El SES implanta el cribado de cáncer de cérvix en las mayores de 25 años

El programa de cribado comenzó el pasado 1 de mayo y para informar de ello el SES está mandando cartas a las mujeres de 25 a 34 años, que serán las primeras en beneficiarse de este nuevo plan. De hecho, en 2023 el SES prevé que participen 22.705.

En esas cartas se les detalla que deben acudir a la matrona de su centro de salud o al Centro de Orientación y Planificación Familiar (COPF) para pedir cita.

En cambio, las que tienen entre 35 y 65 años seguirán con «cribado oportunista», es decir, a petición de la paciente o de forma esporádica. Progresivamente se les irá incluyendo en el programa poblacional.

La prueba consiste en recoger una muestra de las células que recubren el cérvix o cuello uterino con una espátula o cepillo, para posteriormente ser analizada en el servicio de Anatomía Patológica de Hospital Universitario de Badajoz.

La mayoría de las mujeres tendrán un resultado normal, pero a aquellas con resultado positivo se las derivará a su profesional sanitario responsable para que les informe, así como para la derivación al servicio de Ginecología correspondiente.

Para quienes tienen entre 25 y 34 años se hace a través de citología cada tres años y para las que tengan de 35 y 65 se les someterá a una prueba para detectar el virus del papiloma humano de alto riesgo. En este caso, si el resultado es negativo, se repetirá a los cinco años, y si es positivo, se hará una citología.

Desde el SES destacan la importancia de participar en el cribado, pues «el cáncer de cérvix es un tumor de crecimiento lento, que suele tardar más de diez años en desarrollarse, por lo que se dispone de un plazo prolongado para su detección, tratamiento y curación y, además, al principio no suele producir síntomas».

Según los últimos datos (año 2018) del informe del sistema de información de cáncer de base poblacional, la incidencia de cáncer de cérvix fue de 36 casos.

El responsable de la mayoría de los casos de este tipo de cáncer es el virus del papiloma humano (VPH), considerada actualmente la infección de transmisión sexual más frecuente.

Cualquier persona sexualmente activa puede contraerla, ya que se transmite durante las relaciones sexuales no protegidas, incluso por sexo oral, con una persona que tiene la infección.

El VPH no suele presentar síntomas y se estima que en más de un 80% la infección es transitoria y el virus se elimina espontáneamente, sin dejar ningún tipo de síntoma ni secuela.

En cambio, en un 10% o 15% la infección se mantiene en el tiempo y llega a producir cambios en las células del cuello uterino que, a su vez, pueden desencadenar problemas de salud como verrugas genitales, lesiones premalignas, cáncer de cuello uterino, cáncer anogenital e incluso cáncer orofaríngeo.

Para ello, la mejor estrategia para prevenirlo pasa por la vacunación frente al VPH, que ya está incluida en el calendario vacunal de Extremadura tanto para niños como niñas de 12 años.

A ello se suma la participación en el cribado de cáncer de cérvix, así como usar preservativo en las relaciones sexuales.

En Extremadura querían poner en marcha este cribado poblacional antes, pero por la pandemia el SES tuvo que paralizar todo el proceso. Fue en 2019 cuando el Ministerio de Sanidad pidió a las comunidades incluir este cribado de forma poblacional e incorporar la prueba de detección del VPH. Les dio un plazo de cinco años para iniciar el cambio que ha hecho ahora Extremadura y otros cinco para llegar al 100% de la población.