De refinería a explotar fincas

Alfonso Gallardo mantiene un símbolo. Refinería Balboa resurge de sus cenizas, pero lo hace con otro nombre y otros objetivos. La compañía, que estaba en liquidación, ha sido reactivada tras una importante reducción de capital para enjugar pérdidas. La empresa nació en el año 2004 con un capital de 60.200 euros. Tenía como objeto social refinar y comercializar toda clase de productos petrolíferos y sus derivados, así como la realización de servicios logísticos de almacenamiento, transporte y distribución de hidrocarburos y productos químicos. Con una inversión prevista de cerca de 2.000 millones de euros y una facturación anual de más de 5.000 millones, el proyecto consistía en levantar una refinería en la sierra de San Jorge, entre Los Santos de Maimona y Villafranca de los Barros.

El proyecto generó polémica entre quienes apoyaban la creación de empleo y una inversión millonaria y quienes lo consideraban un atentado al medio ambiente y una amenaza a los negocios tradicionales de la zona, como el viñedo.

Tras años de trámites y tensiones, y en plena crisis económica, en marzo de 2012 el Gobierno formuló declaración de impacto ambiental negativa. La Junta de Extremadura presentó alegaciones, pero fueron desestimadas.

En 2016 el Ministerio de Industria rechazó la autorización, lo que supuso el rechazo definitivo al proyecto. Desde entonces, se trabaja para deshacer más de diez años de actividad. Ese mismo ejercicio la empresa entró en liquidación a petición de Juan Sillero, socio minoritario y exconsejero delegado del Grupo Gallardo. El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Badajoz decretó la disolución de la firma y nombró a un liquidador judicial.

Sin embargo, ahora se ha reactivado, aunque con un perfil totalmente distinto. El pasado 19 de septiembre la junta universal de socios acordó la reducción del capital social, que llegó a ser de 50 millones de euros y que tras una rebaja anterior había quedado en 41,5 millones.

Ahora se produce una nueva reducción de 36.976.500 euros para «restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio neto, destinándose de forma integra a la compensación de pérdidas, no procediendo al abono de cantidad alguna a los accionistas de la sociedad, ni existiendo derecho de oposición de los acreedores», según recoge el anuncio publicado en el Boletín Oficial del Registro Mercantil y firmado por Alfonso Gallardo como administrador único. Para ello, se ha rebajado el valor nominal de las acciones a 10,90 euros cada una.

Con esta operación, el patrimonio contable ya no es inferior al capital social, con lo que ya no existe causa de disolución de la empresa. Eso permite el cese de los liquidadores y la reactivación de la compañía, aunque con otro rumbo.

Este acuerdo es firme desde esta semana, después de que el Boletín Oficial del Registro Mercantil haya publicado el anuncio correspondiente. En esa edición se indica que Refinería Balboa pasa a llamarse San Jorge-Balboa, tomando el nombre de la zona donde se encuentra la finca destinada al proyecto original. El socio único es Grupo Gallardo Balboa Inmobiliaria y el administrador único es el propio Alfonso Gallardo. El capital social queda en 4.523.600 euros y el objeto de actividad será la compraventa de toda clase de fincas rústicas y urbanas y su explotación en forma de arriendo o cualesquiera otras admitidas en derecho.

De forma paralela, en los últimos años se ha venido trabajando para que Refinería Balboa devuelva a la Administración regional los 10 millones de euros que la empresa pública Sofiex, hoy Avante, puso como apoyo a la inversión.

Con ese fin, en el año 2014 se firmó un acuerdo de reconocimiento de deudas y carta de pago por las 100.000 acciones que Sofiex tenía en la compañía y que un año antes había vendido al Grupo Alfonso Gallardo por 10 millones de euros que estaban pendientes de abonar.

Según la documentación facilitada por el Gobierno regional en la pasada legislatura, las partes acordaron que el reembolso de la deuda se realizaría en el plazo de diez años, con dos años de carencia de principal e intereses (no se pagaría nada en 2015 y 2016), mediante una cuota anual equivalente al 5% de la deuda aplazada, 500.000 euros.

De esa forma, el primer pago estaba fijado para el 31 de julio de 2017, tras lo que seguirían otros seis años de aportaciones con la misma cantidad, lo que hace un total de 3,5 millones. En el último, en julio de 2024, habría que abonar el 65% restante, 6,5 millones de euros. En ese acuerdo Siderúrgica Balboa se constituyó en avalista.