de Primaria, empecé a decir que me gustaba mi profesora de Plástica y me discriminaron las amigas del barrio, se reían de mí, me acosaban, los chicos tiraban piedras contra mi ventana. A los trece años, un coche atropelló a mi madre y la mató. Entonces pasé de ser bollera, lesbiana, camionera y tortillera a ser la huérfana. Buscando mi identidad, me plegué a la norma y empecé a salir con chicos.
–¿Se dejó arrastrar?
–Sí, hasta que conocí a un grupo de chicas de Plasencia lesbianas y bisexuales, me sentí bien con ellas, volví a expresar mi identidad y volvió el 'bullying' en el instituto hasta que me fui a estudiar Comunicación Audiovisual a Badajoz y muy bien: empatía, normalidad, no tener miedo y reafirmarme como persona al huir de Plasencia y de los chicos que me hacían 'bullying', que ya están casados y tienen sus hijos, pero cuyos nombres y caras no puedo olvidar. Tras Badajoz, a Madrid, a estudiar Interpretación en el Instituto del Cine. Madrid te permite vivir con naturalidad la cultura queer y LGTBIQ+
–¿El regreso a Extremadura?
–Vuelvo al origen, pero ya sin esconderme de nada. Era 2019 y estudié Dirección en la Escuela Superior de Arte Dramático. Me animé a escribir y estrenar mi primera obra, 'No es la guerra de Lucía', con una beca de creación de La Nave del Duende. Ahí conté el proceso identitario que viví. En la ESAD encontré mi camino. Hice el TFG sobre dramaturgas invisibilizadas, y descubrí a Victorina Durán, una autora teatral de la Generación del 27 que era lesbiana y fue apartada. Me han concedido los derechos de su obra 'Al margen' y otra beca de La Nave del Duende, donde la estrenaré el 14 de marzo de 2026.
–¿La librería?
–Se llama 'Una loca de hartar'. Es un espacio multidisciplinar. Empecé con 12 referencias de literatura LGTBIQ+ y ya tengo 170 porque viene mucha gente. Es papelería, copistería y tenemos club de lectura sáfico, conferencias sobre personajes LGTBI en el cine, sobre filosofía contra el machismo…
–¿Supera la presión y el odio?
–Ahora me siento arropada, pero queda mucho por hacer. Intentamos luchar por nuestros derechos con dignidad, que nuestra realidad se viva de manera natural. He transitado por el miedo, la rabia y la frustración, pero he llegado a la conclusión de que no da todo igual, que tengo que denunciar los ataques agresivos contra la diferencia. He seleccionado los mensajes de odio y los he colocado en paneles en el escaparate. Esto debe tener consecuencias.
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