El pimentón y el acento
Hablar con acento local universaliza las series, las películas y el teatro
El producto extremeño que más nos identifica es el pimentón de La Vera. Es el que aparece en más puestos de los mercados de Valencia, Madrid o La Boquería de Barcelona. Su serigrafía tradicional es imagen de marca y sus nombres tradicionales, alejados de las vanguardias rompedoras y las modas, parecen depositarios de las esencias inmutables extremeñas: 'Clavel de La Vera', 'Orquídea de Yuste', 'El Caballo de Oros', 'El Rey de La Vera', 'El Pensamiento', 'El Colorín'.
Uno de esos pimentones identitarios es 'La Dalia', que ya consiguió diplomas y medallas en las exposiciones universales de Barcelona (1916) y Sevilla (1929). Fue el primer pimentón que se anunció en Radio Madrid. «Pi, pi, pi. Pimentón La Dalia», decía el spot. En la película 'Volver' de Pedro Almodóvar, Penélope Cruz cocinaba con este pimentón, que también aparecía en un colmado de ultramarinos en la adaptación cinematográfica de la novela de Cela 'La Colmena' por Mario Camus.
Desde hace tres semanas, no me pierdo una serie que ponen los miércoles en la primera cadena de Televisión Española. Se llama 'Néboa' y es una producción gallega de Voz Televisión. Se desarrolla en una isla inexistente, pero cuyo pueblo es la preciosa localidad marinera de O Barqueiro, en las Rías Altas. Aparece un hotel, donde se alojan Emma Suárez, teniente de la Guardia Civil en la ficción, y su hija en la serie, la actriz Alba Galocha. Los exteriores de ese hotel son los del faro de Estaca de Bares, que funciona desde 1850 en el punto situado más al norte de la península ibérica, y los interiores pertenecen al hotel Semáforo de Bares, un maravilloso alojamiento fruto de la remodelación de una antigua estación de control del tráfico marítimo.
En el interior de ese hotel, aparece un estante lleno de cajas de pimentón 'La Dalia', que da el punto final al pulpo a feira, a la merluza a la gallega o a las patatas del lacón con grelos.
Con 'Néboa' y con 'Fariña', se ha producido un fenómeno muy interesante: gracias a esas series, el acento gallego se ha convertido en un deje, tonillo o manera de hablar respetado. Hace nada, cuando Beatriz Carvajal en el 'Un, dos, tres...' o cualquier otro actor o humorista imitaban el acento gallego, lo hacían para provocar una risa que encerraba cierto menosprecio. En las series 'Fariña', 'Néboa' o, aunque menos, 'Vivir sin permiso', el acento gallego y también algunas expresiones en esa lengua provocan no risa, sino intriga, identidad, referencia... El matiz expresivo llena de riqueza esas series y las empapa de una autenticidad que se complementa con los maravillosos paisajes de los acantilados de Loiba en Ortigueira, la Furna Furada de Rebordelos (Carballo), o la fraga de Cecebre, popularizada en la película 'El bosque animado' de José Luis Cuerda, exteriores todos ellos de 'Néboa'.
Viendo las latas de pimentón de la Vera en un hotel de Estaca de Bares y escuchando a los clientes del bar del establecimiento «falar en galego», recordé una conversación reciente en un bar de Cáceres, la cafetería 'Valor', con nuestra directora de cine Ainhoa Rodríguez. Naturalmente, hablábamos con nuestro acento extremeño, pero quizás fuera porque no estábamos en el rodaje de una serie ni de una película.
En esa conversación, Ainhoa, que está montando su primer largometraje, me comentaba que ella es partidaria de que si una película se rueda en Extremadura y en un entorno identificado como extremeño, los actores hablen como hablamos aquí porque el color local singulariza la película o la serie, le da identidad y atractivo y la universaliza más que si el acento es neutro.
La semana pasada, disfruté mucho viendo una obra de teatro en La Nave del Duende de Casar de Cáceres. Se llama 'Crímenes horrendos', su autor es Rafael Mendizábal, la dirige Rodolfo Añez y varios actores se expresan con acento extremeño, nada de neutralidades lingüísticas. Me emocionó tanto como ver una lata de pimentón en 'Néboa'.