El PP ultima un acuerdo de gobierno con Vox en la región ante la presión de Núñez Feijóo
María Guardiola se resiste hasta el último momento a incluir al partido de Abascal en su gobierno
Ana B. Hernández
Viernes, 30 de junio 2023, 07:30
La dirección nacional del PP no quiere perder el Gobierno de Extremadura. Esta es su prioridad y así se lo ha hecho saber a María ... Guardiola, a la que ha pedido que muestre respeto con Vox y sus votantes y alcance un acuerdo con esta formación, porque la repetición electoral es un escenario que Génova quiere evitar. La presidenta de los populares extremeños ha bajado el tono con los de Abascal y, según aseguran fuentes del PP consultadas por HOY, han retomado las negociaciones en las últimas horas y se trabaja para cerrar el acuerdo lo antes posible.
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Guardiola también ha eliminado de su vocabulario el volver a elecciones. Pero no ha dicho públicamente hasta la fecha que acepte un gobierno de coalición.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha asegurado este jueves que los ciudadanos han votado en Extremadura por un «Gobierno de cambio» tras ocho años de un Ejecutivo autonómico liderado por el socialista Guillermo Fernández Vara. «Y ese Gobierno de cambio es bueno que se haga rápido por una razón, porque si no podemos volver a elecciones. Eso creo que es malo para Extremadura», ha respondido Feijóo a preguntas de los periodistas en Bruselas, donde ha participado en la cumbre del Partido Popular Europeo, informa Europa Press.
El PP quiere también desactivar la investidura de Vara, que tendrá lugar los días 5 y 6 de julio, coincidiendo con el arranque de la campaña electoral. En realidad, nada que la dirección nacional no haya transmitido ya a la presidenta de los populares extremeños. Es el motivo por el que María Guardiola ha suavizado mucho el tono con los de Santiago Abascal, ha pedido que se retrasara esta investidura y ha decidido volver a negociar un acuerdo de gobierno que posibilite el cambio que permiten las urnas. Cabe recordar que los resultados del 28-M han dado 28 diputados al PP y cinco a Vox y con su suma el centroderecha lograría la mayoría precisa para gobernar la región. Una suma que no sale a PSOE y Unidas por Extremadura, que alcanzarían 32 escaños.
La prioridad de Génova es que el PSOE no siga al frente de la Junta y Guardiola, dicen sus compañeros de partido, debe acatar y ejecutar la orden dada desde Madrid, que es desde donde ahora ya sí se marca la hoja de ruta de la negociación.
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En el PP extremeño, como ha reconocido en cierta medida la presidenta popular, se cree que el protagonismo adquirido por ella y su rechazo tajante a Vox tras perder el control de la Mesa de la Asamblea el pasado día 20, lo que para Feijóo fue una «reacción equivocada», estaba perjudicando a los líderes territoriales que habían alcanzado un acuerdo con esta formación y a los que siguen negociándolo. Y este dispar comportamiento por parte del PP con respecto a los pactos con la formación de Santiago Abascal estaba a su vez dañando al líder nacional de los populares en la precampaña por el Gobierno de España.
Resultado incierto
El mensaje dado por eso a María Guardiola es que evite el protagonismo adquirido y también el ruido en la región para que el conflicto por la gobernabilidad de Extremadura deje de ser foco mediático de primer nivel. Por el momento, la presidenta no solo ha suavizado el tono con Vox y ha anunciado la vuelta al diálogo para lograr un acuerdo de gobierno, sino que no ha vuelto a hablar de la repetición electoral.
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Fuentes populares señalan que el motivo es la orden que ha recibido de Madrid y que comparten buena parte de los dirigentes, militantes y votantes del PP. Entienden que María Guardiola hablara de ir a unas elecciones tras lo ocurrido en la constitución del Parlamento extremeño, «ante la rabia por haber perdido el control de la Asamblea y como medida de presión a Vox», pero creen que el camino a seguir es el marcado por Madrid y en el que parece que ha entrado la candidata del PP a la Junta, que ahora vuelve a hablar de negociación y acuerdo y no de ir a unas nuevas elecciones.
El presidente en funciones de la Junta y candidato socialista, Guillermo Fernández Vara, le recriminó esta idea entonces, le reprochó «la frivolidad» de hablar de una repetición electoral que, en realidad, no quieren ni PP ni Vox. Desde ambas formaciones consideran que el resultado de una vuelta a las urnas es incierto. «Para entonces puede que ya no exista el 'efecto Sánchez' y que, por tanto, perdamos el voto logrado por el PP extremeño en castigo al presidente del Gobierno», opinan fuentes del partido consultadas por este periódico.
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Así que el escenario de la repetición electoral parece que se aleja cada día un poco más y que cobra protagonismo la vuelta a unas conversaciones que, a priori, se vislumbran complejas si PP y Vox no ceden en los requisitos que han venido manteniendo hasta la fecha en Extremadura: el gobierno en solitario que quiere Guardiola y el de coalición por el que apuesta Vox. Y nada hace indicar que por el momento esta notable diferencia haya sido solventada.
La presidenta regional del PP, en atención a la petición de Génova, quiere rebajar la crispación que envuelve la gobernabilidad de Extremadura para mejorar el clima en el que retomar la negociación con Vox. Por eso desconvocó el comité regional que estaba previsto que se celebrara en Mérida el pasado 27 y que había abierto a los militantes para explicar su posicionamiento con respecto a la ultraderecha. Una reunión que se le podría haber vuelto en contra, porque el PP extremeño comparte prioridad con el nacional, que es echar al PSOE, y podría haber generado por eso más revuelo y más convulsión.
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Pero ni la desconvocatoria ni su retirada esta semana del foco mediático significan que María Guardiola haya claudicado ante su objetivo de gobernar Extremadura en solitario. Su última comparecencia pública fue el pasado martes en la Asamblea, tras el encuentro con la socialista Blanca Martín.
Entonces, la presidenta del PP contó que le había pedido que retrasara la investidura de Fernández Vara para tener más tiempo para negociar un acuerdo con Vox, pero no aclaró si ya aceptaba que entraran en el gobierno. Como respuesta se remitió a la carta que había enviado a los militantes de su partido y adjuntado a la desconvocatoria del comité regional. Y en esa misiva no habla de ningún gobierno de coalición.
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Guardiola expresa su convencimiento de que «pronto iniciaremos la marcha como gobierno para cambiar nuestra tierra» y que para eso necesita «el acuerdo programático con la formación Vox de Extremadura». E insiste en que «el valor de la palabra dada nunca caduca y tengo un compromiso con los extremeños y con el cambio». Por lo tanto, si bien en la forma, no parece que haya cambiado en el fondo.
Tampoco parece ni mucho menos que Vox haya rebajado sus peticiones y acepte un gobierno en solitario del PP en la región. Santiago Abascal ha desvinculado este jueves el acuerdo alcanzado con el PP en Baleares, en virtud del cual su partido se abstendrá para investir a la popular Marga Prohens, de los pactos que ambas formaciones puedan alcanzar en Extremadura, Aragón o Murcia, en las tres comunidades en las que aún no hay acuerdo. «Lo de Baleares no va a servir en otros lugares», ha dejado claro.
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Asunto personal
Y hay más en lo que respecta al caso extremeño. El líder de Vox ha resaltado que Prohens ha mantenido «un comportamiento respetuoso» con el electorado de la formación que preside, no así como la líder del PP extremeño, María Guardiola. «No les ha insultado como en Extremadura», ha dicho.
Fuentes del PP creen que para alcanzar el acuerdo en la región y hacer posible el «Gobierno del cambio» habrá que pactar un Ejecutivo de coalición, «aunque sea cediendo una consejería solo e incluyendo el término violencia de género para salvar los muebles». No solo porque aquí, como ha ocurrido en la Comunidad Valenciana y frente a Baleares, Murcia y Aragón, no basta la abstención de Vox, sino porque la relación de Abascal con Guardiola está lejos de la cordialidad. El enfrentamiento entre ambos, de hecho, arrancó en la precampaña cuando Abascal, a cuenta de las «líneas rojas» de Guardiola para negociar con Vox, dijo que eran «pura ideología socialista en vena». La candidata popular habló entonces de la violencia machista, la inmigración y el colectivo LGTBI, de las cuestiones en las que después ha justificado su rechazo a un gobierno de coalición.
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«El acuerdo en Extremadura parece que solo será posible si Vox entra en el Ejecutivo. Porque Guardiola necesita el sí y porque para Abascal casi es un asunto personal».
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