Cinco procesiones convierten la tarde en madrugada en Mérida

El Jueves Santo se vive en Mérida con muchas horas de calle y paso continuo por la concatedral.

La primera procesión se pone en pie a las cinco y la última tiene prevista su entrada a las tres de la madrugada. Diez horas de penitencias y columnas de nazarenos que se van solapando sobre la plaza de España.

Abren en la Paz. A las cinco están convocados en la parroquia de Francisco de Sales, un templo pegado a las consejerías del Tercer Milenio. El Prendimiento de Jesús y Nuestra Señora de la Paz tienen que estar sobre el Rabo de Buey y el acueducto de San Lázaro a las seis. Bajaran por el jardín y cruzarán el acueducto para meterse en Juan Carlos I.

La previsión marca a las siete y cuarto en el Hornito, a las ocho y veinte en la concatedral y a las diez menos cuarto en la Puerta de la Villa. Enfilaran luego la Rambla para llegar a la Paz a las once y media. Seis horas y media por delante tienen los ochenta costaleros que se reparten entre los dos pasos. El Prendimiento es del escultor local Juan de Ávalos.

Coincidirán en gran parte del trayecto con la otra procesión periférica: la Vera Cruz. La hermandad franciscana de la Antigua se pondrá delante de la parroquia del Perpetuo Socorro a las seis con sus dos pasos: Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de Nazaret.

Enfilan Juan Carlos I y la Avenida de Extremadura. Los tres puntos estratégicos destacados por el programa oficial señalan a las ocho menos veinte el Hornito, una hora después en la concatedral y a las diez y diez en la Puerta de la Villa. Los fieles que hagan el recorrido completo podrán ver el encuentro entre las dos imágenes a medianoche delante de la parroquia del Perpetuo Socorro. Seis horas justas han calculado que estarán en la calle.

Las dos hermandades de la Basílica tienen hoy procesión. La primera en partir será la de los Ferroviarios. A las seis y cuarto con sus dos tronos: Descendimiento de Nuestro Señor y Nuestra Señora de la Esperanza.

El paso del Descendimiento es uno de los más venerados en la calle y de los más respetados entre los portadores por el esfuerzo que hacen sus costaleros. Van bajo un enorme barco y representan también una de las narraciones bíblicas más emotivas para los fieles. Según los evangelios, tras la crucifixión fue José de Arimatea quien pidió el cuerpo de Jesús a Pilatos para bajarlo de la cruz con la ayuda de Nicodemo y ante la presencia de su madre y María Magdalena.

Los ferroviarios prevén llegar a la concatedral a las ocho menos cuarto y volver a la calle de la estación a las diez y media para entrar a la Basílica por la parte trasera, en el solar habilitado de la calle Cardero.

Los castillos vuelven hoy a la calle. A las ocho menos cuarto esperan posar en Cardero al Santísimo Cristo de los Remedios y a Nuestra Señora del Mayor Dolor. Subirán hasta la avenida de Extremadura y esperan llegar a las nueve en el Arco de Trajano, uno de los enclaves con más público este jueves. Media hora después les esperan en la Concatedral y a las diez y media en la Puerta de la Villa, desde allí volverán de nuevo a la Basílica desviándose en la rotonda para bajar por Cardera. Esperan acabar la penitencia unos minutos antes de las doce de la noche.

Y termina la agenda del día en la madrugada del viernes con el Calvario. A la una sale el Santísimo Cristo del Calvario crucificado. En silencio y con el canto de la capilla gregoriana. Pasará por el Callejón de la Amargura para entrar en la Concatedral por San Salvador. Subirá luego por el Arco de Trajano y espera estar de vuelta a las tres. Muchos fieles se agolpan a esa hora porque se hace luego uno de los ritos más emocionantes de la Semana Santa. En el Castellum Aquae se desclava el cristo de la cruz y se coloca en la urna para la procesión de mañana del Santo Entierro.